En los mensajes del Creador a los israelitas usualmente hay una conversación que comienza con la revelación del Nombre de Dios, la mayoría de las veces dicha revelación es hecha a través de Moshé hacia nosotros. Sin embargo, la porción Bejukotái comienza sin esas palabras. Es una de las pocas porciones en donde hay un mensaje, una enseñanza, del Creador sin la mención del Nombre de Dios, esto nos da una idea de que hay algo único en la Luz que se revela esta semana.
Bejukotái habla de cosas que están por encima del
entendimiento y la capacidad humana; lo que debemos aprender esta semana es que
gran parte de lo que necesitamos hacer y corregir son cosas que en realidad no
podemos controlar. Así pues, la pregunta es, si realmente entendemos que la
ayuda, las bendiciones y las correcciones que necesitamos suelen estar más allá
de lo que podemos controlar, entonces, ¿qué hacemos? ¿Cómo podemos corregir lo
que no podemos controlar?
"Para lograr nuestra corrección y también crear un gran
impacto en el mundo, tenemos que esforzarnos por hacer el trabajo espiritual”.
Por ejemplo, hay momentos en los que tenemos la intención de
hacer algo positivo, pero no siempre resulta, en especial cuando va dirigido a
alguien más. En retrospectiva, pensamos que quizá debimos haber tratado de
manera distinta a esa persona, luego el tiempo pasa y queremos encontrar una
manera de corregirlo, pero ya muchas cosas han ocurrido desde entonces. ¿Cómo
corregimos cosas como estas que se han manifestado más allá de nuestro control?
Por ejemplo, un individuo no controla todas las variables necesarias para que
un negocio tenga éxito. Hay muchas cosas que sabemos y muchas otras que
desconocemos que están más allá de nuestro control, por eso, ¿cómo las
controlamos o influimos en ellas?
La manera de iniciar esta conciencia es, primero, entender
verdaderamente que lo que necesitamos alcanzar, crear, atraer o corregir
espiritual y físicamente está lejos de nuestro alcance. Lógicamente, sabemos
que controlamos el pequeñito círculo de influencia, pero obviamente lo que
necesitamos hacer en este mundo va más allá de eso. ¿Cómo llegamos allí?
"Cuando hacemos el trabajo máximo, la Luz del Creador se
asegura de que la influencia se extienda en el mundo entero”.
Si una persona realiza una acción interna negativa que no
tiene una influencia negativa en nadie más, entonces, al entender el proceso
espiritual de la corrección, sabemos que cualquier daño que haya hecho puede
ser corregido. Sin embargo, una vez que entramos en la categoría de las cosas
que hemos hecho a alguien o las maneras negativas en las que hemos influido en
alguien, pueden surgir todo tipo de miedos, debido a que no sabemos cómo vamos
a corregir eso. ¿Cómo cambiar algo que le hicimos a alguien más? ¿Qué otros
efectos negativos pudo haber causado? Hay muchas cosas que tenemos que corregir
y muchas cosas en las que debemos influir que están fuera de nuestro control.
Entonces, ¿cómo lo hacemos?
Aquí está la respuesta. Tenemos que comenzar teniendo claro
que para lograr todo lo que nuestra alma vino a hacer en este mundo, tanto a
nivel físico como espiritual, tenemos que ser capaces de llegar al estado en el
que nuestra influencia vaya más allá de lo que es natural y normal. Tenemos que
ser capaces de llegar al estado en el que podamos influir más allá de lo
natural para un individuo.
Hay un concepto que dice que el Creador terminará el trabajo.
Si un individuo hace todo lo que puede y necesita para corregir y cambiar,
entonces eso influye en el mundo. Hay una hermosa sección en la que el Arí
pregunta por qué se habla sobre la creación del hombre con: “Hagamos al
hombre”, si obviamente la Luz del Creador es singular; ¿por qué se usa el
plural? El Arí dice que antes de la creación de cada persona, el Creador tomó
un fragmento de todo, de cada uno de los mundos superiores, de cada parte de
este mundo físico, para usarla en la creación de un ser humano. Por eso se
llama olam katán, un mundo pequeño, porque estamos hechos de un
aspecto de todo lo que hay en el mundo.
Por lo tanto, el Arí explica que cuando dice: “Hagamos al
hombre”, significa que el Creador tomó una parte de todo, tanto de lo más alto
como de lo más bajo, lo más espiritual y lo más físico, y con eso nos creó a
cada uno de nosotros; a su vez, eso significa que tenemos una conexión
inherente con todo y todas las personas que existen en este mundo. Así pues,
eso quiere decir que, en un determinado nivel, podemos expandir nuestra
influencia a literalmente todo.
"El Conteo del Ómer consiste en la transformación
personal para ganarnos la Luz del Creador”.
Para lograrlo, no solo es necesario hacer el trabajo
espiritual, sino también esforzarnos en hacerlo. Por ejemplo, una persona tiene
una cita médica o un futuro procedimiento médico menor. Con el conocimiento que
hemos obtenido a partir de esta enseñanza, ahora entendemos que dentro de esta
persona hay un fragmento del doctor, del escalpelo o de cualquier otra
herramienta que use el doctor para el procedimiento. ¿Cómo despierta esta
persona la Luz en el doctor o en la herramienta? Esta mañana, al despertarse,
tuvo la opción de elegir entre hacer o no su conexión matutina. Y luego, si
decidía hacerla, debía decidir si invertiría todo su esfuerzo en ella o no.
Digamos que tuvo dos minutos para leer el Zóhar, pero invirtió el 50 % de su
esfuerzo; por lo tanto, solo 50 % de la influencia se expandirá fuera de la
persona, eso quizá abarque al doctor, pero no a la herramienta.
Tenemos el potencial de influir en todo lo que es externo a
nosotros, pero la única manera de hacerlo es maximizando nuestro impulso
interno porque, de nuevo, cada individuo tiene un fragmento de todo el mundo en
su interior. Así pues, todo individuo tiene el potencial de influir en cada
parte del mundo. Sin embargo, la manera de hacerlo es maximizando ese pequeño
mundo, la conexión espiritual de ese pequeño mundo, hasta que el individuo se
esfuerce para conectarse.
Cuando una persona se impulsa hasta ese límite y hace el
máximo esfuerzo por corregir su propio mundo interno, entonces la influencia va
al resto del mundo para todo lo que necesita. Por eso se dice que el verdadero
trabajo del Conteo del Ómer consiste en la transformación personal para
ganarnos la Luz del Creador. En realidad, el trabajo más difícil es hasta el
día 33 del Ómer, Lag BaÓmer, porque después de este, el Creador hace el resto
del trabajo por nosotros. Los días restantes tienen el valor numérico de la
palabra “bueno”, porque en esos días ocurre lo bueno. Si has hecho todo el
trabajo hasta Lag BaÓmer, si has hecho todo el trabajo posible por tu mundo
interno, entonces puedes estar seguro de que todo lo que necesites en el mundo
exterior ocurrirá para ti.
"Debemos influir en el mundo y por eso es que
desesperadamente debemos motivar de forma constante la maximización de nuestro
trabajo interno. Y podemos influir en el mundo porque estamos
hechos de todo lo que hay en él. No obstante, solo podemos influir en el mundo
mientras influyamos y maximicemos el trabajo de nuestro mundo interno. De eso
se trata este Shabat.
El Creador no es mencionado al inicio de la porción porque no
se trata de Él; se trata de la manera en la que nosotros influimos en todo lo
que está fuera de nosotros. Primero, entendemos que solo podemos lograr lo que
necesitamos en este mundo al influir en muchos factores que ni siquiera
comenzamos a entender. Se supone que tengamos esa influencia porque estamos
hechos de todas las cosas que existen en el mundo. Pero la única manera de
realmente activarlo es maximizando el trabajo dentro de nuestro mundo. Por eso
debemos esforzarnos para no caer o realizar acciones negativas, debido a que
eso disminuye nuestro mundo interno. Y cuando eso ocurre, se disminuye
también nuestra influencia en el mundo. En eso consiste esta porción
que, no por casualidad, es la número 33. El día 33 del Ómer y la porción número
33 representan todo el trabajo máximo. Cuando hacemos el trabajo máximo, la Luz
del Creador se asegura de que la influencia se extienda en el mundo entero.
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