por Parvathi Kumar
El que ve lo Divino en el trasfondo no está afectado por las identidades externas de la persona u objeto. De hecho, aquel que se enfoca completamente en ver el trasfondo, casi no puede reconocer lo que está en el primer plano. Como resultado, esa persona casi no puede relacionarse con el mundo. Por eso se crea una ilusión en la que las personas normales puedan relacionarse con el mundo y la diversidad en el. Sin embargo, para relacionarse bien, se nos aconseja relacionarnos primero con lo Divino en el trasfondo. Solo
entonces puede uno experimentar mejor el esplendor de la creación sin quedarse apegado a ella. Par poder ver lo Divino en todo el entorno, uno ha de permanecer en equilibrio. El que tiene Rajas (dinamismo) dominante o Tamas (inercia) dominante no pueden ver lo Divino en todo. Incluso para el que está en equilibrio es difícil ver el trasfondo, cuando el mundo alrededor está dominado por Rajas o Tamas. Hay lugares dominados por Tamas. Solo el que está muy equilibrado puede reconocer la cualidad dominante de un lugar y aún así permanecer en equilibrio sin quedar afectado. Lo que uno ve o experimenta en una determinada situación varía de persona a persona según la mezcla de las cualidades que uno posea. Para empezar el equilibrio es muy importante.
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