Es indudable que estamos enfrentando una de las más grandes crisis mundiales de nuestra historia conocida, viviendo como estamos en una posible preguerra mundial y sus consecuencias letales que amenazan la vida humana en el plantea. Al mismo tiempo, nunca hemos tenido tantos seres humanos que están reconociendo su naturaleza espiritual y buscan su contacto.
Siempre que hay un avance en la evolución humana marcado por un avance en la expansión de su conciencia, se levanta una fuerza contraria para impedirlo. Lo que no ven las fuerzas retrógradas es que cuanto más ataquen tanto más es nuestro despertar y tanto más es la ayuda que tenemos del gobierno interno del mundo y su centro más sagrado, Shambala.
El ofrecerse a Shambala, el lugar donde la Voluntad de Dios es
conocida, abre una puerta. Por esa puerta entra al planeta una ayuda
silenciosa, invisible y poderosa que va sembrando los éteres con una vibración
tal que puede oponerse muy poderosamente a las fuerzas retrógradas que quieren
parar el avance de la conciencia humana para dejarla prisionera de su propio
egoísmo y la satisfacción de sus necesidades materiales en detrimento de su
conciencia, y así traicionar el objetivo de la vida en el planeta.
Cuando nos ofrecemos de corazón, desde
lo que somos, no importa cuán elevados o no estemos, sucede algo maravilloso
que responde a un principio universal que dice que toda invocación sincera
produce una evocación o respuesta. Y la respuesta de Shambala es un influjo de
la energía de síntesis que está disponible para la humanidad invocadora. Esta
energía se opone a todo lo que separa, o dicho de otra manera, va disolviendo
el espejismo de la separación que es la fuente de todo mal. La síntesis de la vida
y la unidad de la conciencia van emergiendo poco a poco en la conciencia humana
ocasionando una fuerte oposición a las fuerzas oscuras que quieren apoderarse
del planeta.
Este influjo de la energía de síntesis en el campo mental de
la humanidad va creando las condiciones para que los seres humanos reconozcan
la verdadera fraternidad humana que no se basa en juntarse con los pares sino
en reconocer la naturaleza misma de cada ser humano como parte del alma humana,
y desde ese reconocimiento, que es el "Yo Soy" en todos, saber que el
otro forma parte de uno mismo. Que cada ser humano, sin tener en cuenta su
condición social, raza o credo, importa. Que cada niño que muere de hambre
importa. Que cada ser privado de su derecho a la comida, la educación, la vivienda,
el agua y la salud, importa.
En una parte del evangelio el Maestro
Jesús, orando, dice: "... La gloria que Tú me has dado, Padre, yo
les he dado, para que sean uno, así como Nosotros somos uno..." El
Maestro los introducía a la energía más poderosa con la que podemos trabajar en
beneficio del plan de Dios para esta Tierra, la Síntesis.
El Cielo se está acercando a la humanidad y hoy es más fácil
sentir su Presencia. Los momentos de crisis son momentos de oportunidad. Los
éteres están vibrando con Su Llamado y tú puedes responder desde el corazón.
En tus meditaciones busca escuchar el
llamado de Shambala, es inaudible, luminoso y está impregnado de Amor. Responde
ofreciéndote a su servicio, que es siempre en bien de los demás. No busques
para ti, porque inviertes la energía y cancelas tu ofrecimiento. Es la
humanidad la que está en juego, es el Plan de evolución de la conciencia que
está siendo atacado por las fuerzas retrógradas, materialistas y egoístas de
los grupos hegemónicos. Son solo sombras que se disipan con Luz. Y esa
necesidad de Luz entra por la puerta que tú puedes abrir con tu ofrecimiento.
Puedes decir: "Aquí estoy, Padre Celestial, que la energía de
síntesis, penetre a este mundo a través de mi corazón ofrecido. Hágase en mí Tu
Santa Voluntad." O puedes hacer tu propia invocación, de acuerdo
con tu fe.
En este ofrecimiento y desde lo
profundo del corazón, nos encontraremos a cada instante, sabiendo que tú y yo
somos Uno.
Carmen Santiago
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