Todos podemos venir al mundo de una manera y salir de él de otra. Esta transformación es posible cuando abrimos el corazón y elegimos el amor en vez del odio. Elegimos bendecir y no maldecir. Elegimos ayudar a quienes lo necesitan y no alejarnos de sus manos extendidas.
Karen Berg
¿Alguna vez has pasado por una situación en la que pensaste que algo sería el
fin del mundo pero resultó ser una bendición? Todos hemos escuchado el término
“bendición oculta”. ¿Por qué el Creador debe enviarnos bendiciones ocultas?
Todo esto se relaciona con nuestra
"El Creador nos
hizo perfectos tal como somos."
Esta semana, nuestra
porción para guiarnos es Balak. Balak vio los milagros y las proezas de los
israelitas. Él vio todo lo que habían logrado y los enemigos que habían
derrotado, y tuvo miedo de ellos. Balak tuvo lo que se llama “mal de ojo”. El
poder del odio y la envidia estaba dentro de él. Él solo podía pensar en sí
mismo, sus necesidades y sus intenciones personales. Por consiguiente, no había
una abertura para que él pudiera ver algo además de sí mismo; la verdad lo
evadía siempre. Él decidió solicitar las fuerzas del profeta negativo Bilaam.
Balak pensó que juntos, con su mal de ojo y el poder de maldecir de Bilaam,
podrían derrotar con éxito a los israelitas y destruirlos. La porción de Balak,
superficialmente, es acerca de la negatividad, pero en el panorama más amplio
trata sobre la protección de esta negatividad y el poder de incluso
transformarla. El Creador siempre nos envía esta porción durante el mes de Cáncer,
cuando nuestro astro regente es la Luna. La Luna es una roca que carece
completamente de Luz; no da, solo recibe. En este sentido, podemos ver cómo
estos dos villanos son muy parecidos a la Luna. Sin embargo, la Luna puede
brillar cuando hay una transformación. Hay esperanza para que cada vestigio de
oscuridad se convierta en Luz. Balak y Bilaam comenzaron su tarea de destruir a
los israelitas, pero a pesar de cada maldición que conjuraban y cada maleficio
que creaban, no lograron maldecir a los israelitas. El Creador estaba
protegiendo a los israelitas de las fuerzas de Balak y Bilaam. Bilaam era más
elevado que Balak. Bilaam advertía constantemente a Balak que no podría
maldecir a los israelitas, pues estaban protegidos. Bilaam veía que solo podía
bendecirlos. No obstante, Balak insistió. Finalmente, después de tres intentos
de maldecir a los israelitas, Bilaam los bendijo aún más. El plan de Balak se
había arruinado. Durante este proceso, Bilaam comenzó a transformarse. Se
conectaba cada vez más con la Luz y podía ver la verdad. Debido a esto, su
corazón se abrió, se conectó con el Creador y pudo ser un canal para
bendiciones en lugar de maldiciones.
"las bendiciones
siempre fluirán hacia nosotros y estaremos protegidos de cualquier fuerza
negativa"
Las porciones de la
Torá que leemos cada semana están vivas y son para la actualidad. Quizá
pensemos que estamos leyendo sobre gente que vivió hace miles de años, pero, en
realidad, estamos leyendo acerca de nosotros mismos. Tenemos a Balak y a Bilaam
en nuestro interior. También tenemos la pureza de Moshé y la Fuerza de Luz del
Creador dentro de nosotros. Siempre es cuestión de qué elegimos como nuestra
conexión y fuente. Nuestras intenciones ocultas y nuestro propio egoísmo nos
engañarán haciéndonos pensar que nos estamos beneficiando. La influencia de la
Luna este mes es lo que los kabbalistas llaman: “el Deseo de Recibir para Sí
Mismo”. Se trata de esta característica innata que todos tenemos y que el
Creador nos dio. Todos compartimos este deseo de recibir y es lo que nos
permite atraer Luz espiritual. El Creador nos hizo perfectos tal como somos.
Sin embargo, le pedimos al Creador que nos enviara a este mundo para que
pudiéramos tener la oportunidad de transformar nuestro deseo en dar. Deseamos
convertirnos en un ser dador, no solo receptor. Gracias a esto existe la ley
espiritual en este mundo de que, para poder recibir, primero debemos cultivar y
desarrollar nuestra capacidad de dar y compartir. En lugar de un corazón
cerrado que solo piensa en sí mismo y en qué puede recibir, podemos desarrollar
un corazón abierto y amoroso que se interese en lo que puede ofrecer a los
demás y al mundo. Esta transformación es lo que enciende la Luz en este mundo y
nos permite recibir. Esta es la paradoja. Al igual que la Luna, que solo puede
recibir luz cuando la refleja y la comparte. Sin esta transformación, la luz
simplemente desaparecería en el espacio. Nosotros también podemos recibir
todavía más cuando aprendemos a compartir. Balak y Bilaam no podían ver. Ellos
solo veían lo que querían ver. Ellos no podían ver que los israelitas eran
bendecidos con la capacidad de hacer la transformación que despierta un corazón
amable, abierto y amoroso. Ellos tenían este poder de eliminar sus intenciones
ocultas y convertirse en seres de compartir. Esta siempre ha sido la razón por
la que la gente es bendecida y no maldecida. Cuando nos conectamos con la parte
del Creador que está en nuestro interior, la parte que desea amar y compartir,
las bendiciones siempre fluirán hacia nosotros y estaremos protegidos de
cualquier fuerza negativa.
Esta semana en tus
meditaciones, observamos la hermosa mariposa monarca. Dentro de su capullo
ocurre una transformación en todo el sentido de la palabra. Primero comienza
como una oruga, que camina por la faz de la tierra. Luego pasa por una
transformación en la que se convierte en una hermosa criatura capaz de volar.
Sale de un capullo, que una vez estuvo sujeto a la tierra, para elevarse por el
aire con su belleza, ligereza y esplendor. Entendemos que todos somos como la
mariposa monarca. Todos podemos venir al mundo de una manera y salir de él de
otra. Podemos aprender a volar. Esta transformación es posible cuando abrimos
nuestro corazón y elegimos el amor en vez del odio. Elegimos dar una mirada gentil
en lugar de mal de ojo. Elegimos bendecir y no maldecir. Elegimos ayudar a
quienes lo necesitan y no alejarnos de sus manos extendidas. El mes de Cáncer
nos da el poder de la sensibilidad y el cuidado a fin de que podamos hacer esta
transformación vital. Una transformación que beneficie al mundo, a los demás,
pero, como siempre, finalmente nos beneficia más a nosotros. Porque cuando
bendecimos, somos bendecidos. Esta es la razón por la que vinimos a este mundo,
para salir de nuestros capullos habiendo realizado nuestra labor sagrada de
transformar la oscuridad en Luz.
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