Todos hemos crecido con necesidades no resueltas en la infancia, estás necesidades hoy buscan ser resueltas y las personas con las que las proyectamos más son la pareja. El niño se manifiesta de dos formas una manera libre, donde una parte de ti es cariñoso, divertido, tierno, como un niño amoroso y divertido y la otra parte es un niño herido que busca cerrar lo que quedó inconcluso en la infancia.
CARACTERÍSTICAS
DEL NIÑO HERIDO EN LA PAREJA:
1. Te sientes víctima, falta de responsabilidad, actitud pasiva. Siempre tienes la razón.
2. Hay
mucha demanda afectiva, nada es suficiente.
3.
Relaciones no duraderas, no saber construir. Impaciente e intolerante.
4.
Sobredimensionas los problemas, haces berrinches.
5.
Egocéntrico, narcisista; solo piensa en sus necesidades o se pierde en juegos,
algunos en alcohol otros en deportes y no cambian de tema así olvida sus
responsabilidades.
6.
Dependencia y control, celoso, posesivo.
7. No sabe
terminar o poner límites.
8. Tiene un
profundo sentido de la desconfianza. Abandonado, traicionado.
9.
Maltratas bajo una sonrisa.
10.
Tergiversas la verdad. Inventas historias y las crees. Solo cuentas tu versión
y añades mentiras para que otros estén de tu lado y piensen mal de quien en
realidad te apoya. Todas tus relaciones terminar supuestamente por las otras
personas. Tu nunca tienes la culpa
11. Haces
de menos a quien está junto a ti.
12. Tus
palabras son de desprecio; enojo, mereces todo y ofreces poco.
13. No
confrontas la realidad, siempre pones excusas.
14. Inicia
con mucho amor, demanda, besos, detalles y sigilosamente profundiza hasta
gobernar a sus parejas; donde es el único lugar donde tiene admiración y respeto,
pero tarde o temprano lo pierde por encaminar a sus parejas a una necesidad de
aceptación que él mismo crea.
15.usualmente
suelen ser los más simpáticos, alegres, amigueros; nadie imaginaría la tortura
que por falta de equilibrio emocional y aceptación de realidad hacen sufrir a
quienes más los aman. Puedes notarlo en todas las parejas anteriores siempre
terminan siendo las víctimas y la pareja la loca.
Vivimos las
heridas emocionales de la primera infancia como traumas, porque entonces
dependíamos absolutamente del cuidado de nuestra madre u otro que cumplía la
función de madre. Éramos puro amor y nuestra expectativa era ser tratados con
amor y no como si fuéramos alguien, o más bien una cosa, a quién educar y
disciplinar.
La tríada
del trauma
Muchas
personas no solo sufren psico traumas individuales. Toda su vida está marcada
por tres señales negativas. No son hijos deseados, queridos, ni protegidos.
Esta es la fatal tríada del trauma con la que muchas personas han de salir
adelante desde su más tierna infancia. Son justamente los bebés en gestación,
los neonatos y los niños pequeños, que están más desprotegidos y que menos se
pueden defender, quienes se traumatizan, es decir, se convierten en víctimas
del rechazo, el desamor y la violencia.
Debido a su
total dependencia de la madre, los seres humanos que aún están formándose se
sienten fácilmente perdidos si no son hijos deseados, queridos ni protegidos.
El trauma
no viene de las cosas malas que te pasan, sino de lo que sucede dentro de ti
como resultado de lo que te pasa.
Si hemos
experimentado un trauma en algún momento de nuestra vida (¿quién no?), gran
parte de nuestro comportamiento y reacciones a los eventos cotidianos provienen
de instintos y estrategias de supervivencia al trauma.
Cuando hay
experiencias traumáticas, la autorregulación del sistema psíquico en su
conjunto deja de funcionar. Por ello, cada trauma produce una fragmentación de
la psique en tres partes distintas. Una psiquis traumatizada, estrategias de
sobrevivencia y una parte sana.
La parte
sana, con la que la psique puede continuar comprendiendo la realidad,
autodirigiéndose y regulándose.
La parte
traumatizada, en que se aíslan las emociones insoportables de la situación
traumática como el miedo, dolor, rabia, vergüenza y asco.
Las
estrategias de supervivencia al trauma, por medio de las cuales la realidad
insoportable desaparece en la niebla, se borra, se ignora, se deja de sentir,
pensar y recordar; se sustituye por un mundo ilusorio.
Según lo
han comprobado empíricamente los psicólogos y psiquiatras que estudian el apego
en la infancia, si la figura de apego escogida por el infante no repara al
menos el 30% de las instancias en que no es capaz, no quiere o no puede regular
los desequilibrios físicos, fisiológicos, emocionales o mentales del infante,
para que se sienta seguro, éste quedará marcado por conductas que caracterizan
a los sometidos a, o que vivieron, un apego inseguro: evitativo, ambivalente o
desorganizado. Y esto tendrá consecuencias en términos de malestar y síntomas
físicos y/o perturbaciones emocionales o psicológicas para toda la vida. A no
ser que se haga cargo de sanar ese trauma cuando adulto.
(Es la
reparación de un 30% de las fallas en la sincronía de múltiples secuencias de
interacción, repetidas miles de veces, para que tenga sentido la experiencia de
apego seguro en el cuerpo-psiquis del bebé).
El trauma,
especialmente aquel no resuelto, deja huellas profundas que trascienden el
evento original. Afecta la fisiología, la percepción del mundo, las relaciones
y la capacidad de sentir placer, según explica Bessel van der Kolk, pionero en
el estudio del estrés postraumático.
Muchas
personas traumatizadas ni siquiera son conscientes de ello, recurriendo a
mecanismos como la disociación, el consumo de sustancias o estrategias de
supervivencia emocional. Mientras la psiquiatría tradicional suele limitarse a
medicar síntomas, enfoques como el yoga, la meditación y terapias innovadoras
—como la Terapia de Psicotrauma Orientada a la Identidad de Franz Ruppert—
buscan reconectar a las personas con su cuerpo y su historia.
VIVES
REPRESENTACIONES DE LA INFANCIA CON TU PAREJA:
– Son
experiencias donde recreas lo vivido en la infancia, la misma sensación de no
valía, soledad, rechazo, vergüenza.
– El niño
interior forma nuestro sistema de creencias básico.
– Hay
experiencias que aprendimos en base a carencias y que hoy debemos transformar.
¿QUÉ BUSCA
TU NIÑO HERIDO?
Nuestro
cuerpo emocional, que es donde está lo que vivimos en la infancia buscar
terminar su proceso de maduración y para eso es necesario darles espacio a las
necesidades de la infancia; pero eres un niño en cuerpo de adulto. No afrontas
tu realidad y responsabilidades. No quieres salir de la comodidad, quieres vida
de adulto con responsabilidades de Niño.
CINCO COSAS
QUE TE PIDE TU NIÑO HERIDO:
1.
Recuperar tu yo auténtico, ese que se quedó oculto tras la máscara.
2. Cerrar
ciclos, sanar, llorar lo que se quedó no expresado.
3. Hacer
crecer a tu adulto, haciéndote cargo de tu yo vulnerable crecerás como ser
humano.
4.
Enseñarte a ser una buena madre-padre de ti mismo, aprender a amarte.
5.
Recuperar poder y autoafirmación, inframundo.
MANERAS DE
MIRARLO:
1. Hazte
responsable de tus necesidades, no culpes, ni busque padres-madres por todos lados.
2. Deja el
rol de “víctima”, esta parte de ti puede hacerte patinar en el dolor por años o
dañar a tus parejas diariamente .
3. Observa
en que situaciones del presente se dispara el niño y si está enojado, triste,
tiene miedo, descubre tu emoción adictiva. Suelta a mamá proveedora de tu vida;
pero tienes que valerte por ti solo.
4. Aprende
a tener un diálogo contigo, habla con tu yo herido y cambia tu destino; busca
ayuda o terminarás dañando gente y la comodidad de tu vida te llevarán a un
final solitario junto a personas que no te darán lo que si podían darte quienes
perdiste.
AMAR
SANAMENTE
POR AMOR A
TI.
Humberto
Del Pozo López
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