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1 de junio de 2025

LUNA NUEVA en GÉMINIS de la mano de MERCURIO y SEDNA

 

por cristinalaird

Esta Luna Nueva en Géminis abre un nuevo ciclo de pensamiento, lenguaje y conexión en un momento en que el suelo bajo nuestros pies está cambiando más rápidamente que nunca. Llega con un solo aspecto punzante: un trígono a Plutón en Acuario. Esa simplicidad, esa claridad, no deben subestimarse. Habla de una verdad más profunda: que debemos, individual y colectivamente, entregarnos a la transformación que ya está en marcha. Ya no podemos fingir que nada está cambiando. Todo está cambiando. Y se nos está pidiendo que cambiemos con ello.

Pero no todo está en flujo. Algunas cosas permanecen: la necesidad de conectar, el pulso de la belleza, la presencia del amor. Estas constantes son nuestra brújula mientras el aire mutable de Géminis nos pide que hablemos, que escuchemos y que aprendamos, una vez más, a compartir nuestras verdades. El Sol y la Luna están conjuntos a Mercurio, regente de esta lunación, y a Sedna, una presencia que trae de vuelta a la conciencia lo largamente olvidado, lo traicionado, lo sumergido. Sedna habla del exilio, del abandono, de la pérdida de la inocencia, y sin embargo también de la profunda sabiduría que solo puede nacer del sufrimiento. Mercurio aquí no es solo el mensajero, sino el medio a través del cual el dolor colectivo se expresa y, quizás, finalmente se comprende.

Saturno, recién ingresado en Aries, se encuentra a solo un grado y medio de Neptuno, que cruzó a Aries a finales de marzo. Su largamente esperada conjunción aún se está formando: una fusión entre la forma y la disolución, la estructura y el sueño. Y en el trasfondo, ahora más fuerte que nunca, Kirón y Eris forman su primera conjunción exacta, trayendo al primer plano la historia de quienes han sido expulsados, ignorados, desplazados. Inmigrantes, refugiados, los sin raíces, los rechazados, pero también cualquiera que alguna vez haya sentido que no pertenece.

En Estados Unidos y mucho más allá, este aspecto expone la herida supurante de la exclusión, mientras las naciones se repliegan en la frágil armadura de un patriotismo tóxico, pretendiendo que el aislamiento las protegerá de las crecientes mareas de la realidad. Kirón con Eris nos dice lo contrario. Su mensaje es urgente: la sanación solo es posible cuando enfrentamos el dolor de la separación, cuando dejamos de exigir uniformidad para ofrecer pertenencia. El don de Kirón nunca es la comodidad. Es la verdad, la claridad, y en última instancia, la liberación de la vergüenza de ser diferentes.

Este es un momento para reflexionar sobre esos lugares solitarios dentro de nosotros, esa sensación no dicha de no encajar —y comprender que esos mismos lugares son portales hacia una nueva forma de conexión. Una que no depende de la conformidad, sino de la autenticidad.

También hay un eco más íntimo de este tema, resonando a través del quincuncio de Lilith y Vesta en Escorpio al Sol y la Luna en Géminis. Esta alineación incómoda dirige nuestra atención hacia aquellas historias que deben ser contadas, incluso cuando se sienten peligrosas. Los testimonios que emergen ahora —como el de Cassie Ventura en el juicio a Sean Combs— exponen lo que durante mucho tiempo ha estado oculto tras el poder y el silencio. El coraje que se necesita para hablar, para nombrar lo ocurrido, para llevarlo al ámbito público. Este es el fuego sagrado de Vesta alineado con la fuerza femenina primordial de Lilith. No es solo personal; es arquetípico.

Lilith, una vez sacerdotisa en los templos de Inanna, y Vesta, guardiana de la llama sagrada en los templos griegos, no eran símbolos de vergüenza sexual, sino de poder sexual e integración espiritual. Ellas presidían los ritos sagrados donde lo masculino y lo femenino se unían —no en pecado, sino en ceremonia. En su expresión original, estas figuras nos recuerdan que el sexo, en su esencia, debe ser reverenciado como un puente entre lo divino y lo humano, un ritual de unión cósmica. Su distorsión en figuras de represión y tabú refleja cuán lejos nos hemos desviado de esa comprensión. Pero esta lunación abre una puerta —aunque sea pequeña— para recuperar ese saber profundo. Para recordar que el cuerpo es sagrado, que la verdad es sagrada, y que sanar requiere mirar ambos.

Esta lunación trae consigo el potencial de sanar a través de la palabra, del testimonio, de la conexión. Nos invita a encontrar nuevas palabras para heridas antiguas, nuevas formas de expresar aquello que llevamos dentro desde hace mucho tiempo. El mundo está cambiando. El cielo lo confirma. Se nos invita ahora a responder con claridad, honestidad y un renovado compromiso con el tipo de diálogo que no se esconde de la verdad.

Y ahora, más que nunca, los signos de Aire —Géminis, Libra y Acuario— están siendo llamados a liderar. Estos signos contienen los códigos para una comunicación consciente, para un discurso ético, para el movimiento de ideas que liberan en lugar de dividir. Son quienes pueden nombrar el momento, hacer las preguntas correctas y sostener el espacio para una evolución colectiva.

Pero no están solos. Los signos Mutables —Virgo, Sagitario y Piscis— también están siendo agitados. Ellos son los traductores, los visionarios, los críticos, los poetas. Son quienes sienten las mareas del cambio y nos ayudan a comprender lo que se nos está pidiendo.

Así que habla: Escribe. Graba. Canta. Rapea. Baila. Crea. Hazlo solo si es verdadero, si nace de un lugar de Integridad y Amor. No necesitamos más ruido. Necesitamos claridad. Necesitamos coherencia. Necesitamos verdad —como solo Géminis enfrentando a Sagitario puede recordarnos. La verdad que nos libera. La verdad que verdaderamente nos conecta.

Porque incluso en un mundo de cambio constante, algunas cosas permanecen: el Amor, la Belleza, y la profunda y dolorosa necesidad de ser vistos y escuchados —exactamente como somos.

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