por cristinalaird
El 20 de
junio de 2025, cuando el Sol alcanza el umbral sagrado de los 0º de Cáncer — la
puerta solsticial — no camina solo. De la mano de Júpiter, que ingresó en
Cáncer apenas diez días antes, el Sol inicia no solo la estación del agua y del
renacimiento, sino una profunda activación de tensiones arquetípicas que
definen nuestra época.
Este Solsticio marca la última instancia de la primera cuadratura creciente entre Júpiter y Saturno en su ciclo actual, iniciado con la Gran Conjunción en Acuario en diciembre de 2020. Pero ahora, la cuadratura ocurre con Júpiter en Cáncer y Saturno-Neptuno en Aries — signos cardinales. Esto lo cambia todo. La energía cardinal inicia. Empuja. Da a luz.
Las
cuadraturas anteriores, en Géminis y Piscis, estuvieron marcadas por el
pensamiento y la fluidez, por la abstracción de ideas y la espiritualización de
los temas y también de un sentimiento de fracaso y ser víctimas ante la
corrupción de los gobiernos. Ésta — de Cáncer a Aries — exige acción,
encarnación y una confrontación con la realidad material y emocional. No solo
somos testigos de la historia; estamos llamados a ser sus parteras. Las
comadronas del nuevo orden.
A esta
presión se suma una geometría celeste rara: cuatro Yods —
los llamados «Dedos de Dios» — que forman una estrella de seis puntas. Estos no
son aspectos técnicos sin más. Los Yods son instrucciones cósmicas. Sus
planetas focales son puntos de presión evolutiva, donde la influencia combinada
de dos cuerpos en sextil se derrama sobre un tercero: el vértice, como una
directriz divina.
Estos son los cuatro puntos focales de este mandala:
Saturno-Neptuno
en Aries (punto
focal)
En sextil
con Marte en Virgo y Haumea en Escorpio
Mensaje: Un llamado a disolver la
voluntad egóica en servicio de algo más grande — para dar a luz una nueva
estructura de realidad basada en la disciplina espiritual y los instintos
regenerativos y por encima de todo, recuperar nuestra perdida unidad con la
Naturaleza
Marte en
Virgo (punto
focal)
En sextil
con Saturno-Neptuno y Plutón en
Acuario
Mensaje: El coraje ya no es
impulsivo. Marte aquí debe transformarse en guerrero sagrado: consciente,
creativo, capaz de actuar con discernimiento y servicio. Con la consciencia del
poder de la perseverancia.
Plutón en
Acuario (punto
focal)
En sextil
con Marte en Virgo y Sol-Júpiter en Cáncer
Mensaje: Transformación de las
estructuras de poder colectivas. La mente grupal debe evolucionar mediante la
confrontación y la compasión. La exigencia de la Verdad por encima de todo.
Haumea en
Escorpio (punto
focal)
En sextil
con Urano-Sedna en Tauro y Saturno-Neptuno en Aries
Mensaje: Creación regenerativa a
través de la muerte, la crisis y la sabiduría de la Tierra. Haumea solo da a
luz tras el colapso y la verdad elemental. Eso habla del verdadero emerger de
la silenciada o silenciado.
Esta
configuración teje una poderosa intención cósmica. Cada Yod señala a un
arquetipo planetario bajo presión para evolucionar. La imagen total no es
caótica — es ritual, deliberada e iniciática.
En el punto
más alto de la quietud solar, este Solsticio de Cáncer ofrece un espejo. Vemos
la contradicción entre calor y agua, fuego y fluidez, instinto y espíritu. Nos
recuerda que la transformación no es una elección — es la marea en la que
estamos inmersos y la que debemos rendirnos.
La
presencia de Júpiter junto al Sol lo ilumina y amplifica todo. Y al enfrentarse
ambos a Saturno y Neptuno — los constructores y disolventes del orden colectivo
— somos arrastrados entre la estructura y la entrega,
entre la visión personal y el destino colectivo.
Y en el
fondo de todo, los Yods susurran: Evoluciona, Actúa, Disuélvete, da a luz.
Pero aún
hay más. En esta poderosa configuración del Solsticio aparece también un
Martillo de Thor: una figura de acción tensa, formada por dos sesquicuadraturas
y una cuadratura, que tiene como vértice a Juno en Escorpio.
Esta antigua diosa de los pactos sagrados se encuentra bajo intensa presión
entre dos fuerzas titánicas: la conjunción Sol-Júpiter en Cáncer y
la conjunción Saturno-Neptuno en Aries.
Juno, en su
expresión escorpiana, representa los contratos del alma, la lealtad instintiva,
la verdad emocional profunda. Esta no es la Juno que aguarda pasiva; es la
guardiana que exige autenticidad y equidad en los acuerdos, sean matrimoniales,
sociales o internacionales. Juno nos confronta con la responsabilidad de formar
pareja, no basada sólo en el deseo. Bajo este Martillo de Thor, Juno podría
actuar como fuerza catalizadora que revela traiciones, desequilibrios de
poder, o alianzas basadas en la conveniencia y no en la verdad.
En el plano
colectivo, podríamos ver surgir tensiones en alianzas entre países,
instituciones y pueblos, así como un fuerte cuestionamiento a los roles de
género y la justicia relacional. La presencia de Juno como punto focal de esta
figura sugiere una tarea sagrada: reequilibrar el poder dentro de
nuestros compromisos más profundos. ¿Puedes relacionarte con esto?
Ella
también es parte de esta iniciación solsticial. Y con su martillo, podría estar
diciendo: «¡Basta!», donde el abuso ha reemplazado al acuerdo sagrado.
Y como si
el cielo no hubiera dicho ya lo suficiente, otro patrón emerge: una T-cuadrada con Plutón en Acuario como
punto focal, recibiendo la tensión de la oposición entre la Luna y Haumea. Esta configuración nos confronta con el
poder emocional reprimido, los traumas colectivos, y la urgencia de una
transmutación emocional que solo puede venir desde la verdad cruda.
Al mismo
tiempo, Venus en Tauro — en su trono sensual y fecundo —
baila en éxtasis frente a Juno en Escorpio.
Esta oposición intensifica el eje del deseo y el compromiso, del placer y la
lealtad profunda. Venus nos recuerda que el cuerpo también es templo, que el
gozo puede ser rito, pero también nos desafía a no confundir la comodidad con
el acuerdo verdadero. Frente a Juno, se exige honestidad entre el dar y el
recibir, entre el deseo y la responsabilidad.
Estas
tensiones nos hablan no sólo de lo colectivo, sino de la alquimia en nuestros
propios vínculos. Las fuerzas reunidas este Solsticio son muchas, y todas nos
llaman a la Integridad, la Verdad, a la presencia encarnada, y a la rendición
consciente. Una vez más.
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