En
este mes se cumplen los 31 años del envío mensual de la Carta a los Grupos y
para celebrarlo tenemos la gran alegría de comunicarles que nuestro próximo
congreso internacional, el decimocuarto, LA RUTA DEL CORAZON, será celebrado en
la Habana, Cuba, los días del 9 al 12 de Noviembre de este año. Nuestro grupo
auspiciador será el grupo del Nuevo Pensamiento de La Habana que lleva
trabajando, sin parar, más de 20 años, difundiendo la enseñanza de los
Maestros. Corría el año 1990 y una de estas Cartas, no sabemos cómo, llegó a
manos de Alfredo Rodríguez quien nos escribió a Caracas, desde la Habana,
pidiendo que fuéramos a visitarles. Y fuimos en el mes de mayo de 1991.
Encontramos un grupo de jóvenes deseosos de la vida espiritual y de ahí nació
una relación de hermandad tan profunda que hemos estado en comunicación,
trabajando coordinadamente todos estos años.
Una
de nuestras enseñanzas básicas es que el mundo es como cada quien lo percibe. Y
de esa percepción surge la conducta. Después de mucho reflexionar, estudiar,
meditar creo que lo que no permite la fraternidad y la paz mundial es una
errónea percepción que ha creado un conjunto de creencias que han encontrado
terreno fértil en el egoísmo ancestral de la humanidad. Que la competencia es
buena (donde se compite no puede haber solidaridad), que mi
raza es la mejor (no permite la hermandad), que en mi
propiedad tengo derecho de uso y abuso(ponemos en peligro a la Tierra), que
el castigo enseña (justifico la crueldad), que tener éxito es
hacer dinero (justifico la corrupción),que el dinero puede comprar
la felicidad (preparo mi desgracia) …
No en
balde los Grandes Maestros nos han dado siempre la misma enseñanza, resumida
por el Cristo cuando dijo: Ámense los unos a los otros como mi Padre os
ama. ¿Por qué se hace tan difícil amar así? Por falta de la percepción
adecuada. Si pudiéramos percibir la unidad en la que vivimos, si pudiéramos
percibir la trama de la vida y la unidad de la familia humana, si pudiéramos
darnos cuenta que cuando herimos a alguien nos estamos hiriendo, si pudiéramos
sentir el dolor del otro como nuestro, todo cambiaría.
Lograr percibir esa unidad es tan importante porque esa experiencia todo
lo cambia; es liberadora, rompe en pedazos la separación y nos muestra un mundo
nuevo. Esa vivencia ocurre cuando en espíritu y en verdad nos fundimos con el
alma. Entonces la Presencia se hace presente y ya no puedes herir ni dañar.
Cada contacto con el alma auspicia el contacto de nuestros
semejantes con su alma. Porque no estamos separados, porque nadamos en el mismo
océano de la existencia y nos tocamos, y nos influimos unos a otros con
el solo hecho de ser y estar. Entonces se desgarra un velo y sabes que matar
está mal, que las guerras son todas antihumanas. Comprendes que la pena de
muerte es marca y sello de culturas primitivas y que la madre Tierra también
sufre cuando se la maltrata.
En los inicios de lo que sea, inicio de año calendario, de año solar, de
cumpleaños… el tiempo es propicio para hacer un balance de lo vivido y
reflexionar. Y me doy cuenta que hay mucha gente apartándose de viejas
creencias que son la estructura sobre la cual está asentada la conducta egoísta
y cruel que la humanidad está mostrando en estos tiempos. Siento que la
dimensión espiritual, la esfera del alma humana se está acercando, que aquello verdaderamente
humano está más próximo que nunca. Se podría decir que los cielos se están
acercando. Y esto tiene dos consecuencias. Por un lado tenemos el despertar de
muchos seres que se van emancipando de la colonización mental materialista y
por otro, la resistencia violenta de los seres que colocan los valores
materiales por encima de los humanos, resistencia que se expresa como
violencia, locura, perversión, corrupción, guerra...
La Presencia todo lo cambia. La Presencia, el contacto divino, la
unión con lo que en verdad eres, con el Alma, todo lo transforma. Y ya nunca
más serás indiferente al dolor ajeno. Nunca más podrás sustentar pensamientos
de separación, de indiferencia. Ya no serás engañado por los que con toda
intención manejan las mentes a conveniencia. Sentirás el dolor de los demás,
verás con más claridad las injusticias pero la vida será más intensa, más vital
y tendrá un sentido, un propósito, una luz que te guiará y te mantendrá
activo(a) y feliz hasta el último instante de tu vida.
Cuando escribí la primera Carta a los Grupos, nunca me imaginé que
seguiría escribiendo por tanto tiempo. Treinta y un años... Cuando fui a Cuba
aquella vez, tampoco imaginé que un día celebraríamos ahí uno de nuestros
congresos internacionales. Tenemos motivos para celebrar. Unidos en el alma,
celebremos también este nuevo comienzo del año solar llenando los éteres
planetarios con el sentido más profundo de fraternidad.
Siempre desde el alma,
Carmen Santiago
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