por K. Parvathi Kumar
En lugar de ser humanos, tendemos a ser seres muy egoístas y casi tendemos a ser como las bestias. La dimensión del pensamiento nos ata. La dimensión del deseo nos ata y luego, el elemento más bajo que es la materia, bloquea al espíritu. Así que la tierra, el agua y el fuego son los tres elementos con los que normalmente vivimos, pero somos sostenidos por el aire que funciona en nosotros como el principio vital. Y somos sostenidos por el Akasha que está lleno de conciencia. La conciencia y la vida presiden todo el ser, y cuando te relacionas con el aire o el Akasha, obtienes una especie de liberación de tu estado mental o del estado de tu horizonte. Hay que seguir ascendiendo.
Cuando eres bestia puedes ser humano, y si
asciendes más en ti, también puedes ser divino. El hombre tiene tres
posibilidades: puede ser una persona divina en forma humana; puede ser
simplemente un humano preocupado por sus semejantes, puede ser muy animal.
Estas son las tres categorías. La bestia es una ayuda, pero muchas veces la
bestia supera al hombre. Cuando eso ocurre, el hombre se hunde cada vez más en
lo material.
Por lo tanto, las Enseñanzas siempre dicen que
te asegures de practicar con mucha regularidad y luego te asegures de ascender
a la cueva del corazón y vivir en esa cueva donde el elemento funcional es el
aire que te lleva al cielo. El cielo es la luz penetrante. Se llama Akasha en
las escrituras, lo que significa que su luz se extiende sin límites. En todas
partes hay luz. Todo es Luz.
Buena Salud
Desde el punto de vista humano, deben estar totalmente presentes en su cuerpo para
participar de la manera más eficaz posible en la actual transformación. Su ADN
está mejorando durante estos tiempos gracias a la exposición al rayo cósmico
que elimina grandes cantidades de energías de baja vibración que tienen sus
raíces en lo más profundo de la psique humana.
Conforme se vaya elevando la frecuencia y
vibración, el moméntum de
la transformación fortalecerá el proceso de entrenamiento (en el que las
frecuencias más fuertes y más vitales crean un gran poder electromagnético que
atrae de manera selectiva a otras frecuencias de la conciencia). Ser
responsable de uno mismo nutre la mente despierta y supone la verdadera
inversión que cambiará el mundo ofreciendo recién encontradas libertades; además,
las expresiones creativas serán la mejor restitución de su focalización de
energía.
El cuerpo humano funciona de manera aún
desconocida por la medicina científica convencional. Entre los diversos
niveles de experiencia, sus emociones ejercen, sin duda alguna, el mayor
impacto sobre su personal estado de bienestar. Sus emociones son lo que les
hacen únicos; existe una línea directa entre emociones, actividad cerebral y el
modo en que funciona su cuerpo. En un ser humano despierto, una salud vibrante
será la señal de poder personal y la felicidad y la paz mental son los
elementos más importantes a nivel emocional para conseguir y mantener un
bienestar excelente, tanto a nivel físico como mental.
El bienestar emocional indica a su cerebro
mediante frecuencias que envíe mensajes positivos al resto del cuerpo para que
se emitan combinaciones químicas precisas desde la farmacopea interna con el
fin de fortalecer y cuidar su sistema inmunológico. Cuando están emocionalmente
equilibrados, su vehículo físico está más preparado para interpretar las
conexiones entrelazadas con otros niveles de experiencia.
La salud es un bien, y un correcto sistema
inmunológico es la clave para una buena salud, y la clave más sencilla para un
sistema inmunológico sano es la felicidad. La transformación de la conciencia
humana les recuerda que deben aceptar la responsabilidad personal para su salud
y su sanación, ya que son ustedes y nadie más quienes están a cargo de sus
cuerpos y sus vidas.
Salud y fuga de energía
Cuando
tienes miedo, por ejemplo, de expresar tu propio amor o el amor que recibes de
otra persona, experimentas un malestar o un daño físico en la zona del pecho,
cerca del corazón. Literalmente, lo que experimentamos como un ataque al
corazón no es otra cosa que la experiencia de la energía abandonando, a causa
del miedo o la desconfianza, ese centro energético. La situación que estás
experimentando concuerda con tu experiencia. Determina cómo te sientes.
Ésta es
la experiencia de la energía que sale a través de ese centro energético. Eso
es, ni más ni menos, que la pérdida de energía del centro situado en el
corazón. Esa pérdida de energía cuando es crónica o aguda, desemboca
directamente en un ataque al corazón. Es algo que va mucho más allá de los
infartos de miocardio, de la angina de pecho, del colesterol en la sangre y de
cualquier otra de las condiciones del sistema físico.
Todas
las enfermedades se pueden entender en términos de fuga de energía, debido a
una circunstancia o a un objeto externo y que nos abandona por cualquiera de
los diferentes centros energéticos o chakras que tenemos en el cuerpo. Por
ejemplo, pierdes poder cuando te sientes amenazado por otra persona o por
otras gentes. Pierdes energía cuando te distancias de tus prójimos por el
resentimiento o la amargura, o por un sentimiento de desacuerdo, de indignidad
o de superioridad. Pierdes poder cuando anhelas alguna cosa o a alguien, cuando
te lamentas o cuando envidias a alguien, etc. Y no dejas de perder energía
cuando te niegas a reconocer tus sentimientos, manteniendo los sentimientos en
estado de letargo. El camino que conduce al poder auténtico se realiza siempre
por medio de los sentimientos, a través del corazón. La vía del corazón es la
de la compasión y la percepción emocional. Si no sabes qué sientes nunca
llegarás a conocer la naturaleza fragmentada de tu personalidad ni a
enfrentarte por ello a aquellos aspectos y energías que no contribuyen a
potenciar tu desarrollo y tu Ascensión.
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