Por Jennifer Hoffman - 18 de Abril de 2011
Al mirar hacia atrás en mi vida veo lo mucho que luché, lo infeliz que fui, el tiempo que pasé repitiendo lecciones una y otra vez y cómo me esforcé tanto por tener éxito, pero siempre estuvo fuera de mi alcance. Y al ver los logros de mis hijos me siento muy orgullosa de lo lejos que han llegado y sé que ellos no tendrán las limitaciones que yo tuve. También me pregunto por qué, a mi edad, estoy empezando de nuevo, en un nuevo camino y creando, a los 50, oportunidades que mis hijos tendrán antes de cumplir 30.
Como madre, era muy importante que mis hijos supieran que sus sueños eran apoyados, algo que mis padres nunca hicieron por mí. Y ahora sé que aunque yo perseguí mis sueños, mi propósito era criar hijos desenvueltos, seguros de sí mismos, decididos, lo cual era mi parte en inventar el futuro para ellos y para el mundo. Con el tiempo, tendría la oportunidad de re-inventarme a mí misma, que es lo que estoy haciendo ahora. Este es un regalo maravilloso que nosotros, como adultos Índigos y Cristales, tenemos, re-inventarnos a nosotros mismos.
Si bien a veces pudimos sentirnos oprimidos y tristes, siempre encontrábamos la manera de levantarnos de nuevo y crear nuevas oportunidades. Nuestros hijos observaban mientras lo hacíamos y aprendieron de nosotros, pero nuestro mayor regalo para ellos fue el apoyo, el amor y el compromiso que ofrecimos, que es por lo que a menudo tuvimos que poner en suspenso nuestros sueños hasta empoderarlos a ellos con el inicio en la vida que ellos necesitaban. Como padres, empoderamos a nuestros hijos a hacer más, a soñar en grande y a entrar en sus vidas sabiendo que pueden ser, hacer y tener lo que quieran. Este fue nuestro regalo para ellos, fue la forma en que tuvimos que utilizar nuestra energía durante esa parte de nuestras vidas y ahora es nuestro turno de crear esto para nosotros mismos.
Al dar de nosotros mismos, nuestro tiempo y energía, inventamos el futuro para esta generación. Ahora podemos re-inventarnos a nosotros mismos, desempolvar nuestros sueños y convertirnos en lo que siempre supimos que podíamos ser. Nunca es demasiado tarde para hacer realidad un sueño y no hay tiempo para mirar con tristeza el pasado y todo lo que entonces no funcionó. No era el momento adecuado, no estábamos listos y teníamos un compromiso más grande que cumplir. Nuestro tiempo ha llegado, y ya sea voluntaria o no su vida re-inventada, es hora de recordar el sueño que tenían para su vida y saber que su poderoso, brillante y satisfactorio futuro, está listo para que lo energicen. Ahora que han creado el futuro para sus hijos, pueden crear el que quieren para ustedes.
Traducción: Margarita López
Edición: El Manantial del Caduceo
http://www.manantialcaduceo.com.ar/libros.htm
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