Mientras que la porción
de la semana pasada fue la Revelación en el Monte Sinaí, la porción de esta
semana es una discusión sobre lo que parecerían ser leyes mundanas y muy poco
espirituales. El Creador le dice a Moisés: “Estas son las leyes que deberás colocar
delante de ellos”. De lo primero que se habla es sobre la compra de un esclavo.
Desde la perspectiva literal, sabemos que hace miles de años la esclavitud era
algo común. Pero continúa sin tener sentido que la primera discusión después de
la Revelación en el Monte Sinaí comience con un concepto de esclavitud.
Como los kabbalistas
enseñan, cuando las cosas en la Torá no tienen sentido, es allí donde los más
grandes secretos están escondidos. Por ende, el secreto de esta porción es una
gran revelación, y nos da un verdadero entendimiento sobre lo que Moisés
realmente estaba hablando.
Esta porción se refiere
a un esclavo como un ladrón que es atrapado pero que no puede pagar de nuevo lo
que hurtó, y por ello se convierte en un esclavo de la persona de la cual robó.
La clave aquí se encuentra en entender el secreto espiritual del robo. Cuando
hablamos sobre el hurto en su concepto fundamental, nos referimos a una persona
que cree que cualquier cosa es suya, su dinero, sus pertenencias, su crecimiento
espiritual, sus conexiones espirituales. Cuando una persona
tiene la conciencia de “estas cosas me pertenecen”, está robando.
¿Por qué? Porque la verdad es que todo es de la Luz. Nada es nuestro.
Si somos honestos con
nosotros mismos, estaremos de acuerdo en que la mayoría de nuestros
pensamientos a través del día están basados en este concepto de lo que
me pertenece. ¿Por qué nos enfadamos? ¿Por qué discutimos con otras
personas? Porque pensamos: “esto me pertenece, estás tratando de quitármelo”,
o, “no estás tratando lo que me pertenece de la manera correcta”. Casi toda
discusión y toda forma de negatividad que viene a la vida de una persona se
basan en este concepto de lo que me pertenece..
Con este entendimiento,
ahora nos damos cuenta que robamos todo el tiempo. La mayor parte de nuestras
vidas está basada en este hurto, y de hecho, la conciencia de lo que me
pertenece es la fuente de toda duda o preocupación en nuestras vidas,
porque nos separamos a nosotros mismos del Creador. Ese hurto en la conciencia
también roba nuestra fuerza y poder. La fuerza innata que cada uno de nosotros
está destinado a tener nos es arrebatada cuando nos separamos del Creador.
Ahora intentemos
entender qué significa cuando dice que este ladrón, el cual somos nosotros, es
vendido como esclavo; somos los esclavos que son vendidos cada día. El secreto
de la venta a la que se refiere es la enseñanza de que cuando robamos en
nuestra conciencia, nos separamos del Creador, y por ende no podemos recibir
Luz, sustento y las bendiciones del Creador de manera directa… Porque hemos
decidido que estamos separados, y el Creador sigue nuestra dirección. Por ende,
no puede existir un embudo directo de Luz, abundancia y bendiciones del Creador
hacia nosotros, y por tal motivo creamos la necesidad por un intermediario.
Ahora, aquí yace una
gran enseñanza: cuando en la Torá dice que el ladrón es vendido como esclavo a
otro individuo significa que nosotros, al decidir estar separados del Creador,
no podemos recibir de Él por más tiempo, y así creamos la necesidad de que
exista un intermediario que reciba las bendiciones del Creador y luego nos las
dé a nosotros. Hablando en términos prácticos, es lo mismo que ocurre cuando la
sanación tiene que venir a través de un doctor, o como la asistencia tiene que
venir a través de un abogado. Este es entonces un gran secreto de la porción de
esta semana, como nosotros robamos primero, y por ende creamos la necesidad de
ser vendidos a alguien más como un intermediario que nos dé sustento y cubra
nuestras necesidades.
Es importante que
tomemos el tiempo antes de este Shabat, o en este Shabat, para pensar sobre
cuánto de nuestra vida está basado en lo que me pertenece. Tenemos
que estar claros que el robo en nuestra conciencia hace que las dudas y las
preocupaciones entren, así se desvanece nuestra fuerza, y así la Luz del
Creador no puede venir de manera directa a nosotros.
Ese es el secreto de la
venta del esclavo. Nosotros somos los esclavos. Nosotros somos los ladrones.
Somos quienes diariamente hacemos las cosas para no poder recibir directo la
Luz y las bendiciones del Creador. No hay forma de regresar al ser
perfeccionado a menos que continuamente peleemos esta conciencia. No podemos
eliminar el dolor, el sufrimiento y la muerte del mundo, tanto individual como
colectivamente, mientras continuemos aferrados a lo que me pertenece.
¿Cómo corregimos esta
conciencia de lo que me pertenece? La mayoría de las personas
piensan que la respuesta sería dejarlo ir todo. Pero los kabbalistas nos dicen
que de hecho es lo contrario. Dice en la Torá que cuando te conviertes en
esclavo debes trabajar por seis años. El Zóhar explica que
existe un secreto del por qué dice seis años: Yesod, o Yosef. El Zóhar revela
que la palabra kol, que significa “todo”, es la palabra código para
el nivel espiritual, o sefirot, de Yesod. La conciencia de Yesod es la de
recibirlo todo. Cuando podemos decir, no con palabras sino en la conciencia:
“sé que nada de esto es mío, pero quiero todo en este mundo para así poder dar
a otros”, es allí cuando puedes tenerlo todo. En una paradoja… Sólo puedes
tenerlo todo cuando no tienes nada.
Así que cuando eres un
esclavo de esta conciencia de lo que me pertenece, como lo somos
todos, la Torá nos da el secreto de cómo corregirlo: conviértete en Yesod,
la paradoja de que únicamente a través de remover el concepto de lo que
es mío una persona puede tenerlo todo, kol.
Cuando nuestra
conciencia es aquella de nada me pertenece, entonces podemos llegar
al nivel deYesod, como Yosef. Yosef controló todo el dinero en el mundo
porque poseía la conciencia de que nada era suyo, y se convirtió en la
personificación de Yesod, la personificación de kol,
todo. Y es allí a donde estamos destinados a llegar. No significa que con esta
conciencia digamos: “nada me pertenece y no quiero nada”. Más bien, decimos:
“nada me pertenece, y por ello lo tendré todo”.
No vinimos a este mundo
simplemente a remover nuestro ladrón espiritual, también vinimos a
transformarlo a través de entender que el propósito de todo lo que tenemos es
sólo una forma de darle a otros. Entonces, y sólo entonces, lo puedes tener
todo.
Uno de los secretos del Shabat
Mishpatim es reconocer que somos ladrones y esclavos, y que mientras
permanezcamos con esta conciencia de lo que me pertenece,
experimentaremos dudas y preocupaciones, pérdida de fuerza y la inhabilidad de
recibir directamente del Creador. Sin embargo, si podemos trabajar con estas
enseñanzas (romper consistentemente la conciencia de lo que me
pertenece y consistentemente desear recibir sólo para que podamos
compartir) entonces, y solamente entonces, podemos llegar al nivel de Yesod y
tenerlo todo.
Michael Berg
Te agradezco. Tus palabras me han dado mucha luz frente al tema del robo y su significado espiritual.
ResponderEliminarBendiciones ♥
Eliminar