Por Cristina Laird
Ya estamos en la Luna Nueva de Febrero, en Acuario, de este año. Cada
Luna Nueva, a pesar de que es el momento del mes cuando el Sol y la Luna forman
una conjunción, algo que ocurre cada mes, nunca describen, ni evocan las mismas
energías planetarias.
NUNCA, en nuestras vidas, hay dos lunas nuevas iguales. Extraordinario,
verdad?
El signo de Acuario, así como sus planetas regentes, que son dos
enemigos mitológicos, Saturno y Urano, el primero, hijo del segundo y el
causante de que Urano desaparezca de la Mitología. Fué Saturno quien castró a
su padre Urano y luego de dicho evento, poco se escucha del dios Urano, pero
Saturno a partir de ese momento, se come todos sus hijos, ante el temor que le
pase lo mismo que a su padre, en manos de uno de sus propios hijos. Aún así,
engañado por su mujer, cuando nace Júpiter (Zeus), se come una piedra envuelta
en un trapo en vez de a su hijo y cuándo este crece, después de haber sido
criado por mortales, vuelve y destrona a su padre y se convierte en el supremo
Dios de los Dioses.
Hay una extraña mezcla de conservadurismo y excentricismo en Acuario.
Por un lado, este signo siente un impulso difícil de controlar de separarse de
la manada, pero por otro, necesita mantener esa lucha y para que esto
tome lugar, se deben mantener esas estructuras contra las que lucha.
Personalmente, siento que Acuario describe las energías de Urano, pero
una y otra vez, reconozco los coletazos de Saturno en este signo. Esta Luna
Nueva en Acuario forma una T-cuadrante con los Nodos Lunares que se encuentran
en el ángulo Escorpio-Tauro. El tema del dinero ganado por los propios
esfuerzos y ese otro dinero al que podemos tener acceso pero que nos deja en
deuda, se manifiesta. Cómo liberarnos de nuestras deudas y al mismo tiempo de
nuestra dependencia en el dinero de otros, de nuestra fascinación con las cosas
materiales, en la lucha por elevarnos espiritualmente.
Acuario también nos habla de la SOLEDAD de estar fuera de la manada.
Cuando seguimos al pie de la letra el impulso anti-establecimiento de Acuario,
terminamos fuera del grupo y por tanto SOLOS. Por eso hay algo terriblemente
Acuariano en los científicos, en todas aquellas personas que se dedican
fervientemente a una profesión hasta tal punto que se olvidan de socializar, de
compartir. Cuanto más saben, más aislados. Con quién compartir ese conocimiento
que han adquirido a través de la dedicación y las horas de estudio y
concentración en la tarea?. Los astrólogos somos bastante Acuarianos.
La soledad Acuariana, se cura con la enseñanza Pisciana, comprendiendo
que TODOS somos UNO, y que todo lo que aprendemos viene del trabajo que otros
realizaron antes que nosotros y que de nuestro trabajo se beneficiarán todos
aquellos que vienen después de nosotros. No estamos desconectados jamás.
Nuestra imaginación se nutre de todo lo que vemos y sentimos desde que nacemos.
De todo aquello que ya existía cuando llegamos al mundo.
Esta Luna forma un sextil a Eris, la reina del inconformismo, la que no
se doblega, quien ha estado en Aries desde que todos los que estamos vivos
nacimos. Eris nos conecta con nuestra ira ancestral, sobre todo con nuestra ira
femenina ancestral. Si te encuentras en situación tensa con otra mujer, analiza
que es lo que esta persona te activa en tu interior. En vez de justificar el porqué
te enoja desde afuera, mira hacia dentro y descubre desde donde viene la ira.
Quien nos enoja, simplemente pone el dedo en una herida abierta, que rehusa
cerrarse. Esta Luna también forma un trígono a Ceres, la Gran Madre, las
relaciones madre-hija también tienen su momento de reajuste, pero de una forma
más armónica. Urano, en conjunción a Pallas, forma una semi-cuadratura a la
Luna y el Sol, activando una vez más el grito de independencia de nuestras
propias dependencias emocionales, en nuestro interior. La lucha hacia la
liberación personal, para poder convertirnos en quien realmente somos, está
activada por esta Luna Nueva en Acuario. No la desperdicies. Busca en tu
interior, y descubre que te encadena.
Finalmente, Mercurio, Marte, Quirón y Neptuno prácticamente juntos en
Piscis, nos conectan con nuestra necesidad de reconocimiento de nuestra
humanidad, con la verdadera compasión por el todo y por cada uno de nosotros.
Todos estos planetas forman un trígono a Saturno en Escorpio, un recordatorio
más que todos sufrimos, que no existe aprendizaje sin dolor, y que deberíamos
comprender qué es en el dolor que todos somos UNO, al igual que en el amor. El
amor también nos conecta al dolor ancestral y todo esto es parte de ser humanos
y de estar vivos.
Acuario puede ser frío y desconectado del dolor ajeno, al igual que
Urano. Pero para eso está Piscis, para recordarnos de aunque nos podemos sentir
fuera de la manada, en realidad no lo estamos.
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