CARTA A LOS GRUPOS - Mes de Piscis 2013
LA BURBUJA
Inmersos como
estamos en el medio de interminables crisis de todo tipo en una situación
mundial que parece retroceder en vez de avanzar, nos preguntamos cómo es
posible que, contrario a todas las predicciones, no estemos viendo el amanecer
de la Edad de la Luz. Mientras que la moderna tecnología nos permite tener una
producción mundial de alimentos básicos que equivale a más del 110% de las
necesidades de la población del planeta tenemos 30 millones de personas que
mueren de hambre anualmente y más de 800 millones que padecen desnutrición. En
1960, el 20 % de la población más rica del mundo podía disponer de unas rentas
treinta veces mayores a las del 20% más pobre. Hoy en día se ha ahondado tanto
esa diferencia al punto de que el 20% más rico lo es, no 30 veces más sino 80
veces más que los más pobres... Uno se pregunta, ¿qué puedo hacer?
Es la pregunta que se hacen miles y miles de seres de buena voluntad que están
despertando a esta dura realidad que ahora, en la segunda década del siglo XXI
empezó a afectar con mucha dureza también a la clase media.
La Edad de la Luz ya llegó porque los tiempos
cósmicos no esperan por una humanidad rebelde. Hoy, los tiempos son
favorables a la mirada interna, a la retrospección, al contacto con el alma. Y
en ese contacto la situación comienza a revelarse en su más profunda verdad. El
mundo que nos rodea no se limita a la situación mundial humana, porque el
planeta tiene dimensiones que para nosotros son todavía invisibles, con
criaturas que ya viven la Edad de la Luz. Así como la humanidad no es un
sistema aislado del medio que lo rodea, tampoco el planeta está aislado del
sistema que lo contiene. Si los humanos pudiéramos ver los múltiples
intercambios que podemos hacer con las entidades luminosas y de esta manera
lograr la verdadera comunión con el alma universal quedaríamos sorprendidos y
también enriquecidos por su luz, su gracia y su gloria que llega a nosotros
cuando abrimos la puerta de nuestro corazón.
La humanidad está viviendo de espaldas a esta
realidad cósmica y se encuentra envuelta en una especie de burbuja construida
por su propio intelecto. Dentro de esa burbuja se libra una guerra, la más
cruenta de todas que está matando a millones de seres humanos cada año, unos
víctimas de armas físicas, otros por contaminación y la mayoría por hambre.
Nunca antes habíamos conocido tanto dolor. Y el planeta y todo el sistema
solar recibiendo las primeras luces de la Edad Dorada...
¿Qué hacer? ¿Cómo podemos ayudar? Conocemos que
cuando los sistemas se aíslan y se cierran, mueren implosionando. Entonces, lo
más urgente es mantener el sistema abierto. Y éste es el trabajo de los
discípulos y servidores mundiales. El sistema se mantiene abierto cuando los
humanos, desde el plano físico, contactamos el alma que habita fuera de esta
burbuja y conoce bien los tiempos que vivimos. Construir el puente llamado
Antakarana es ahora un deber, porque a través de ese puente que nos conecta con
el alma, el sistema se ventila y permite que una nueva luz entre y pueda, de
alguna forma, iluminar e inspirar las mentes y los corazones de aquellos que
detentan el poder y sus decisiones afectan a millones…
Como es en el plano de la mente concreta en donde
se libra la batalla, tenemos que lograr un estado de flujo, un estado de
gracia, que nos permita trabajar por encima de ese plano. Olvidar el
esfuerzo y la lucha y entrar en el camino de la entrega, del dejarse conducir
por el alma. Hacer contacto con los campos de resonancia de la compasión, de la
luminiscencia, de la conciencia del uno. Buscar la luz que nos alumbra
recordando que …somos una luz dentro de una luz aún mayor… y
permanecer confiados en esa Luz.
La guerra nunca se termina con más guerra, si así
fuera, con todas las guerras que hemos tenido y las que tenemos actualmente,
tendríamos paz. Pero no. Tenemos que crear espacios de amor, de profunda
neutralidad. Esa neutralidad es la esencia misma de nuestra alma, de nuestro
ser Crístico, que con su energía une en nosotros las dos polaridades de espíritu
y materia. De esta manera, cuando estamos en profunda comunión con el alma, nos
convertimos en centros de pura neutralidad que, como puertas, mantienen el
sistema humano abierto a energías que provienen de “La Luz Mayor” y esa luz
contiene la semilla del Plan Divino para esta Tierra.
En plano intelectual de la humanidad no hay
realidades sino mapas de la realidad, cada uno tiene su propio mapa o su
pequeña verdad. Si nos damos cuenta se nos hace más fácil tolerarnos en
nuestras diferencias y descubrirnos en nuestra esencia divina en la que somos
UNO. La unión no viene por vía del intelecto, sino del alma, del amor, del
corazón.
En medio de toda esta crisis mundial, podemos
lograr esa armonía que nos permita acceder a estados internos de flujo, de no
esfuerzo. Te invito a que mires las estrellas y sin pensar, te
dejes absorber por su magia. Hay una atracción que ejerce el cosmos en el alma
humana que proviene de nuestra realidad interna que también es cósmica. Es un
no sé qué mágico que sólo se percibe cuando te dejas atraer por su encanto y le
permites evocar tu espíritu inmortal. En esta época del año, desde mi ventana
veo la constelación de Orión. Está distante, pero cuando la miro siento que se
acerca. En ese juego descubrí que las distancias que nos separan, cuando
miramos con los ojos del alma, se convierten en los espacios que nos unen. La
música suave, los olores agradables, las flores, el incienso, el fuego de una
vela así como los sentimientos nobles y el pensamiento positivo también nos
ayudan a entrar en ese estado. Cuando logramos ese fluir, ese estado interno de
armonía, podemos sentir y experimentar por fugaces instantes, la realidad de
que somos uno y de esta manera vamos disolviendo, aunque sólo sea en su parte
más grosera, el espejismo de separación.
Sin la formación del embrión de la conciencia de
unidad no podemos trabajar en el servicio que la Jerarquía de Maestros nos pide
y el planeta requiere.
En nuestro cuerpo, en el centro del corazón se
produce la unión. Este centro, el cuarto, está conectado con el octavo centro
que es el Centro Superior del Corazón llamado el Centro Narayana, desde donde
la energía de síntesis del Fuego del Espíritu penetra la naturaleza humana.
Podemos utilizar el sonido semilla del centro del corazón, el sonido Klim. Se
pronuncia al exhalar de manera que vaya saliendo suavemente, y se acompaña con
la visualización del color azul.
La energía sigue al pensamiento... pensemos en la
Unidad del alma humana. Celebremos las diferencias y dancemos la danza de
los opuestos creando síntesis cada vez mayores. Visualicemos a esas otras
realidades que tienen expresión aquí en nuestro planeta, las criaturas de luz,
los ángeles, los Maestros... Abramos la puerta de nuestro corazón de par en
par invocando sus presencias en los asuntos humanos para que nos inspiren
y nos ayuden y podamos salir de esta encrucijada en la que nos encontramos, de
manera que la burbuja que nos mantiene separados del mundo que nos rodea se
rompa y podamos entrar en la Edad de la Luz y cada uno pueda realizarse en
espíritu y en verdad para que el Plan Divino se cumpla en nuestro mundo.
Desde las profundidades del alma,
Carmen Santiago
No hay comentarios:
Publicar un comentario