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25 de abril de 2016

Cuando llega la primavera

por Prem Rawat

Ya estamos en primavera, y la lucha ha comenzado. Por un lado, el invierno no quiere perder su dominio. Por otro, el calor del verano quiere irrumpir. Y esto se representa en el cielo, las nubes, los relámpagos, los arcoíris, el sol. Y en la tierra hay pequeñas plantas delicadas. Son frágiles. En el último otoño hicieron una apuesta. Pensaron: “Para sobrevivir al invierno, tendremos que despojarnos de nuestras hojas”. Y lo hicieron. La apuesta era: “El verano llegará otra vez, y cuando lo haga podremos echar nuestras hojas y volveremos a estar completas”.
Así que ya están preparadas, y el menor indicio de que llega el verano las ha impulsado a empezar a echar una vez más esas delicadas hojas. Ya están listas para comprometerse a ser completas.


Mi pregunta es: ¿estás preparado para la primavera en tu vida? Si lo estás, tengo una noticia muy buena para ti: la primavera ya ha llegado. ¡Todo florece! Éste no es el momento de razonar o cuestionar o discutir si de verdad ha llegado la primavera o no. No es el momento de lamentarse de que luego habrá que volver a despojarse de las hojas, por tanto, ¿qué sentido tiene?
¿Sabes que cada día que estás vivo llega la primavera? Sí, el dolor también llega. ¿Y qué te dice el dolor? “Hola, ¿no has sido un poco inconsciente últimamente? Despierta”. Cuando aparece el dolor la gente piensa: “Echemos un vistazo a esto, analicémoslo”. El dolor no es para eso. El hecho de que los engranajes chirríen en tu interior se debe a que hay algo que no va bien.
Como ser humano, tienes un ritmo. Y ese ritmo dice: “Muévete. Ponte en marcha. Adelante. Muévete. Ponte en marcha. Adelante”. Muévete. Comprende tu mortalidad y siéntete inspirado para seguir adelante y no pararte.
Comprende también que una parte de ti es inmortal.
Eres como un sándwich. Una parte de ti, a la que has dedicado tanta atención, es la rebanada de pan equivocada. Deberías haber prestado atención a la otra rebanada, porque ésta se va a desintegrar. Ésa es su naturaleza. Pero no dejes que eso te asuste. Déjalo que te inspire a concentrarte en la parte que es verdaderamente deliciosa. Y la inspiración para hacer eso reside en tu corazón.
Dentro de ti está el tambor que toca el ritmo de conocer, de comprender, de bailar al compás de la danza de la comprensión. “Comprendo el increíble regalo que se me ha dado. Comprendo mis ganas de florecer”.
Lo bueno es que la primavera llegará. Y cuando veo brotar esas diminutas y brillantes hojas verdes, digo para mí: “Adelante. Háganlo. No se sientan amenazadas. No se desanimen porque hoy haga frío. Por muy fuerte que apriete este frío, al final cederá”.
En tu caso, por muy fuerte que apriete la ignorancia, acabará por ceder, porque el buscador que hay dentro de ti es más fuerte que la suma de todas las preguntas y de la confusión que hay en este mundo. Así es el impulso que nace de tu interior. Y es el impulso más bello: buscar. Si una persona busca, le digo: “Bien. Si buscas de verdad, encontrarás a quien hará que esa búsqueda tenga éxito”. Se llama la sed, el sediento y el agua. Debido a que existe la sed, existe el sediento. Y debido a que existe el sediento, se encontrará el agua.
Algunos pasan por muchas penalidades para encontrar el agua. Pero se encontrará, porque el agua que buscas está en tu interior.
No tienes que ir a ningún lugar especial. No necesitas buscar un oasis, ni un pozo, ni pájaros, ni nada. Estés donde estés en este desierto, cada respiración bombea el agua más increíble que saciará tu sed, de día y de noche. Mira dentro de tu corazón y encontrarás la verdadera esencia de tu vida. Mira en tu interior y encontrarás las aguas más hermosas. Mira dentro de ti y encontrarás respuestas para las que ni siquiera tienes preguntas.
Estoy hablando de la pasión y compasión que hay en este universo y más allá, de la increíble energía que, del polvo, creó el Sol, la Luna y la Tierra. Partiendo de la nada, crearlo todo. Crear esta Tierra con techos sin columnas, un alfombrado de texturas maravillosas, vivo, hermoso, siempre cambiante. Crear una luz magnífica, hecha de todos los tonos. Crear luces nocturnas que están más allá de nuestra imaginación, la Luna, las nubes, las estrellas, todo eso. Y para ti, poder contemplarlo, no sólo verlo, sino admirarlo. Hacer cada uno de los días y que nunca haya dos iguales; eso sí que es un trabajo de artesanía. Crear los árboles y los copos de nieve y que nunca haya dos iguales. Y hacer a los seres humanos y que tampoco haya nunca dos iguales.
Cuando llueva sin cesar, recuerda el regalo tan magnífico con el que has sido bendecido. Recuerda cuáles son las posibilidades. Recuerda que tú eres parte de todo eso. No eres algo abstracto, algo que no sirve para nada y que apareció ahí.
Cuando el trabajo de artesanía es así de bueno, hay que contemplar y admirar cada una de sus piezas, no hay nada frívolo. Ni un grano de arena, ni una hoja, ni un copo de nieve, ni una gota de lluvia están fuera de lugar. Y si aceptas eso, también debes aceptar que tú tampoco estás fuera de lugar. Observa y comprende la realidad, porque es más bella que cualquier cosa que hayas podido imaginar. Y a medida que la primavera llega cada día de tu vida, sin titubear, florece


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