Cuando cambian las eras,
cuando las edades entran nuevas, los tiempos se revelan en su realidad cósmica
y nos ofrecen la oportunidad de mirar más allá de todas las formas conocidas.
La Jerarquía, que guía y vigila el desarrollo del Plan en la Tierra, nos dio la
oración con la que podemos atraer las energías necesarias para iniciar un nuevo
tiempo. Y así nos fue entregada “La Gran Invocación”.
Desde el punto de Luz en la Mente de Dios
Que afluya luz a las mentes de los hombres.
Que la Luz descienda a la Tierra.
Desde el punto de Amor en el corazón de Dios
Que afluya amor a los corazones de los hombres.
Que Cristo retorne a la Tierra.
Desde el centro donde la Voluntad de Dios es conocida
Que el propósito guíe a las pequeñas voluntades de los hombres
El propósito que los Maestros conocen y sirven.
Desde el centro que llamamos la raza de los hombres
Que se realice el plan de Amor y de Luz
Y selle la puerta donde se halla el mal.
Que la Luz, el Amor y el Poder restablezcan el Plan en la Tierra.
Que afluya luz a las mentes de los hombres.
Que la Luz descienda a la Tierra.
Desde el punto de Amor en el corazón de Dios
Que afluya amor a los corazones de los hombres.
Que Cristo retorne a la Tierra.
Desde el centro donde la Voluntad de Dios es conocida
Que el propósito guíe a las pequeñas voluntades de los hombres
El propósito que los Maestros conocen y sirven.
Desde el centro que llamamos la raza de los hombres
Que se realice el plan de Amor y de Luz
Y selle la puerta donde se halla el mal.
Que la Luz, el Amor y el Poder restablezcan el Plan en la Tierra.
La Gran Invocación nos
revela cómo, a través de los planos cósmicos como una cascada de luz, nos llega
la Luz y el Amor de Aquel que una vez nos pensó.
En nuestro Universo
existen 7 planos de manifestación y todos pertenecen al Plano Físico Cósmico.
Pero hay otros Planos Cósmicos más allá de los siete planos que conforman
nuestro universo. Los sabios nos dicen que existen siete Planos Cósmicos y lo
que nosotros conocemos como “la creación” abarca sólo uno al que llamamos el
Plano Físico Cósmico con sus siete divisiones. (Físico, Astral, Mental,
Búdico, Átmico, Monádico y Ádico.)
Por esta razón en
nuestro Universo, materia es energía y energía es materia, o como decía la
señora Blavatsky: “Espíritu es materia en su grado más sutil y materia
es espíritu en su grado más denso”.
Pero… ¿dónde está El
Pensador que creó nuestro Universo? Ese Gran Poeta habita en el Plano
Mental Cósmico, más allá de la creación. A ese plano se refiere la Gran Invocación
cuando dice “Desde el Punto de Luz en la Mente de Dios”. La
Gran Invocación nos pone en contacto con la realidad cósmica a la
cual pertenecemos como pensamientos divinos. De una forma sutil vamos
abriéndonos a nuestra realidad cósmica aunque nuestro intelecto todavía no lo
pueda aprehender. Cuando decimos... “desde el punto de Luz en la Mente
de Dios... no estamos hablando de nuestro plano mental, esa no es la mente
de Dios. “La Mente de Dios” es el Plano Mental Cósmico. Y ese Mental Cósmico se
conecta con “las mentes de los hombres”.Ése sí que es nuestro plano mental. Y
cuando decimos: “Desde el punto de Amor en el Corazón de Dios...” nos
referimos al Plano Astral Cósmico, y ese plano se conecta, como una cascada de
luz, con “los corazones de los hombres…” Y esta frase culmina
cuando decimos: “Que Cristo Retorne a la Tierra”, haciendo
referencia a ese centro de amor que conforma la Jerarquía Espiritual del
planeta, invocando su exteriorización.
La Gran Invocación es
una cascada de Luz que va descendiendo de plano en plano. Primero el Plano
Mental Cósmico: “Desde el punto de Luz en la Mente de Dios…”, luego el
Plano Astral Cósmico: “Desde el punto de amor en el corazón de Dios...” y
cuando decimos “Desde el centro donde la voluntad de Dios es conocida”,
ya estamos en la Tierra, en sus planos superiores, porque Shamballa, el
lugar donde la Voluntad de Dios es conocida está en el Segundo Éter de
la Tierra sobre el Desierto de Gobi.
Y culmina: “…Desde
el centro que llamamos la raza de los hombres…” descendiendo la luz
hasta el mundo del esfuerzo humano: el mental, el astral y el físico que es en
donde se realiza “… el plan de Amor y de Luz… y se sella la puerta en
donde mora el mal…”
El intelecto no nos
alcanza para abarcar la inmensidad cósmica que queda abierta con la Gran
Invocación, pero a través de la imaginación podemos fluir en sus
cascadas de luz. Imaginemos cómo, de más allá de la Creación, nos llega desde
la Mente y el Corazón de Dios, la Luz, el Amor y el Poder para cumplir nuestro
destino cósmico. Imaginemos, soñemos, alcancemos el hogar de nuestro Padre, el
Gran Poeta que con su canto creó nuestro Universo. Somos un pensamiento de Dios
que quedó grabado en nuestro Espíritu inmortal.
Y cuando la pequeña
mente proteste y entre en rebeldía digámosle: “Quédate quieta y déjame
soñar, déjame soñar... porque esos sueños fueron grabados en mi corazón y en el
núcleo de cada átomo por mi Padre. Déjame soñar y quédate con tus cuentas.
Actívate cuando tengo que hacer cosas de este mundo, pero cuando quiero soñar
con las cosas de mi Padre, permite que escuche la voz oculta de ese
corazón que está latiendo en cada célula, en cada átomo, en cada núcleo. Que
está en ese fuego que es el fuego del centro del Templo, que es el Fuego del
centro de la Tierra, que es el fuego del corazón del Sol que vibra en cada
átomo del cuerpo. Allí está mi Padre, llamándome con su eterna pulsación.
Déjame soñar, déjame volverme uno con Aquel que me pensó, deja que vuele por el
universo, que es mi hogar, que es mi casa, que es toda esa inmensidad. Déjame
penetrar a la multiplicidad de mundos, que ya vuelvo para decirte... te toca de
nuevo, sigamos por este camino material que nos toca, pero mientras tanto,
déjame soñar…”
Que cada vez que
pronuncies la Gran Invocación alcances la realidad cósmica que
te habita y puedas escuchar el Canto Sagrado que como cascada de luz llega
hasta ti de más allá de la Creación y te da la fuerza para que puedas cumplir
tu parte: sellar la puerta en donde mora el mal”.
Soñemos juntos. Con
amor,
Carmen Santiago
No hay comentarios:
Publicar un comentario