Vicente.—Vamos a iniciar hoy un ciclo de tres conferencias, mejor dicho charlas o conversaciones, para discutir conjuntamente todos aquellos aspectos que sean susceptibles de enriquecer nuestra conciencia. Todos estamos seguros, estamos convencidos y tenemos plena conciencia, de que el mundo va hacia unos cauces peligrosos por muchas razones, no singularmente esotéricas sino que por las apariencias y también por el sentido en que se mueve el mundo nos dan una noción de este cariz. Por lo tanto, cuando hablamos de enriquecer la conciencia estamos enfrentando el gran problema de la humanidad, pero ¿cuál es el problema de la humanidad? El gran
problema de la humanidad es el problema del hombre, y a menos que el hombre no se realice, no tome plena conciencia de su propia divinidad, el mundo no será enriquecido y estará sujeto como siempre a todas las perturbaciones de orden social, económico, religioso, político, etc. Entonces, en este plan de organización existe lo que podíamos definir como el ccoonnttaaccttoo ccoonn lloo ssuuppeerriioorr. ¿Y qué quiere significar el contacto con lo superior? El contacto con aquellas regiones aparentemente inaccesibles de la naturaleza o dentro de nuestro propio ser, es el incentivo de la evolución, es lo que yo técnicamente definiría como: DDeessttiinnoo. El destino, tal como yo lo veo, es actualmente la incapacidad que tiene el individuo de hacer aquello que realmente quiere y se ve obligado a hacer aquello que ve ¿se dan cuenta de la diferencia entre el querer y el ver?Bien, esotéricamente todo el proceso de
la espiritualidad, todo cuanto tiene que ver con el sentido crítico de los
valores espirituales, todo cuanto tenga que ver con el contacto del hombre con
la Jerarquía Planetaria o con los miembros de la Jerarquía Planetaria, que deben
ser iniciados estos contactos siempre con el contacto con el ser superior, el
propio ser, es el fermento social del ciclo, hablamos de la Nueva Era. ¿Qué es
para nosotros la Nueva Era? ¿Una situación astrológica, unas conjunciones
misteriosas provenientes de allende los espacios siderales más allá de las
concepciones a la que hayamos podido llegar en nuestros estudios astrológicos o
astronómicos? ¿Qué es una Nueva Era? Un gran iniciado de la Jerarquía definió
la Nueva Era como la capacidad que tiene el hombre de conquistar el fuego
creador. Me refiero al Maestro Koot Humi. Esta afirmación la dio en el año
1.918, en plena guerra europea y al finalizar la misma; dijo: solamente el
fuego puede quemar las escorias que están en la base de la humanidad. Es decir,
estamos enfrentando el mismo problema que enfrentaba al discípulo de la Era de
Piscis y, seguramente, los discípulos que precedieron a los de la Era de
Piscis, los de Aries y todos los demás, porque la vida es una sucesión de
acontecimientos y todo cuanto existe en la naturaleza es un hecho que ha
quedado cristalizado en el tiempo. ¿Podemos vivir sin estar cristalizados en el
tiempo? Esta es la pregunta ¿verdad?
Bien, como tenemos que discutir sobre
esoterismo durante tres meses, quizás será bueno que les diga lo que entiendo
por esoterismo. Esoterismo es la ciencia que trata no de lo oculto sino de las
causas de todo cuanto existe. El esoterista enfrenta el problema augusto de la
energía. Todo cuanto estamos realizando se mueve en un mundo de fuerzas y movimientos,
pero el mundo supremo de la energía todavía es una incógnita, y esa incógnita
precisamente es la que trataremos de resolver, y una de las primeras premisas
para conseguir esta actividad suprema es distinguir entre el libre albedrío y
la voluntad. Habitualmente creemos que la voluntad y el libre albedrío son la
misma cosa. Dense cuenta que la voluntad puede triunfar de los acontecimientos,
porque según se nos dice: los astros inclinan pero no obligan. ¿Quién puede
realizar este prodigio de situar su voluntad por encima de los acontecimientos
marcados por las estrellas? Es decir, el problema está en que la voluntad del
hombre ha quedado circunscrita dentro de un círculo infranqueable, dentro de un
círculo limitador y todos los acontecimientos registrados o que tienen lugar
dentro de este círculo es el libre albedrío, es la vida dentro de la jaula. ¿El
libre albedrío hasta donde puede moverse, qué es lo que puede hacer, cuáles son
sus conquistas, cuáles son sus oportunidades? Bien, estamos enfrentando el
problema del Dios Inmanente buscando el Dios Trascendente o, si ustedes lo
prefieren más teosóficamente, el círculo que envuelve el yo inferior en
oposición o quedando encerrado a la búsqueda del Yo superior. Entonces, el
libre albedrío es el que trata de decidir, es el que trata de triunfar, es el
que trata de autoglorificarse constantemente y, naturalmente, en este camino se
encuentra siempre frenado por la Voluntad de Dios o el destino, o el karma.
Estamos discutiendo el karma ahora en términos psicológicos, no simplemente en
términos metafísicos, porque naturalmente la ciencia debe aseverar el hecho, y
que habiendo causas y efectos, y que siendo los efectos provenientes de causas,
el karma es algo que es que no podemos disponer de su fuerza, de su albedrío,
porque carecemos de esta fuerza, pero sentimos siempre dentro de estas
prisiones impuestas por el propio yo. Es decir, que si hablamos de libertad,
¿qué entendemos por libertad? La libertad también es un proceso mediante el
cual el hombre trata constantemente de ensanchar este círculo no se pasa donde
habitualmente se mueve su conciencia. Cuando llega a este punto ¿qué ocurre?
Ocurre la precipitación de energía kármica, tal es el caso de los aspirantes
espirituales del mundo, tal es el caso de los discípulos y tal es el caso de
los iniciados en las primeras iniciaciones. Existe una precipitación de karma
sobre este círculo infranqueable con la misión de quebrantar este círculo y de
hacer que el yo inmanente se confunda o se fusione con el Yo trascendente. Más
concretamente, que el yo inferior se transmute en el Yo superior, porque el Yo
superior y el yo inferior son de la misma naturaleza, entonces, hay que hablar
de una ciencia de impresión, hay que hablar de una ciencia de contacto, siendo
la técnica de impresión la que procura los campos magnéticos de los seres
humanos, que hace que exista una simpatía o una antipatía que nos lleva de aquí
para allá, buscando grupos de afinidad o personas de afinidad o lugares de
afinidad, cuando todo en la naturaleza es afín a la gloria de Dios, y por lo
tanto, hay siempre una cierta división entre una cosa y la otra. Entonces,
cuando existe la fusión, cuando existe quebrantamiento de los moldes que
limitan nuestra pequeña personalidad se produce el fenómeno de la liberación.
Cuando existe liberación se ha producido el hecho sintomático de que el libre
albedrío se ha convertido en la propia voluntad de Dios, se terminaron los
conflictos, no existe dolor, no existe soledad, no existe separatividad en el
alma y la persona ve la vida desde la atalaya de la conciencia superior, y
naturalmente, como en próximas conversaciones hablaremos de estos estados, el
estado que va del simple aspirante devocional buscando la gloria de Dios,
encerrado dentro del círculo infranqueable de su conciencia, pasando por el
discipulado en todas sus fases, el discipulado en probación, el discipulado
aceptado y el discípulo en el corazón del Maestro que todos sabemos
teosóficamente, hasta llegar al momento en que el hombre se convierte en el Prometeo
de la vida, es decir, que es capaz de robar el fuego de Júpiter y llevarlo a
los seres humanos, llevarlo a su propia conciencia y a esto se le llama la
trasmutación del yo, se le llama la fusión del yo con el Yo superior, se le
llama a esto también que el libre albedrío se ha desvanecido, ya no hay lucha,
la mente ya no es solamente un motivo de conocimientos, ya no es una prisión
que está dejando al hombre circunscrito al área de sí mismo sino que es ¡tan
grande! como el propio Dios. No me extraña que por eso Krishnamurti dice:
“Cuando el hombre se libera se ha liberado el propio Dios”, porque es Dios
quien se libera cuando existe esta liberación de perspectivas humanas, cuando
el hombre deja de ser en sí para ser dentro de la humanidad, cuando ya no es un
simple devoto del Maestro sino que vibra ya en el corazón del Maestro.
Conferencia de Vicente Beltrán Anglada
en Barcelona, el 11 de enero de 1981.
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