Hermanas y hermanos, estamos aún, bajo el auspicio del Equinoccio de otoño en el hemisferio norte y de primavera en el hemisferio sur. Que ese equilibrio entre el día y la noche, nos impregne para equilibrar.
Nosotros. los que nos llamamos a nosotros mismos, Servidores del Plan de Dios sobre la Tierra, que nos reconocemos como hijos e hijas de humanos, pero que sabemos, en lo profundo de nuestro corazón, que somos al mismo tiempo, hijos e hijas del Sol, sentimos el poder del Equinoccio equilibrando el día y la noche, lo real y lo irreal, lo humano y lo divino, lo objetivo y lo subjetivo.
En esa danza entre los aparentes
opuestos, nuestra conciencia se va expandiendo, y lo sabemos porque es capaz de
incluir en lugar de excluir, porque nos reconocemos, al mismo tiempo, como una
pequeña criatura en la raza de los humanos, y como Seres Solares que vinimos a
la amada Gaia a ocupar nuestro lugar.
Recordemos que somos simultáneamente
los que llevan adelante esta pequeña vida de todos los días, el trabajo, las
comidas, las compras, también somos los seres solares que elegimos venir a este
pequeño planeta que esta caminando hacia su consagración como planeta sagrado.
Recordemos que estamos navegando, con
todos los seres que habitan la Tierra, dentro del campo de influencia de la
constelación de Libra. Estamos impregnados de la energía de equilibrio y
síntesis, con la que nos conecta esta bendita Madre: Libra. Su lema es “Elijo
el camino que va entre las dos líneas de fuerza” indicándonos encontrar ese
punto en donde los aparentes opuestos se ven como complementarios y se
sintetizan en una Luz siempre mayor.
De todos los opuestos aparentes, hay
un par, sobre el que me gustaría que pongamos la atención Lo femenino y lo
masculino que, en la raza de los humanos, son expresados en la mujer y el
varón. Resolver esta aparente antinomia y encontrar el punto de síntesis, es el
poder que cada uno de nosotros tenemos, para cooperar en la recuperación de la
Armonía y el Equilibrio en la amada Gaia.
A través de la historia y de las
diferentes culturas hemos pasado por organizaciones matriarcales, donde el
predominio de lo femenino, opacó lo masculino y en sociedades patriarcales
donde lo femenino fue profundamente humillado y ultrajado. Es una tarea de todo
humano sobre la faz de la tierra buscar ese punto de síntesis en que la danza
entre lo femenino y lo masculino, sagrada danza de síntesis, nos permita
valorar las cualidades de ambos aspectos y reconocer que, en el encuentro de
ambos se establece sobre nuestro planeta, una luz cada vez mayor.
Los senderos de integración, son el
camino de la síntesis, no la mezcla de los opuestos, no la confusión entre los
opuestos, sino la integración tan profunda que los convierta, en una unidad
mayor, a los dos.
Así como entre el polo positivo y el
polo negativo, no en uno, ni en el otro sino en la integración de los dos, se
produce la Luz. En la integración de las cualidades femeninas y masculinas, en
cada uno de nosotros, complementándonos con el aparente opuesto, se da la Luz
mayor de una Recta Relación.
Es mi sincera plegaria que caminemos
por la vida encontrando la complementariedad de cada aparente oposición y
estaremos dando pasos seguros y certeros para el final de la guerra.
Nadie está exento o afuera de esta
tarea, integremos en poderosa síntesis lo que la pequeña limitada percepción
nos muestra como opuesto y nos sugiere rechazar, y estaremos parando los
vientos de guerra que los desorientados del mundo se empecinan en soplar.
Con todo amor que la Conciencia de la
Unidad de la Vida, nos permite experimentar.
Marta Paillet

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