Centro Holística Hayden

Escuela de Autoconocimiento personal y espiritual

Master Reiki Usui - Master Reiki Karuna - Master Reiki Egipcio Seichim - Terapeuta Holística - Facilitadora espiritual - Numeróloga Evolutiva Humanista.

A través de estas herramientas te encuentras con tu verdadero Ser...aqui estamos....esperando darte la mano.........

20 de octubre de 2025

EL ALMA HERIDA

El mundo llora el genocidio en Gaza. El alma humana está herida. Las protestas que se han levantado en casi todos los países del mundo revelan su dolor. En pleno siglo XXI y siendo testigos de toda la secuela de terror, dolor y sufrimiento uno se pregunta cómo es posible que la humanidad todavía no aprenda que la violencia nunca termina con más violencia, que el terror no se acaba añadiendo más terror, ni el odio con más odio. Hasta cuándo, ¡OH Señor!, vamos a aprender que Tu ley es el amor y el perdón, que Tu sendero está hecho de compasión y que sólo cuando nosotros, los humanos, decidamos vivir como hermanos, dejando para siempre la competencia y tomando como ley la cooperación, abandonando la indiferencia y tomando como forma de vida la solidaridad entre los humanos y entre las naciones, que la Tierra entera podrá manifestar su verdadero propósito que nos permitirá expresar la gloria que cada ser oculta en su corazón.

Hasta cuándo, uno se pregunta, y no haya la respuesta. Somos una civilización guerrera, muy guerrera, que se cree pacífica, con la responsabilidad histórica de construir una cultura de paz que garantice la supervivencia de la especie humana. Enseñamos a nuestros niños, desde muy pequeñitos a matar por medio de los juegos que les compramos y el ejemplo de nuestra conducta violenta. Creo que somos la civilización más sanguinaria que ha conocido la historia de la humanidad porque nunca antes la maquinaria de guerra ha sido capaz de matar a tantos y tantos inocentes en tan corto tiempo; somos una civilización terrorista porque hemos aprendido a hacer llover bombas de todo tipo, engendrando terror a los ciudadanos civiles de las ciudades bombardeadas.

Cada vez que un ser humano ocasiona la muerte de otro nos alejamos más de nuestra esencia. Porque el alma, esa unidad de conciencia que tiene la capacidad de convertirse en un glorioso Hijo de Dios tiene una Ley, y esa Ley es el amor y la compasión. La violencia nos aleja de nosotros mismos, nos desconocemos, y entonces, nos confundimos con el reino animal. Una vez escuché a un Maestro muy sabio decir que el ser humano podía, debido a su maldad, reencarnar en el reino animal;  confieso que me pareció absurda aquella aseveración, pero ahora, ante la escalada de violencia en pleno siglo XXI, las imágenes de niños inocentes muertos, o lo que es peor, sufriendo hambre, dolores físicos y morales, pienso que podía tener razón, porque no es que uno tome un cuerpo de rata o de cucaracha, el cuerpo puede parecer humano, pero es la conciencia, y por ende, la conducta, la que se vuelve animal.

Pero a pesar de todo este desastre estamos cerca, muy cerca de un nuevo amanecer de la conciencia humana. Soy de las que creo que es cuestión de un instante de luz, de un profundo contacto con la Verdad de lo que cada uno de nosotros es y este mundo de competencia, de violencia, de codicia, se hace pedazos y en su lugar aparece el mundo real.

La esperanza surge de la humanidad misma. Estamos cambiando. Algo en nuestra conciencia se está despertando. No es el cambio hacia esa bondad tonta de creer que cumplimos con Dios porque no le hacemos daño a nadie sino algo más profundo. Estamos dándonos cuenta de una verdad interna, ésa “que nos hace libres”. Es la verdad de la realidad del alma, de la naturaleza divina que todos tenemos. De la convicción de que somos hermanos, que el “pueblo escogido” es toda la humanidad y, por lo tanto, nos duele tanto la muerte de un niño americano, como la de un judío, un ruso, un iraní o la de un palestino. Sí, la de todos, porque respetamos la vida, porque hemos empezado a darnos cuenta de su verdadera dimensión.

Y así como sentimos el dolor terrible de todos los sometidos al espanto de la guerra, también sentimos la nota de los que claman por un mundo mejor. Y esa nota crece y crece cada vez más. Aunque los poderes materialistas que dominan el mundo tratan de acallarla, con aquel cuento infantil de que nosotros somos los buenos y “los otros” los malos, surge victoriosa. Es como el perfume de una flor, sutil pero imposible de detener.

No podemos acabar con el mal combatiéndolo porque nos volvemos el mal. No caigamos en esa trampa. Como una estrategia de supervivencia humana tenemos que manifestar el bien, tenemos que expresar nuestra mejor versión y ser el humano transformado, heraldo de una Tierra restaurada. Es tiempo de detener la prisa, hacer una pausa, respirar profunda y lentamente, silenciar las voces del deseo o la aversión y hacer contacto consciente con esa luz que vive dentro de cada uno de nosotros. Es buscar esa esencia divina que nos da vida y en esa luz reconocer la profunda unidad que nos contiene.  Al principio utilizando la imaginación para luego poder sentir el tejido de luz que llamamos existencia, que nos da la certeza de la unidad de la vida y así poder traer lo divino, y trascendente a la vida de todos los días.

Seamos el futuro. Manifestemos con nuestras acciones, pensamientos y sentimientos esa nueva humanidad que será la gloria del nuevo tiempo.

 Somo Uno

Carmen Santiago

No hay comentarios:

Publicar un comentario