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20 de octubre de 2025

La segunda Conjunción ERIS-KIRÓN – 9 de Octubre, 2025 – El pueblo comienza a hablar.

por cristinalaird

Aunque ya he escrito acerca de esta conjunción entre Kirón y Eris, que a pesar de estar activa por un par de años, se formó exacta por primera vez el 27 de Mayo de este 2025, ahora vuelvo a ella con motivo de su segundo encuentro partil hace dos días, el 9 de Octubre y habrá una tercera vez en Marzo 2026. Pero por supuesto no tenemos que esperar que se forme exacta para navegar sus aguas turbulentas aunque tan llenas de promesa de verdadera curación.

Eris lleva navegando el fuego de Aries desde el principio del siglo pasado, y no lo dejará hasta el 2048. Por tanto

todos los que estamos vivos desde entonces tenemos a Eris en Aries en nuestra carta astral, y quizas esa es la razón por la cual se nombró Eris, este planeta enano descubierto en 2003, aunque oficialmente en 2005, nada más y nada menos que la hermana de Marte (Ares), regente de Aries. Kirón por su lado entró en Aries en Marzo 2019, esta vez. Anteriormente, recorrió este signo entre Abril 1968 a Abril 1977. Por tanto, al final de los 60s y principio de los 70s, tuvimos la primera conjunción Eris-Kirón en Aries, desde hacía más de 550 años.

La conjunción exacta que se formó hace 2 días, nos trae una energía diferente a la primera, ya que lo hace en una cuadratura a Júpiter en Cáncer, que nos sugiere que la Verdad emergerá de las masas y no de sus dirigentes. Pero para ello debemos despertar, el poder ya lo tenemos, sólo debemos tomar consciencia de ello..

Pero miremos esto con detenimiento. En este momento, Eris (la verdad que irrumpe a través del conflicto) una vez más, está en conjunción con Kirón (la herida sagrada y el sanador) en Aries, el signo del yo, la voluntad y el nacimiento, el comienzo.

Esta conjunción es extremadamente rara, ya que es este primer signo del zodíaco sólo ocurrió al final de los 60s y principio de los 70s como ya he dicho, también un momento de convulsión social. Fue la época de las revoluciones sociales, movimientos de liberación y derechos civiles, donde millones comenzaron a cuestionar los sistemas de poder y a buscar su identidad auténtica. Durante la primera Guerra Mundial, también vivíamos una conjunción Eris-Kirón pero en Piscis y Saturno-Neptuno en Leo.

Pero entonces, Eris todavía era una presencia inconsciente; la Humanidad no conocía su nombre.
Ahora sí la conocemos, y por eso el proceso actual es más profundo y consciente. Ahora sentimos que está actuando como una crisis de sanación colectiva, en la que la Humanidad enfrenta el dolor de su propia división (Kirón) y desajuste interior.

Ya no se trata sólo de “¿quién soy yo?”, sino de “¿quiénes somos nosotros como especie?” Hora de dejar atrás el Ellos (esos ellos invisibles) y Nosotros. Somos Sólo Nosotros. No hay nadie más que Nosotros y por supuesto todos los demás seres vivos.

Así lo afirma Plutón en Acuario y así lo poetizó Arthur O’Shaughnessy en “Ode”, en Music and Moonlight (1874):

«Somos los creadores de música,
y los soñadores de sueños,
que vagamos junto a solitarias rompientes,
y nos sentamos junto a arroyos desolados;
perdedores del mundo y desertores del mundo,
sobre quienes brilla la pálida luna:
y, sin embargo, parecemos ser
los que mueven y sacuden al mundo por siempre.»

Las viejas estructuras basadas en el miedo y la exclusión están cayendo, y en su lugar nace una nueva conciencia de unidad. Aunque esta conjunción insiste en mostrarnos que la Herida radica en la ilusoria idea de Separación y el Viejo Orden que creó la División, patalea para mantenerse vivo y relevante.

En la mitología, Eris fue la diosa no invitada al banquete, cuya exclusión desató la Guerra de Troya.
En el plano humano, representa a todos los que han sido dejados afuera del sistema: los inmigrantes, los marginados, los invisibles, los gays, los trans, los latinos en USA, los marroquíes en España, los Rohingya en Birmania, etc .

Por eso, la crisis migratoria mundial y el auge de los movimientos de extrema derecha son expresiones arquetípicas de Eris. Ella pone sobre la mesa la pregunta: “¿A quién consideramos parte de nuestro mundo, y a quién seguimos dejando fuera?”

La reacción nacionalista y xenófoba es el reflejo del miedo ante la integración de lo diferente: el ego colectivo resistiéndose a incluir su propia sombra. a propósito el primer nombre que se le dió a Eris, fue Xena.
Pero esa tensión es necesaria, porque sin la fricción de Eris/Xena no habría revelación ni evolución.

A esto se agrega que Plutón estará OOB, o fuera de los límites solares por 10 años a partir de ahora. Plutón pide transformación y OOB, la exige. Por tanto, así es como yo veo los próximos años:

2025–2026: Eris y Kirón aún están juntos en Aries. La herida de la humanidad es visible: crisis de identidad, desplazamientos, búsqueda de verdad. Es la fase de revelación.

2027–2029: Kirón se separa, pero el proceso continúa. Surgen nuevas formas de ciudadanía global y de conciencia compartida. Es la crisis de integración. Saturno entra en Tauro para darnos nuevas estructuras.

2030–2035: Con Kirón entrando en Tauro y Neptuno en Aries, se asientan nuevos valores. Lo que antes era “crisis” comienza a vivirse como reconstrucción.

Cuando Eris entre en Tauro, hacia mediados de los 2048, el conflicto se volverá más concreto: será tiempo de crear estructuras sostenibles donde todos tengan lugar. Porque en realidad no nos queda otra.

A nivel personal, dentro del Alma Humana

Cada persona lleva una parte “no invitada” en su interior: esa voz que fue rechazada, silenciada o juzgada como demasiado intensa. Es la división entre lo que somos y los que nos dicen que debemos ser. Eso es Eris en nuestra psique. Y junto a ella, Kirón muestra la herida de haber creído que no merecíamos existir plenamente siendo quien auténticamente somos. La lucha de cómo mantenernos fieles a nuestra voz interna en medio del pedido familiar, social, cultural en el que nacemos. El terror de NO SER lo que nuestros padres, sociedad, cultura espera de nosotros.

Ahora que ambos se encuentran en Aries dentro del alma, despiertan el conflicto entre la autenticidad reprimida y el dolor de la exclusión de una forma mucho más consciente.
Pero si escuchamos esa voz con atención y sin juicio, la herida se vuelve medicina: “Lo que antes rechacé en mí era, en realidad, mi guía hacia la totalidad.”

Así, el enojo se transforma en fuego creador, la vergüenza en sabiduría, y el miedo en valor.

El Eco de la Primera Guerra Mundial

Como ya mencioné brevemente, durante la Primera Guerra Mundial, Kirón y Eris también estaban en conjunción, pero en Piscis, mientras Saturno y Neptuno se unían pero en Leo.
Esa combinación simboliza la disolución de los ideales y el colapso del orgullo heroico.

Fue la herida colectiva del alma: millones de jóvenes murieron creyendo o no, en glorias patrióticas que se revelaron vacías. El héroe solar (Leo) se hundió en el océano pisciano del desengaño.

Ahora, un siglo después, los mismos planetas vuelven a encontrarse pero en Aries.
Donde antes nos ahogamos, ahora aprendemos a encender el fuego de la conciencia. Un nuevo comienzo consciente.
La humanidad tiene la oportunidad de sanar la herida que abrió en las trincheras: transformar el coraje destructivo en coraje consciente.

1914–1918: Los dioses del imperio cayeron. La humanidad conoció su sombra.

2024–2030: Los dioses de la identidad vacilan. La humanidad encuentra su alma.

Las mismas energías vuelven, pero ahora tenemos la posibilidad de integrarlas. La iniciación ya no es a través de la sangre, sino de la conciencia. Eris nos pide verdad, Kirón nos pide compasión y Aries nos pide el valor de unir ambas.

Sé que si miramos las noticias, esto parece un sueño imposible, pero si percibimos las dimensiones más allá de nuestra consciencia personal, podremos vislumbrar lo que Todos pedimos a gritos, desde el inconsciente colectivo. Todos y Todas estamos cansados/as, agotados/as de discusión, separación y odio y qué si pensamos diferente? Menos mal! Pero debemos aprender a aceptar esas diferencias y recordar que realmente nos enriquecen, nos convierten en seres sumamente interesantes y además que todos somos parte del pulso de la Vida en este magnífico planeta. Nosotros y todo ser viviente en él.

Solo así, la Humanidad podrá finalmente sanar su herida más antigua: la de haber creído que algunos eran invitados y otros no al extraordinario banquete de la Vida.

 

 

 

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