por cristinalaird
Aunque ya he escrito acerca de esta conjunción entre Kirón y Eris, que a
pesar de estar activa por un par de años, se formó exacta por primera vez el 27
de Mayo de este 2025, ahora vuelvo a ella con motivo de su segundo encuentro
partil hace dos días, el 9 de Octubre y habrá una tercera vez en Marzo 2026.
Pero por supuesto no tenemos que esperar que se forme exacta para navegar sus
aguas turbulentas aunque tan llenas de promesa de verdadera curación.
Eris lleva navegando el fuego de Aries desde el principio del siglo pasado, y no lo dejará hasta el 2048. Por tanto
todos los que estamos vivos desde entonces tenemos a Eris en Aries en nuestra carta astral, y quizas esa es la razón por la cual se nombró Eris, este planeta enano descubierto en 2003, aunque oficialmente en 2005, nada más y nada menos que la hermana de Marte (Ares), regente de Aries. Kirón por su lado entró en Aries en Marzo 2019, esta vez. Anteriormente, recorrió este signo entre Abril 1968 a Abril 1977. Por tanto, al final de los 60s y principio de los 70s, tuvimos la primera conjunción Eris-Kirón en Aries, desde hacía más de 550 años.La conjunción exacta que se formó hace 2 días, nos trae una energía
diferente a la primera, ya que lo hace en una cuadratura a Júpiter en Cáncer,
que nos sugiere que la Verdad emergerá de las masas y no de sus dirigentes.
Pero para ello debemos despertar, el poder ya lo tenemos, sólo debemos tomar
consciencia de ello..
Esta conjunción es extremadamente rara, ya que es este primer signo del
zodíaco sólo ocurrió al final de los 60s y principio de los 70s como ya he
dicho, también un momento de convulsión social. Fue la época de las
revoluciones sociales, movimientos de liberación y derechos civiles, donde
millones comenzaron a cuestionar los sistemas de poder y a buscar su identidad
auténtica. Durante la primera Guerra Mundial, también vivíamos una conjunción
Eris-Kirón pero en Piscis y Saturno-Neptuno en Leo.
Pero entonces, Eris todavía era una presencia inconsciente; la Humanidad
no conocía su nombre.
Ahora sí la conocemos, y por eso el proceso actual es más
profundo y consciente. Ahora sentimos que está actuando como una crisis de sanación colectiva, en la que la Humanidad
enfrenta el dolor de su propia división (Kirón) y desajuste interior.
Ya no se trata sólo de “¿quién soy yo?”, sino de “¿quiénes somos nosotros como especie?” Hora
de dejar atrás el Ellos (esos ellos invisibles) y Nosotros. Somos Sólo
Nosotros. No hay nadie más que Nosotros y por supuesto todos los demás seres
vivos.
Así lo afirma Plutón en Acuario y así lo poetizó Arthur O’Shaughnessy
en “Ode”, en Music and Moonlight (1874):
«Somos
los creadores de música,
y los soñadores de sueños,
que vagamos junto a solitarias rompientes,
y nos sentamos junto a arroyos desolados;
perdedores del mundo y desertores del mundo,
sobre quienes brilla la pálida luna:
y, sin embargo, parecemos ser
los que mueven y sacuden al mundo por siempre.»
Las viejas estructuras basadas en el miedo y la exclusión están cayendo, y en
su lugar nace una nueva conciencia de unidad. Aunque esta conjunción insiste en
mostrarnos que la Herida radica en la ilusoria idea de Separación y el Viejo
Orden que creó la División, patalea para mantenerse vivo y relevante.
En la mitología, Eris fue la diosa no invitada al banquete,
cuya exclusión desató la Guerra de Troya.
En el plano humano, representa a todos los que han sido dejados afuera del sistema: los inmigrantes, los
marginados, los invisibles, los gays, los trans, los latinos en USA, los
marroquíes en España, los Rohingya en Birmania, etc .
Por eso, la crisis migratoria mundial y el auge de los movimientos de
extrema derecha son expresiones arquetípicas de Eris. Ella pone sobre la mesa
la pregunta: “¿A quién consideramos parte de nuestro mundo, y a quién seguimos
dejando fuera?”
La reacción nacionalista y xenófoba es el reflejo del miedo ante la
integración de lo diferente: el ego colectivo resistiéndose a incluir su propia
sombra. a propósito el primer nombre que se le dió a Eris, fue Xena.
Pero esa tensión es necesaria, porque sin la fricción de Eris/Xena no habría
revelación ni evolución.
A esto se agrega que Plutón estará OOB, o fuera de los límites solares
por 10 años a partir de ahora. Plutón pide transformación y OOB, la exige. Por
tanto, así es como yo veo los próximos años:
2025–2026: Eris
y Kirón aún están juntos en Aries. La herida de la humanidad es visible: crisis
de identidad, desplazamientos, búsqueda de verdad. Es la fase de revelación.
2027–2029: Kirón
se separa, pero el proceso continúa. Surgen nuevas formas de ciudadanía global
y de conciencia compartida. Es la crisis de integración.
Saturno entra en Tauro para darnos nuevas estructuras.
2030–2035: Con
Kirón entrando en Tauro y Neptuno en Aries, se asientan nuevos valores. Lo que
antes era “crisis” comienza a vivirse como reconstrucción.
Cuando Eris entre en Tauro, hacia
mediados de los 2048, el conflicto se volverá más concreto: será tiempo
de crear estructuras sostenibles donde todos tengan
lugar. Porque en realidad no nos queda otra.
A
nivel personal, dentro del Alma Humana
Cada persona lleva una parte “no invitada” en su interior: esa voz que
fue rechazada, silenciada o juzgada como demasiado intensa. Es la división
entre lo que somos y los que nos dicen que debemos ser. Eso es Eris en nuestra
psique. Y junto a ella, Kirón muestra la herida de haber creído que no
merecíamos existir plenamente siendo quien auténticamente somos. La lucha de
cómo mantenernos fieles a nuestra voz interna en medio del pedido familiar,
social, cultural en el que nacemos. El terror de NO SER lo que nuestros padres,
sociedad, cultura espera de nosotros.
Ahora que ambos se encuentran en Aries dentro del alma, despiertan el
conflicto entre la autenticidad reprimida y
el dolor de la exclusión de una forma mucho más
consciente.
Pero si escuchamos esa voz con atención y sin juicio, la herida se vuelve
medicina: “Lo que antes rechacé en mí era, en realidad, mi guía hacia la
totalidad.”
Así, el enojo se transforma en fuego creador, la vergüenza en sabiduría,
y el miedo en valor.
El
Eco de la Primera Guerra Mundial
Como ya mencioné brevemente, durante la Primera Guerra Mundial, Kirón y
Eris también estaban en conjunción, pero en Piscis, mientras Saturno y Neptuno
se unían pero en Leo.
Esa combinación simboliza la disolución de los ideales y el colapso del orgullo
heroico.
Fue la herida colectiva del alma: millones de jóvenes murieron creyendo
o no, en glorias patrióticas que se revelaron vacías. El héroe solar (Leo) se
hundió en el océano pisciano del desengaño.
Ahora, un siglo después, los mismos planetas vuelven a encontrarse pero
en Aries.
Donde antes nos ahogamos, ahora aprendemos a encender el fuego de la
conciencia. Un nuevo comienzo consciente.
La humanidad tiene la oportunidad de sanar la herida que abrió en las
trincheras: transformar el coraje destructivo en coraje consciente.
1914–1918: Los
dioses del imperio cayeron. La humanidad conoció su sombra.
2024–2030: Los
dioses de la identidad vacilan. La humanidad encuentra su alma.
Las mismas energías vuelven, pero ahora tenemos la posibilidad de
integrarlas. La iniciación ya no es a través de la sangre, sino de la
conciencia. Eris nos pide verdad, Kirón nos pide compasión y Aries nos
pide el valor de unir ambas.
Sé que si miramos las noticias, esto parece un sueño imposible, pero si
percibimos las dimensiones más allá de nuestra consciencia personal, podremos
vislumbrar lo que Todos pedimos a gritos, desde el inconsciente colectivo.
Todos y Todas estamos cansados/as, agotados/as de discusión, separación y odio
y qué si pensamos diferente? Menos mal! Pero debemos aprender a aceptar esas
diferencias y recordar que realmente nos enriquecen, nos convierten en seres
sumamente interesantes y además que todos somos parte del pulso de la Vida en
este magnífico planeta. Nosotros y todo ser viviente en él.
Solo así, la Humanidad podrá finalmente sanar su herida más antigua: la
de haber creído que algunos eran invitados y otros no al extraordinario
banquete de la Vida.


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