Hermanos!!! Que
la gran confraternidad humano-dévica nos ayude a ocupar nuestro lugar en el
concierto de los mundos.
Hay espacios
que habilitan para la belleza, para la armonía, para el equilibrio, para la
creación artística. Son
espacios donde los humanos disfrutamos y sentimos la necesidad de estar, el
gozo de permanecer. Un espacio donde la naturaleza se muestra en todo su
esplendor, donde el aire, los aromas, los sonidos, los colores y las formas
invitan a permanecer y donde nos invade una sensación placentera, una sensación
de bienestar. Todos conocemos algunos de esos espacios y anhelamos estar en
ellos cuando algo no está bien, cuando, por el contrario, nos encontramos en
espacios de malestar, de fealdad, de agresión, de miedo, de maltrato, de dolor.
¿Te has puesto a pensar en cómo
crear, desde tu necesidad, espacios así en tus lugares habituales de vida?
¿Eres de los que te quejas de que no hay lugares donde estar en paz, en
alegría, en equilibrio? ¿Eres de los que se quedan esperando que estos espacios
aparezcan, que otros los creen, que otros te lo ofrezcan?
Es un pequeño gran servicio, ir por la
vida silenciosamente poniendo toda la belleza que podamos a cada ambiente en el
que nos toca actuar. Belleza de sonrisas, de buen trato, de alegría, de buena
voluntad. Celebrar por un instante la presencia de un niño…. La bendición de
estar vivos…..El poder jugar, compartir, conversar.
Belleza en el
barrio, belleza en la escuela de los niños, belleza en nuestras casas. Una
música hermosa de esas que elevan e inspiran, una frase bella e inspiradora,
cargada de sentido. Un toque de color, una planta, unas flores. Una caricia a
alguien que amamos pero que no acariciamos frecuentemente….. Un gesto de
gratitud…. Unas palabras de reconocimiento……
La Madre del Mundo, la Madre Naturaleza
ha puesto este hermoso globo azul como el espacio. En el, nosotros podemos
crecer llenos de todo lo que nos hace falta y si no lo estropeamos, llenos de
la belleza que la Naturaleza tiene en todas sus formas.
Seamos como las madres y creemos
espacios, espacios como vientres, como corazones amorosos donde nuestros
hermanos humanos puedan, con nosotros jugar y cuidarse. Así jugando y
cuidándonos dicen los que saben, que pasamos de ser animales a plenamente
humanos. Si quieren ahondar en el tema les recomiendo el libro del chileno
Humberto Maturana, “Amor y juego, fundamentos olvidados de lo humano”
Desde lo más
profundo del corazón,
Marta Paillet
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