Todo cambió cuando entendí que nadie me debe nada.
Nadie me debe atención, reciprocidad, cariño, amabilidad, apoyo o
siquiera consideración.
Aprendí que no controlo cómo me tratan, pero algo que sí controlo es en
donde permanezco y a dónde no vuelvo nunca.
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El Ser Humano sólo puede controlar lo que está dentro de su círculo como son:
Pensamientos, emociones, sentimientos, reacciones, impulsos, carácter,
fuerza, palabras, actos, deseos, etc.
Todo lo demás está fuera de su alcance, no debe desgastarse en querer
imponerle a los demás sus creencias, dogmas, sofismas, paradigmas, sistemas,
programaciones, credos, religiones, y todo tipo de conoci-MIENTOS aprendidos o
heredados, por más genuinos, inocentes o bien intencionados que parezcan.
¿Por qué?
Porque sencillamente un ciego no puede guiar a otro ciego, luego
entonces, limítate a conocerte a ti mismo, y una vez que sepas quién eres, de
dónde vienes y a dónde vas realmente, es hasta entonces cuando sabrás y podrás
guiar a los demás, pero....
Oh paradoja de la vida, cuando te conoces a ti mismo, dejas de querer
cambiar a los demás, porque entiendes que todos están viviendo su propio
proceso y sólo ellos pueden cambiar cuando estén listos o preparados para
hacerlo.
No obstante lo anterior:
Si insistes en querer cambiar a los demás, empieza por predicar con tu
propio ejemplo, sé una fuente de inspiración Divina para con tus semejantes.
Transforma todo cuánto existe a tu alrededor, con tu forma de Ser, con
tu forma de pensar, con tu forma de hablar, con tu forma de vivir, con tu forma
de comportarte, con tu forma de conducirte por la vida.
Y Recuerda:
Da siempre lo mejor de ti, con amor y por amor, sin esperar nada a
cambio, ni siquiera un gracias.
Medi-tar.
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