Cuando estás presente, la vida entera se revela como un canto de gloria. Cuando estás ausente, la vida es un sucederse de eventos que te llevan de un lado a otro, dejándote una sensación de vacío, de sin razón. La vida moderna, que es una vida de consumo, ante la ausencia de quien la habita, busca llenar con cosas lo que sólo se puede llenar con vida. Y así, el habitante de cualquier ciudad de nuestro mundo moderno deambula por sus calles buscando qué comprar, qué desear, por qué luchar, para sentirse que vive, sin darse cuenta que para vivir no se necesita consumir sino estar presente. Todo se resuelve con la Presencia. Y la Presencia eres tú, tu Ser real, Tú.
Hay momentos en los que uno se pregunta, ¿quién soy? Y cierra uno los
ojos y la mente no deja de emitir imágenes, una tras otra sin parar. Uno se
fastidia, abre los ojos y deja de meditar. O empieza a crear imágenes mentales
de acuerdo a las creencias para, por lo menos, hacer un servicio creando en los
éteres mentales impulsos que ayuden a otros a conseguir una
Luz. Cada quien trabaja desde donde puede, y cada servicio es válido
para aquellos a los cuales va dirigido.
En este mundo de ilusión, de maya se asciende de un espejismo más denso
a uno más sutil. Por lo tanto, podemos afirmar que hay espejismos útiles que
son estrategias de la Jerarquía, escalones a través de los cuales sus
discípulos van ascendiendo en vibración para algún día poder llegar a la
Presencia, ser la Presencia, la Presencia que habita el presente que es, como
decía Conny Méndez, brillante, radiante, sin tiempos, ni limitaciones, sin edad
… que es parte del océano de luz purísima donde tiene su vida todo lo que
contacta tu ser …
El Maestro D.K. dice que los Maestros miran con pena cuando un discípulo
entra en el campo del espejismo y ven como esa nube gris lo va cubriendo y lo
va a apartando de su benéfica influencia. Pero esperan, porque saben que con el
correr del tiempo y el sufrimiento que esto genera vuelven al lugar de donde
partieron y recuperan su sendero.
La vida es un aprendizaje constante, un caminar para llegar al ahora, al
tiempo presente. La Inteligencia Cósmica ha dejado por toda la Creación señales
que nos indican el camino. Un ser que habita en la Presencia nos enseña, sin
palabras, a reconocer la vibración maestra, porque nos la da. Y ese darse se
convierte en una vivencia imborrable, un punto de referencia trascendental. Es
lo que nos daba el Maestro Kumar en cada encuentro.
El camino hacia el Ser es silencioso, oculto, tranquilo. Más que un
caminar es un esperar. Esperar por la Presencia de la Divinidad que te habita.
Mirando desde mi balcón los árboles tan verdes y tan brillantes parece
que fueran una invitación para que, a través de su belleza, uno entrara en el
silencio. Uno puede dejarse llevar por el poder atractivo de su belleza y
entrar en otros estados de conciencia más sutiles y con más grado de verdad que
lo que puede aportar la mente y sus interminables detalles. La mente, como la
araña, va tejiendo y tejiendo. La araña no se enreda en su tejido, pero la
mente queda atrapada y si no se cuida, queda prisionera de sí misma. Hay que
saber cuándo parar de tejer para encontrar, en el presente, la Luz de la
Presencia.
Hay que reconocer que rara vez vivimos el presente, que estamos ausentes
para encontrar el camino que nos conduce a la Presencia, que es LUZ. Tener la
valentía de pasar, a través de nuestra sombra y reconocer que no sabemos. Es
dejar de lado el orgullo, nuestra pequeña inteligencia, las imágenes que
tenemos de Dios para encontrarle.
“Maestro, una vez te pedí Tu Sabiduría, ahora te pido Tu Presencia. En
ella está contenido todo. Bendíceme, mírame y seré la Presencia. Y aunque
vuelva a mi estado personal de conciencia separada, viviendo en este mundo de
espejismo, habrás dejado una huella indeleble en mi corazón, certera, ígnea,
que será, de ahora en adelante, la dirección del sendero que recorreré, el
sendero de la Presencia, el sendero del Fuego, el sendero del “Yo Soy”.
Con amor profundo, Carmen Santiago
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