El evento estrella fue la entrada de Urano en Géminis, el día 7.
Urano permanecerá en este signo durante siete años, con una breve reentrada en Tauro desde el 8 de noviembre hasta el 26 de abril de 2026. Este regreso momentáneo a Tauro nos brindará una última oportunidad para asentar unas buenas bases que nos ayudarán a integrar mejor las energías uranianas en Géminis.
En
Tauro, Urano nos enseñó —a nivel personal— a transformar profundamente nuestra
relación con el cuerpo, lo material, la naturaleza, el placer y el disfrute. De
hecho, el auge del animal flow , los ejercicios de movilidad y también de
fuerza física reflejan este cambio: una conexión positiva con el interior del
animal, con la fuerza instintiva y el poder del cuerpo.
Ahora,
en Géminis, el planeta de los cambios, la tecnología y los inventos impulsarán
transformaciones profundas en nuestra manera de comunicarnos, de movernos y,
más importante aún, en cómo usamos nuestra mente.
En
Tauro, signo de tierra fija, Urano se ocupó del cuerpo. En Géminis, signo de
aire mutable, se ocupará de la mente.
Si
hicimos bien el trabajo de estos últimos siete años con Urano en Tauro, ahora
contamos con una base sólida, un anclaje que puede evitar que nos dispersemos o
enloquezcamos en medio del vórtice de energía disruptiva que traerá Urano en
Géminis. Nuestra conexión con el cuerpo y la naturaleza puede ser el punto de
partida para todo lo que viene.
Aun
así, es fundamental abrirnos y empezar a trabajar con nuevas posibilidades de
percepción, con la transmutación de las interpretaciones limitantes de la
realidad y con el poder creador de la palabra y sus infinitas posibilidades.
También es momento de explorar sin miedo las nuevas tecnologías, con curiosidad
y confianza. El mundo es una evolución constante que no se puede detener.
Con
Urano en Géminis, el gran reto será aprender a adaptarnos, a ser ultraflexibles
sin perder autenticidad. Será imprescindible fortalecer la atención consciente,
para que la electricidad uraniana y los vientos geminianos no nos arrastren a
una dispersión infinita.
Yo
propondría aplicar un filtro a la información que recibimos, tomar decisiones
conscientes y estratégicas (un poco de Saturno como contrapeso, digamos), para
evitar el lado oscuro de este tránsito: quedar poseídos por las histerias del
Zeitgeist, por los algoritmos, las modas y tendencias; caer en la vorágine
eléctrica del deseo de experimentarlo TODO, aprenderlo TODO, saberlo TODO… y
acabar sobrecargando nuestro ya estresado sistema nervioso humano.
Os
contaré más cosas sobre Urano en Géminis en mis directos en Patreon a lo largo
de los próximos meses, para ayudaros a integrar su energía cada vez mejor.
Mientras
tanto, Saturno comenzó su retrogradación el 16 de julio, a 1º56 de Aries, y,
sinceramente, me da buena onda. Va a ser nuestro aliado durante un tiempo,
trayendo orden, sensatez y una dosis de realidad en esta época de deepfakes,
sobreinformación y manipulación extrema, donde a veces resulta muy difícil
discernir qué es relativamente real y auténtico… y qué no lo es.
Su
elemento es el plomo, y nos ofrecerá precisamente eso: la capacidad de andar
con pies de plomo, de ser prudentes antes de sacar conclusiones precipitadas o
dejarnos llevar por impulsos volátiles. Saturno en retrogradación puede ser un
ancla valiosa: una voz interior que nos recuerda respirar, repensar y actuar
con madurez.
Escribeme
para una sesión y exploramos juntos los tránsitos en tu carta natal:
contacto@margitglassel.com
También te recuerdo que puedes acceder a mi curso de la Sombra y la Herida de Plutón para profundizar en tu trabajo personal, integrar la Sombra y comprender mejor a Plutón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario