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25 de diciembre de 2011

DE BELEN AL CALVARIO


Extraido del libro “De Belen al Calvario” de A. A. Bailey –D.K.

En el Evangelio se dice que la Virgen María, con su esposo José, y el Cristo‑Niño en sus entrañas, salían de Nazaret, en Ga­lilea, hacia Belén. A veces, el estudio de los significados de los nombres que aparecen en la Biblia y en la tradición, arroja mu­cha luz sobre el episodio mismo y develan en parte su significado oculto. (…) Así encontramos que "Nazareth" sig­nifica "lo que se consagra" o se aparta. "Galilea" significa "el girar de la rueda" ‑la rueda de la vida y de la muerte que gira constantemente, arrastrándonos a todos en su giro y manteniéndonos así en la "rueda de la existencia” como la llaman los bu­distas, hasta haber aprendido las lecciones de la vida y conver­tirnos en “instrumento para honrar, santificar y ser útiles al Señor”.
El Cristo dejó atrás la larga jornada de la existencia y Él, con Su Madre, recorren la última parte del camino. Consagrado desde eones a este trabajo de salvación mundial, debe someterse, ante todo, a los procesos comunes del nacimiento y la in­fancia. Cristo salió de Nazaret, el lugar de la consagración, y fue a Belén, “la Casa del Pan”, donde en forma singular Él Mismo se tuvo que convertir en el "Pan de Vida", para un mundo ham­briento. Fue apartado o se apartó (como todos los hijos de Dios que despiertan), para el trabajo de redención. Vino a dar de comer al hambriento y a este respecto tenemos dos versículos en La Biblia que arrojan luz sobre Su tarea y la correspondiente pre­paración. En efecto, "El grano se trilla" y el propio Cristo nos dice "si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, solo queda; pero si muere lleva mucho fruto". Éste es el destino que Le esperaba cuando nació en Belén. Entonces empezó la carrera, que con el tiempo había de "trillarlo", llevándolo después hasta Su muerte.

…el nombre "María" significa "la excel­sa del Señor". Al decir estas palabras, viene a la mente el famoso cuadro de Murillo que representa a la Virgen de pie sobre la Luna en creciente y envuelta en nubes celestiales. Tal es la asunción de la Virgen a la gloria. Hay otro punto interesante en relación con la constelación de Virgo, María, la Virgen, en el simbolismo de la antigua sabiduría, representa la materia virgen, la sustancia que nutre, alimenta y oculta dentro de sí al Cristo Niño, la conciencia crística. Mediante la forma y la materia, Dios queda revelado. Ésa es la historia de la divina encarnación. La materia, influida por el Espí­ritu Santo, la tercera Persona de la Trinidad, da nacimiento al segundo aspecto, en la persona del Cristo cósmico, mítico e indi­vidual.

Asociadas al libro de imágenes de los cielos, hay tres conste­laciones, además de la de Virgo, simbolizadas por mujeres. Tene­mos a Casiopeya, la Mujer Entronizada. Esta constelación es el símbolo de la etapa de la vida humana en la cual predomina y  triunfa la materia y la forma, donde la vida divina interna está tan profundamente oculta que no hay signo de ella, controlando y rigiendo solamente la naturaleza material. Luego viene una eta­pa posterior en la historia de la raza y del individuo, donde en­contramos a Berenice que surge simbólicamente, es decir, la Mujer que lleva al Cristo‑Niño. En esta etapa la materia empieza a re­velar su verdadera función, que es dar a luz al Cristo en cada forma. Cuando el giro de la gran rueda de la vida haya desem­peñado su parte, entonces María puede salir de Nazaret, en Ga­lilea, y dirigirse a Belén, para dar a luz al Salvador. Por último tenemos a Andrómeda, la Mujer encadenada, o la materia supeditada al alma. Así rige el Alma o el Cristo. Tenemos, primero, la materia dominante, entronizada y triunfante. Segundo, la mate­ria como custodio de la divinidad, de la belleza y la realidad ocul­tas, preparada para traerlas a la existencia. Tercero, la materia como servidora de lo que ha nacido, el Cristo. Sin embargo, nada de esto se efectúa si no se emprende el viaje desde Nazaret, el lugar de la consagración, y desde Galilea, el lugar de la rutina cotidiana de la vida, y todo esto es cierto, ya se trate del Cristo cósmico oculto por la forma de un sistema solar, o del Cristo mí­tico oculto en la humanidad en el trascurso de las edades, o del Cristo histórico oculto dentro de la forma de Jesús, o el Cristo individual oculto en el hombre común. La rutina es siempre la misma: el viaje, el nuevo nacimiento, la experiencia de la vida, el servicio que debe prestarse, la muerte que debe sufrirse y, des­pués, la resurrección para un servicio más amplio. (…)
En la actualidad las muchedumbres viajan. La enseñanza del Sendero y del Camino a Dios, absorben hoy la atención de los as­pirantes en el mundo. Estamos en el sendero de retorno a Belén, un Belén individual y racial. Estamos a punto de penetrar en la caverna donde tendrá lugar el nuevo nacimiento, y la etapa del largo viaje de la vida está casi completa. Este simbolismo es qui­zá más real de lo que creemos. El actual problema mundial lo constituye el pan, y nuestras inquietudes, perplejidades, guerras y luchas, se basan en el problema económico de cómo alimentar a los pueblos. Todo el mundo se ocupa ahora de la idea de ‘Belén, del pan’. En esta sutil implicancia hay una segura garantía de que así como anteriormente Cristo llegó a la “Casa del Pan”, así cum­plirá Su palabra nuevamente, Se realizará a Sí mismo y retornará. La caverna, lugar de la oscuridad y del malestar, fue para María un lugar de dolor y de agotamiento. Esta historia de la caverna o establo del Nuevo Testamento, quizá sea más simbólica que nin­guna otra en la Biblia. El viaje largo y penoso terminó en una oscura caverna.
El largo y agotador viaje de la humanidad nos ha llevado hoy a un lugar muy difícil y desagradable. La vida del discípulo individual, antes de recibir la iniciación y pasar por la experiencia del nuevo nacimiento, es siempre de enormes dificul­tades y penurias. Pero en las tinieblas y en las dificultades se descubre al Cristo; allí puede, florecer la vida crística, y podemos presentarnos ante Él… el Iniciador.
(…) El iniciado no es simplemente un hombre bueno. El mundo está lleno de hombres buenos que probablemente están muy lejos de ser iniciados, tampoco es un devoto bien intencionado. El ini­ciado es un hombre que ha agregado una sensata comprensión in­telectual a las cualidades básicas de una sana devoción y carácter moral. Por medio de la disciplina ha coordinado su naturaleza in­ferior, la personalidad, por eso es "un recipiente útil para uso del amo” siendo ese amo su propia alma. El iniciado sabe que deam­bula por un mundo de ilusión, pero se está instruyendo a sí mismo mientras camina a la luz de su alma, comprendiendo que al servir a sus semejantes y al olvidarse de sí mismo se prepara para presen­tarse ante el portal de la Iniciación. En ese sendero conoce a quie­nes como él, están aprendiendo a ser ciudadanos de ese reino.

(…) Los discípulos del mundo de esta época enfrentan estas posi­bles cumbres de realización. Así también se halla el fatigado discí­pulo mundial, la conjunta humanidad, agotada y aturdida, perpleja,  ­e intranquila, aunque consciente de las divinas potencialidades y de los grandes sueños, visiones e ideales, que evocan una esperanza y rechazan una derrota, y son la garantía del éxito eventual. La voz de todos los Salvadores del mundo y el ejemplo de Cristo, indi­can a la humanidad el Camino que debe seguirse. Esto nos aparta de lo superficial y material y nos eleva del mundo irreal al mundo de la realidad. "El hombre está harto de una vida separada de su centro religioso y comenzará la búsqueda de un nuevo equilibrio religioso, de una profundización espiritual; ninguna actividad puede llevarla a cabo meramente en la superficie, llevando una vida puramente externa”. Lo profundo llama a lo profundo y de las tinieblas de esas honduras, por el dolor y el sufrimiento, surgirá el Cristo‑Niño, y la humanidad en conjunto estará preparada para la gran transición hacia el reino de Dios. Herman Keyserling dice lo mismo que el Dr. Berdyaev, señalando, además, que "la verdadera historia del género humano en realidad recién comienza; el hombre sólo ha alcanzado el grado de conciencia que le permitirá ser dueño de su destino".

"Ante cada hombre se abre
un camino… y caminos y un CAMlNO.
Y el alma superior asciende por el Camino superior
y el alma inferior va a tientas por el inferior;
y entre las brumosas planicies,
los demás van a la deriva, de aquí para allá.
Pero ante cada hombre se abre
un Camino superior y otro inferior,
y cada hombre decide el Camino que debe seguir su alma."

 Namaskar

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