Establecerse en la Verdad es el objetivo mismo del Yoga. La Verdad está rodeada de muchos círculos de luz, de oscuridad y de penumbra. Todas estas circunscripciones no son la Verdad. Son, sin duda, de la Verdad pero no son la Verdad. Dentro de estas circunscripciones, los seres viven en diferentes grados de luz, de oscuridad y de penumbra. Los teólogos creen que la Verdad es la luz y la oscuridad es falsa. Pero la luz es también tan falsa como la oscuridad. Las ilusiones suceden no sólo en la oscuridad sino también en la luz. No es necesario decir que hay mayores ilusiones durante las horas de penumbra. Las capas alrededor de la Verdad son todas proyecciones sobre la pantalla. La Verdad está más allá.
“Yo soy Aquello, Aquello soy Yo” es la única Verdad. Anclándose en esta Verdad, uno puede permanecer observando el fenómeno de la luz, la oscuridad y la penumbra. Por esta razón, la clave del Yoga está dada como la observación. Otra forma de nombrarla es ser testigo. Ser testigo de lo que sucede alrededor es una dimensión. Ser testigo de los que sucede dentro de uno es otra dimensión. En la medida que uno aprende a ser testigo de lo interno y lo externo, se ubica fuera de las capas de la Verdad, se ubica en la misma Verdad como “Aquello soy Yo”. Se experimenta a sí mismo como noúmeno1, mientras todo a su alrededor es fenómeno.
Se recomienda fuertemente a los discípulos que sean observadores incluso mientras están en la variedad de acciones en nombre de la buena voluntad y en nombre de la Jerarquía.
Namaskar
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