Cuando
el sol entra en Cáncer, pensamos en la luna, el agua, los reflejos, el apego a
las emociones, el amor, en acariciar y experimentar.
Sin
agua no hay vida, no existe el sabor de la vida. De los cinco elementos, el
agua permite que los otros cuatro se cimienten. Al principio cimentador del
agua se lo llama amor. Sin amor, nada crece alrededor. No crece nada en las
arenosas playas del mar. En la tierra húmeda y negra todo crece. No vale la
pena vivir la vida sin el principio sintetizador del amor.
Pero
cuando hay agua en exceso, esta crea una situación contraria. El amor tiende a
ser emocional y posesivo. Lleva a los celos, temores, depresiones y otras
emociones. Mientras el agua pura contribuye al crecimiento de la vida, cuando
es impura puede causar la muerte. El agua es un agente que se relaciona
rápidamente con el entorno.
Refleja las cualidades del entorno debido al
principio lunar que lleva consigo en forma inherente. La Luna de Cáncer se
relaciona en abundancia con las aguas, y de ahí que los que tienen la luna
natal en Cáncer han de ser muy cuidadosos en su asociación con el entorno.
Rápidamente absorben el impacto del entorno. Son como camaleones que cambian de
color según las hojas que los rodean.
Los sabios
de la antigüedad han convertido este problema en un regalo. Asociándote con lo
noble, tiendes a ser noble. Asociándote con lo divino, puedes acabar siendo
divino, y así sucesivamente. Los hombres suelen estar orientados a lo mental.
La mente no es sino la Luna, que se asocia con el agua. Desde el punto de vista
del sabio, todos los hombres son de Cáncer. Cuando su mente se asocia
sustancialmente con aspectos nobles de la vida, pueden tender a ser nobles.
Aristóteles dice también: “La mente es un espejo. Si lo giras hacia el cielo,
está lleno de cielo. Si lo giras hacia el lodo, se llenará de lodo”.
Así, los
sabios ven la mente humana como un regalo. Manejar la mente apropiadamente es
la clave de la vida. Los maestros tienen la capacidad de proporcionar el ángulo
correcto a las mentes de los hombres. Orientarse al maestro permite al
estudiante volverse hacia la luz de la sabiduría, ya que el maestro es una
representación de la sabiduría. Afortunados son los que se asocian con maestros
de sabiduría.
El signo solar de Cáncer recuerda a los aspirantes que una vez
más se reorienten firmemente con el Maestro, que siempre está en el ángulo de
la sabiduría. La luna llena de Cáncer se orienta hacia este propósito.
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