Una ponencia de
Rudolf Steiner.
Recientemente me he propuesto hacer un boceto sobre el ser del hombre
y los tres mundos que le rodean: el mundo físico actual, el mundo del alma y el
mundo del espíritu. Más adelante tengo planeado hablar de los conceptos
antroposóficos principales sobre el origen del hombre, la tierra y los cuerpos
celestiales en general. Así habremos repasado el punto de vista general en la
teoría de la vida, según es desarrollada por la antroposofía.
De cualquier forma, hoy me gustaría presentar unas pocas sugerencias
acerca de la manera en que el desarrollo interior del hombre debe progresar si
desea llegar a sus propias conclusiones sobre los principios proclamados por la
visión antroposófica del mundo. Hay que tener en mente que hay una gran
diferencia entre llegar a un entendimiento de los conceptos presentados por un
científico espiritual como una verdad obtenida a través de su cognición y su
experiencia, y el desarrollo del alma y espíritu humanos que permite a una persona
mantenerse en dicha cognición y percepción propias.
Uno tiene que distinguir entre un nivel elemental de desarrollo que
lleva a la comprensión de las enseñanzas de un maestro espiritual
experimentado, siguiéndolas como si fuera en pensamiento y en sentimiento y
entendiéndolas como verdad dentro de unos límites, y un nivel avanzado en el
cual uno obtiene las experiencias personales en el ámbito del espíritu y el
alma. Este nivel elemental es nuestro tema de hoy. El nivel avanzado concierne
la clarividencia y hasta el punto en que es posible siquiera dar ninguna
indicación en público sobre la clarividencia, ese será el tópico de nuestra próxima
presentación. El problema de cómo uno puede lograr el entendimiento personal de
las verdades antroposóficas es el tema que nos ocupará hoy.
Solo podemos dar aquí unos pequeños apuntes ya que el entrenamiento
que el alma y el espíritu humanos deben llevar a cabo para adquirir el
entendimiento antes mencionado es muy extenso. Requiere un largo período de
estudio interior y los numerosos detalles de este entrenamiento no se pueden
elaborar en el curso de una breve charla. La información a la que nos podemos
referir aquí es solo un pequeño apunte de lo que sería expresado en instrucciones
personales. Dicho esto es necesario hacer notar antes de nada que la mayoría de
la gente necesita en este campo la ayuda de un maestro personal. Algunos son de
la opinión que una persona puede desarrollar él mismo habilidades interiores,
fuerzas del alma y percepción espiritual por sus propios medios, y puede
parecer desafortunado que en esta área vital de la vida una guía personalizada
sea supuestamente necesaria. De cualquier modo, la naturaleza de esta guía da
las suficientes garantías para que nadie, bajo ningún concepto, pueda llegar a
tener ningún tipo de dependencia de otra persona. Nadie honra la dignidad del
hombre y el respeto por el individuo más que el maestro de lo oculto. El instructor
del desarrollo místico y antroposófico nunca da nada más que consejo.
Los más grandes maestros en este campo nunca hicieron más que sugerir
y aconsejar. Se deja al libre albedrío del individuo hasta qué punto pretende
seguir estos consejos. Las tareas del espíritu y del alma que uno se propone
dependen del individuo; la consideración por la libertad humana por parte del
maestro es demasiado pronunciada como para pretender dar más que consejo. En
esta área, todo lo que pueda ser expresado de cualquier manera, debe ser
entendido con esta reserva.
Otro punto importante es que la parte principal de esta educación no
se expresa en ninguna formalidad externa particular, tampoco requiere una
medida externa definida. Esta educación es más bien un desarrollo completamente
íntimo del alma humana y todos los grados significantes del desarrollo que uno
debe llevar a cabo se dan lugar en la profundidad más íntima del ser.
Precisamente aquí se lleva a cabo una transformación en la persona, pero no es
necesario que nadie, ni siquiera su mejor amigo, note ninguna diferencia. Así,
en privado, en tranquilidad y en reclusión el místico se entrena a sí mismo para
adquirir el entendimiento de los mundos del alma y del espíritu. No se puede
enfatizar lo suficiente que nadie que se proponga a sí mismo al desarrollo
espiritual interior necesita cambiar su ocupación en ningún aspecto ni tampoco
descuidar sus tareas diarias. Al contrario, aquel que crea que para su
desarrollo interior es necesario más tiempo y como consecuencia descuida sus
ordinarias obligaciones y de sus intentos de interiorización adentro de los
mundos espirituales se convierte en un anti-social o en un miembro inferior de
la sociedad descubrirá muy pronto que de esta manera se logra mucho menos.
Este entrenamiento interior progresa discretamente y sin prisa, en
completa tranquilidad interior. Quiero hacer énfasis en este punto, que ninguna
"regla especial" va a ser expuesta ahora sino descripciones de ese
camino de desarrollo interior. Las directrices, cuando son observadas, sí
requieren algo del aspirante sin lo cual nunca podrá lograr ninguna experiencia
personal más elevada. Se trata de la resistencia.
Aquel que no tiene paciencia resistencia, quien no puede perseverar
una y otra vez y seguir en completa calma las normas interiores que son
aplicables aquí, generalmente no logrará nada en absoluto. Solo hay una rara
excepción que hace posible el éxito sin la observación de estas reglas. Este es
el caso en el cual un individuo está muy avanzado en su camino de evolución
como ser humano. En el caso de un individuo que en una reencarnación anterior
ya ha obtenido un cierto nivel de clarividencia el curso del entrenamiento
interior es bastante diferente y mucho más corto. Aquel que da las reglas
correspondientes para el desarrollo interior ser consciente de este hecho y su
trabajo entonces se limita a eliminar los obstáculos que bloqueen el camino
hacia la iluminación.
Ya que las directrices en el camino a la iluminación varían con cada
individuo, es una regla no recomendable el buscar el desarrollo místico sin
guía personal. Aquel que expone las líneas a seguir debe conocer estrechamente
a su pupilo, no en el sentido ordinario de la palabra sino en el sentido
espiritual. Mientras el maestro de lo oculto no necesita conocer nada de la
profesión de su pupilo, manera de vida, miembros de su familia, sí necesita adquirir
un conocimiento íntimo de la condición de su alma y espíritu y de su nivel de desarrollo.
Nos llevaría demasiado lejos exponer hoy las maneras y los métodos según los cuales
el maestro de lo oculto adquiere este conocimiento. Serán discutidas en
ponencias futuras sobre clarividencia.
El desarrollo interior está conectado con ciertas consecuencias para
aquellos que se aventuran en este camino y deben darse cuenta que, como
resultado, ciertas definidas cualidades aparecerán en su personalidad. Estas
cualidades son síntomas y resultados directos del nivel de desarrollo interior
y requieren observación cuidadosa. El maestro de lo oculto debe conocer cómo
interpretar estos síntomas para asegurar la manera apropiada para proseguir en
este desarrollo interior.
El desarrollo del hombre interior es el nacimiento en un nivel
superior. Es el nacimiento del alma y el espíritu, no en el sentido figurativo,
alegórico, pero como un hecho en el sentido literal de la palabra. Incluso en
este era un nacimiento no lo es sin consecuencias y el maestro de lo oculto
debe saber cómo tratarlo.
Después de un contacto inicial con algunas de las enseñanzas básicas
de la antroposofía tal como la reencarnación y el karma, la doctrina según la
cual el alma humana se ha reencarnado en el pasado repetidas veces en un cuerpo
físico y que continua retornando en futuras encarnaciones, y la enseñanza del
karma, de la justicia compensatoria --la mayoría de la gente se preguntará como
uno puede adquirir el entendimiento de estas por si mismo.
Esta es la gran cuestión que confronta ahora a cada persona. Hay una
regla dorada que debe ser observada, que
eventualmente guiará a cualquiera a la comprensión deseada. Esta ha sido la
experiencia común de todos quienes se han dedicado seriamente a los ejercicios en
cuestión. No hay nadie que no pueda, de la manera más fácil posible, adquirir
esta comprensión de la reencarnación y el karma.
De cualquier modo, como decía Goethe "aunque es fácil, lo fácil
es difícil." Esto es así porque pocos son los que deciden emplear la
fuerza de voluntad, resistencia y la paciencia necesarias para alcanzar ciertas
condiciones definidas del alma y el espíritu esenciales para esta comprensión.
La regla de oro es esta "vive tu vida como si la reencarnación y el karma fuesen
verdades y llegarán a ser verdades para ti." Parece como si hubiese que
alcanzar esto mediante la autosugestión pero no es el caso. El símbolo místico
de la serpiente que se muerde su propia cola es un símbolo familiar.
Este símbolo tiene varios significados profundos pero entre las muchas
interpretaciones que contiene, una es la que aquí hemos expresado en la regla
de oro.
Es evidente que la suposición inherente en esta regla de oro se niega
a sí misma de la misma manera en que la serpiente se enrosca sobre sí misma. ¿Cómo
debemos entender esto? Si la
reencarnación es un hecho, entonces ciertos esfuerzos hechos por el hombre y que
tienen un efecto en su alma no pueden ser hechos en vano, sino que más adelante
deben convertirse en la naturaleza del alma. Una de las grandes leyes del
hombre que debe ser probada, íntimamente sobre su propio ser, es expresada en
un antiguo texto Indio, "lo que piensas hoy, serás mañana." Aquel que
cree en la reencarnación debe darse cuenta que una cualidad que desarrolla
dentro de sí mismo, un pensamiento que imprime sobre sí mismo al mantenerlo
constantemente en la mente, se convierte en algo permanente en su alma que
volver a emerger una y otra vez. Siendo así, una persona que busca el
desarrollo místico debe antes de nada hacer el esfuerzo de abandonar algunas
inclinaciones que tuviese con anterioridad. Entonces, las nuevas inclinaciones
deben ser adquiridas manteniendo constantemente en nuestra mente el pensamiento
de ese tipo de inclinaciones, virtudes o características. Deben de ser
incorporadas de tal manera en el Ser que la persona es capaz de alterar su alma
con la fuerza de su voluntad. Esto debe ser probado tan objetivamente como una
substancia química es probada en un experimento.
Una persona que nunca haya intentado cambiar su alma, que nunca ha
tomado la decisión inicial de desarrollar las cualidades de la resistencia,
steadfastness y el pausado pensamiento lógico, o una persona que tiene esa
decisión pero la ha abandonado porque no tuvo éxito en una semana, un mes, un
año o una década, nunca logrará determinar nada en sí mismo acerca de estas
verdades.
Así es el íntimo sendero que el alma debe recorrer. Debe ser capaz de
adquirir nuevas características, pensamientos e inclinaciones. Una persona debe
tener la habilidad de emerger, en el momento que corresponda, con nuevos
hábitos adquiridos por pura fuerza de voluntad. Una persona descuidada debe
acostumbrarse a ser cuidadoso y ordenado y esto debe llevarse a cabo no a través
de una presión externa sino por una firme resolución de la voluntad. Es
especialmente efectivo en el caso de características insignificantes y pequeñas
cosas. Cuanto más claramente perciba la persona los asuntos que le conciernen, mejor
será su comprensión en el área de la verdad. Si, por ejemplo, una persona es
capaz de observar objetivamente un gesto, una expresión facial o algún otro
hábito insignificante, si se hace consciente de él como si estuviese observando
a otra persona y entonces por pura fuerza de voluntad pone en el lugar del
hábito o gesto algo que el mismo ha escogido, incorporándolo a sí mismo, esa
persona está ya en el camino que lleva a la comprensión, por sí mismo, de la
gran ley de la reencarnación. Un químico puede dar descripciones de procesos
que tienen lugar en un laboratorio. De forma parecida una persona puede establecer
las directrices a probar sobre sí mismo. A través de alteraciones
insignificantes se alcanzan las más altas cumbres. Acerca del Karma, la gran
ley de la justa compensación, su percepción y entendimiento puede ser obtenida
si uno vive su vida como si el karma fuese un hecho. Si un desastre o sufrimiento
te acaece, intenta mantener en mente que este sufrimiento o accidente no ha ocurrido
por alguna milagrosa casualidad sino que debe haber una causa. No necesitas buscar
la causa.
Solo aquel que clarividentemente pueda disponer de una visión del
karma podrá percibir la causa de un feliz evento, de una pena o de algún
infortunio. Lo que sí es necesario es un cierto estado de ánimo, una sensación
a la que rendirse para que puedas sentir cómo una pena o una alegría deben
tener su causa y al mismo tiempo puedan causar otros eventos en el futuro.
Aquel que se empapa con este estado de ánimo y ve su vida y todo lo que le
sucede como si el karma fuese un hecho, encontrará que esta existencia se le hará
cada vez más comprensible. Aquel que suprime su enfado cuando algo molesto le sucede
y en su lugar piensa que, igual que una piedra rueda al ser empujada así ese
algo molesto debe haber sucedido de acuerdo con alguna inevitable ley del
universo, adquirirá la comprensión del karma. Tan cierto como que mañana te
levantarás por la mañana, dadas las circunstancias necesarias y sin que tu
salud sufra ningún cambio, es igualmente cierto que comprenderás la ley del
karma si ves tu vida de esta manera.
Hay dos prerrequisitos para una persona que desee la educación
espiritual; el aspirante debe ver la vida de esta manera. Pero no debe aceptar
estas actitudes del pensamiento como si fuesen un dogma. Por el contrario, debe
dejar abierta la posibilidad a que sean ciertas o no. No debe tener ni
superstición ni dudas porque estos son los dos mayores obstáculos. Solo una
persona que ve la vida de esta manera, con una mente abierta, está preparada
para recibir instrucción mística.
Aún hay un tercer aspecto que debe ser considerado. Ningún maestro de
lo oculto instruirá a una persona llena de supersticiones y prejuicios, o una
que sea proclive a juicios insensatos o a caer víctima de cualquier ilusión. La
regla de oro aplicable aquí es que, antes de dar el primer paso en la dirección
de un aprendizaje superior una persona debe liberarse de cualquier pensamiento
frívolo o posibilidad de confundir la ilusión con la realidad. Por encima de
todo el aspirante a la iluminación espiritual debe ser una persona que se
dedica a observaciones y pensamientos disciplinados. Si una persona se inclina
hacia los prejuicios y la superstición en el mundo de la realidad de los
sentidos enseguida tiende a ser corregida por la propia realidad de los
sentidos. Sin embargo, si una persona no piensa lógicamente y se deja llevar
por las fantasías entonces la corrección no es tan simple.
Siendo así, es esencial que uno tenga su vida-del-pensamiento
completamente a mano y que sea capaz de ejercer un control estricto sobre sus
pensamientos antes de adentrarse en los mundos del espíritu y del alma. Uno que
se inclina fácilmente hacia fantasías, supersticiones e ilusiones no está
preparado para entrar en la educación previa a la enseñanza espiritual. Pero es
fácil engañarse aquí. La liberación de las fantasías, ilusiones, prejuicios e
ilusiones se obtiene con autodisciplina. Esta libertad no se adquiere
fácilmente por cualquiera. Es necesario recordar hasta qué punto la mayoría de
la gente tiende a pensamientos torpes y descuidados y son incapaces de
controlar su vida-del-pensamiento a través de su propia fuerza de voluntad.
Al sopesar las demandas de la vida diaria es evidente que es imposible
liberarse completamente a sí mismo de las impresiones exteriores. Para poder
hacerlo es necesario apartar un pequeño periodo de tiempo cada día. Este
período de tiempo, que es necesario pero que no debe suponer un conflicto con
nuestras obligaciones, es suficiente. Cinco minutos, o incluso menos, es
bastante. Durante este breve período de tiempo una persona debe ser capaz de
separarse de todas las impresiones sensoriales, de todo lo que le llega a través
de los ojos, oídos y su sentido del tacto. Durante este breve período de tiempo
debe volverse ciego y sordo a su entorno exterior. Todo lo que nos asalta desde
el mundo exterior nos une con la sensualidad y el ordinario mundo diario. Todo
esto debe ser silenciado y la total calma interior debe tomar su lugar.
Cuando este silencio interior, este despojarse de todas las
impresiones sensoriales se ha llevado a cabo la memoria de todas las
impresiones sensoriales pasadas deben ser extinguidas también. Es suficiente
sopesar durante un momento cómo estamos completamente atados a los asuntos del
tiempo y del espacio, con todo lo que es temporal y mortal. Analiza el
pensamiento que acaba de pasar por tu cabeza hace un momento y ve si no está
asociado con algo de naturaleza transitoria.
Este tipo de pensamientos no tienen valor para el desarrollo interior.
Así todos los pensamientos que nos conectan con asuntos finitos y
transitorios deben ser silenciados. Entonces, cuando ese silencio ha sido
producido en el alma y durante un rato nuestro entorno, ya sea de la era, la
nación, la raza o del siglo en que vivimos, ha sido eliminado, el alma volverá
a hablar por sí misma. Esto no sucederá inmediatamente.
Primero el alma debe estar preparada para este punto y hay maneras y
direcciones que traerán este sonido interior. El hombre debe rendirse a
pensamientos, conceptos y sentimientos originados no en lo temporal sino en lo
eterno. Su contenido no debe ser verdadero para hoy, ayer, un siglo o mañana
sino para siempre. Este tipo de pensamientos se encuentran en los libros
religiosos de todos los pueblos. Se encuentran, por ejemplo, en el Bhagavad
Gita, el himno de la perfección humana. También se encuentran en el Antiguo y
el Nuevo testamento, particularmente en el Gospel of St. John empezando por el
capítulo decimotercero. Pensamientos efectivos también se encuentran en las
cuatro primeras líneas del libro, Light on the Path de Mabel Collins, familiar
para los miembros de los Movimientos Theosóficos y Anthroposóficos.
Estas cuatro líneas, grabadas en los muros interiores de cada templo
de iniciación no dependen del tiempo y del espacio. No pertenecen a un hombre,
una familia. No forman parte de una generación o de un siglo. Si no que se
extienden a través de toda la evolución.
Eran ciertas hace miles de años y lo seguirán siendo miles de años
más. Despiertan las adormecidas facultades del alma; déjalas levantarse de su
reino interior. Pero es necesario que esto sea entendido correctamente. No es
suficiente asumir que se ha comprendido el sentido de estas frases. Uno debe
permitir que estas palabras cobren vida en su propio ser interior. Uno debe
permitir que el significado completo de estas palabras irradie en el interior
de su ser, debe rendirse a él por completo. Uno debe aprender a amar esas palabras.
Si una persona cree que ha comprendido el significado, solo entonces ha llegado
el momento correcto para que esas palabras se levanten en el resplandeciente
una y otra vez. La comprensión intelectual no es importante; el amor de esa
verdad espiritual sí lo es.
Cuanto más amor hacia esas verdades fluya a través de ti más poder de
visión interior crecerá en nosotros. Esas palabras no deben ocuparnos uno o dos
días sino semanas, meses y años hasta que finalmente se despierten en nosotros
esos poderes del alma.
Entonces finalmente llega cierto momento bien definido en que aún otra
iluminación toma lugar.
Aquel que proclama verdades espirituales por su propia experiencia
está familiarizado con esta vida de contemplación interior. Las grandes
verdades espirituales que proclama cada día son una parte de un vasto panorama
espiritual que puede ver con el poder interior del alma y el espíritu. Vuelve
su vista a los reinos del alma y el espíritu.
Aparta su mirada de la tierra para explorar los sistemas solares. Aun
así este poder interior se extinguiría rápidamente si no se nutre cada nuevo
día. Este es el secreto del investigador espiritual, que este inmenso panorama
de universo y humanidad que ha pasado por su alma cientos de veces debe pasar
de nuevo por su alma cada mañana.
Una vez más comprenderlo todo no es lo importante sino aprender a
amarlo más y más.
Así cada mañana lleva a cabo una adoración divina durante la cual mira
en reverencia a los grandes espíritus. Ha aprendido a repasar el panorama
completo en unos pocos minutos. La gratitud hacia aquello que le ha dado el
alma le llena por completo. Si no se sigue este camino de reverencia no es
posible llegar a la claridad. Es esencial que las declaraciones del
investigador espiritual estén formadas con esta claridad. Solo si este es el
caso puede asumir la autoridad para hablar de las verdades del misticismo, las
verdades de la antroposofía y de la ciencia espiritual. De esta manera funciona
el investigador espiritual, y así debe empezar todo el mundo, de la manera más
simple y elemental hasta que alcance la comprensión de estas enseñanzas.
La individualidad humana y la de los seres cósmicos es profunda. Uno
no puede lograr nada en esta área sin paciencia, perseverancia y amorosa
devoción hacia los poderes cósmicos.
Estas son fuerzas que, como la electricidad en el mundo exterior, son
poderosas en el mundo interior. No son solo fuerzas morales sino fuerzas de
cognición. Cuando el aspirante a la iluminación es capaz de permitir que estas
verdades residan en su interior durante un tiempo, si las ha aceptado en
gratitud hacia aquellos que se las han revelado entonces finalmente alcanzará
un punto especial, que más tarde o más temprano se hará accesible a todos
aquellos que han permitido que la tranquilidad y el silencio den frutos en su
alma.
Este es el momento en el que su alma empieza a hablar, cuando su
propio ser interior empieza a percibir las grandes verdades eternas. Entonces,
de repente el mundo a su alrededor se ilumina de colores nunca vistos antes.
Algo jamás oído se hace ahora audible.
El mundo irradiará una nueva luz. Esta nueva luz, esta nueva
irradiación llega a él desde el reino del alma. Es característico del mundo del
alma que uno lo "vea". Es igualmente característico del mundo de los
espíritus que uno lo "escuche".
Si se busca el auto-desarrollo en esta área entonces una parte de él
viene a través de la obediencia y de la observación de una gran suma de reglas
y directrices. Aquí solo puedo hacer un pequeño apunte de cómo esto es posible
y de cómo puede ser experimentado. Es preciso seguir diligentemente estas
reglas individuales, igual que el químico debe pesar y medir las más ínfimas
substancias de un compuesto químico con los instrumentos más delicados. Una
descripción de las reglas que se pueden dar en público se puede encontrar en mi
libro, Conocimiento de Mundos Superiores y su Adquisición. Estas reglas ofrecen
instrucciones específicas para seguir este camino. También requieren de una
paciencia y una perseverancia diligentes.
Las reglas presentadas en este libro nunca se habían hecho públicas
con anterioridad, cuando la instrucción de lo oculto solo se enseñaba en las
escuelas de lo oculto. Este tipo de instrucción todavía se enseña en las
escuelas de lo oculto porque es un proceso de enseñanza íntimo entre dos
personas. No es bueno buscar esta instrucción por propia iniciativa, escuchando
o leyendo reglas especiales de forma fragmentada en un lugar u otro.
Toda la instrucción que uno puede recibir de diferentes lugares, y de
hecho hay tiendas anunciando este tipo de instrucciones, no son más que
pequeños fragmentos sacados del gran libro de la enseñanza de lo oculto. Una
persona que las utiliza debe darse cuenta que se expone a una serie de
peligros. No es conveniente ser introducido en los asuntos que conllevan una
alteración actual del alma, a los aspectos más profundamente importantes de la
vida del alma, a través de los canales comerciales.
Los métodos de entrenamiento de lo oculto que se anuncian a cambio de
una ganancia monetaria no solo carecen de ningún valor sino que además pueden
ser peligrosos según en qué circunstancias. Es necesario que esto sea dicho
porque en la edad actual hay tanto de este tipo de cosas que confrontan al hombre.
Precisamente porque hay tantos de estos supuestos métodos ocultos abarrotando la
escena actual se ha hecho necesario mostrar la imagen real.
Las reglas expuestas en el libro Conocimiento de Mundos Superiores y
su Adquisición vienen de antiguas tradiciones. Los espíritus que guían la
evolución han dado su permiso para la publicación de estas reglas porque es
esencial que la verdad se dé a conocer, aunque aún solo es posible publicar una
cierta cantidad. El resto ha de ser excluido porque las reglas más importantes
solo se pueden desvelar de palabra.
Lo que se encuentra en Conocimiento de Mundos Superiores y su
Adquisición es diferente de otros libros de instrucción en que es inofensivo.
Solo se desvelan las guías que no pueden dañar a la persona, incluso si no son
seguidas con paciencia y perseverancia.
Incluso si la persona hace un uso impropio de ellas no podrían
dañarla. Era necesario mencionar este punto porque ha surgido la pregunta de
por qué y con qué autoridad se han publicado un conjunto de leyes esotéricas.
Otro punto de consideración es que para despertar en el mundo del alma
uno debe tener órganos sensoriales en el mundo del alma igual que los tiene
para el mundo material. Igual que el cuerpo, que tiene ojos y oídos, el alma y
el espíritu deben poseer órganos para percibir la radiación del reino del alma
y los sonidos del mundo del espíritu. Una persona que tenga experiencia en este
campo, que es clarividente, puede actualmente percibir el proceso de desarrollo
de ese tipo de órganos del alma en una persona que está llevando a cabo un
entrenamiento interior. Son percibidos en su aura, envueltos en una nube de
luz.
El aura de una persona que no se ha desarrollado espiritualmente se ve
como una formación nebulosa. Cuando la persona duerme el aura flota sobre el
cuerpo físico porque el cuerpo astral se separa durante el sueño. El aspecto
del aura es de dos espirales enredadas como anillos de niebla. Se entrelazan el
uno con el otro en continuas espirales, desapareciendo en reinos indefinibles.
Cuando una persona comienza el entrenamiento de lo oculto su aura se define
cada vez más. Los extremos indefinidos de la espiral desaparecen y las dos
formaciones espirales entrelazadas se vuelven claramente organizadas. Se convierten
en estructuras compactas y bien definidas. Ciertos órganos aparecen en el aura
y son llamados chacras en el lenguaje esotérico. Estos son los órganos
sensoriales del alma.
Su estructura es delicada y para que florezcan hay que cuidarlos y
protegerlos. No pueden desarrollarse bajo ninguna otra circunstancia. Quien se
desvíe de esto nunca disfrutará la verdadera percepción espiritual. La persona
debe suprimir todas las sensaciones y los sentimientos negativos dentro de sí
para nutrir estos ojos del alma.
Los chacras no pueden emerger si una persona se enfada a cada
oportunidad. Hay que preservar la ecuanimidad y hay que practicar la paciencia.
La furia y la cólera no permiten que aparezcan los ojos del alma, la prisa y
los nervios no permiten su desarrollo.
Aún más, es necesario que el hombre se libere de algo que es difícil
de apartar en nuestra civilización, el ansia de aprender "lo que es
nuevo." Esto tiene una tremenda influencia en el órgano-alma. Si uno no
puede hacerse con un periódico lo suficientemente rápido para contarle las
noticias a algún otro, si una persona no puede ver o escuchar algo sin guardárselo,
si no puede suprimir el deseo de transmitirlo, su alma nunca alcanzará el desarrollo.
Es también necesario que uno adquiera una manera definida de juzgar a tus semejantes.
Es difícil lograr una actitud acrítica, pero el entendimiento debe sustituir al
criticismo. Si confrontas inmediatamente a tus semejantes con tu propia opinión
obstaculizas la evolución del alma. Debemos escuchar al otro primero y este
ejercicio es una manera muy efectiva de desarrollar los ojos del alma.
Cualquiera que quiera alcanzar un nivel superior en esta dirección se lo debe a
haber aprendido a abstenerse de criticar y de juzgar todo y a todo el mundo.
¿Cómo podemos ver y entender dentro del ser de una persona? No debemos condenar
sino entender la personalidad del criminal, entender al criminal y al santo
igual de bien. Se requiere empatía para todos y cada uno, esto es lo que quiere
decir la " tención" oculta. Así, si la persona se conduce, con
estricta autodisciplina, al punto de no evaluar a sus semejantes, a al resto
del mundo de acuerdo con su juicio personal, opinión y prejuicio y en su lugar
permite que ambos trabajen en él en silencio, entonces tiene la oportunidad de
adquirir los poderes ocultos. Cada momento durante el cual una persona toma la
determinación de resistirse a un pensamiento malvado acerca de sus semejantes
es un momento ganado.
Un hombre sabio puede aprender de un niño. Una persona simplona puede
considerar los dichos de un sabio parecidos a los balbuceos de un niño,
convencido de que es superior a un niño y desconociendo la practicalidad de la
sabiduría. Solo cuando ha aprendido a escuchar el tartamudeo de un niño como si
fuera una revelación ha creado en él el poder que surge de su alma.
Finalmente uno no puede esperar que los ojos del alma se abran
inmediatamente. Una persona que combate la ira, la cólera, la curiosidad y
otras cualidades negativas está, para empezar, derribando los muros que
encierran su alma. Este esfuerzo debe ser repetido constantemente. Una persona
clarividente puede evaluar hasta dónde los delicados órganos del alma están
floreciendo. Cuando las declaraciones humanas han perdido su agresividad y se
han vuelto amables y llenas de comprensión hacia sus semejantes el órgano
espiritual localizado junto a la laringe se despierta. Antes de que una persona
se haga consciente de esto por si misma debe practicar durante mucho tiempo.
Fueron necesarios millones de años para que se desarrollase el ojo físico en el
hombre, desde unos minúsculos puntos hasta el comienzo de la lente y de ahí a
la compleja estructura del ojo. El ojo del alma no necesita de tanto tiempo. En
algunas personas es necesario varios meses, para tras más.
Hay que tener paciencia. El momento en el que estas delicadas
estructuras del alma comienzan a percibir por primera vez llega para todo el
mundo, más tarde o más temprano.
Eso si la persona continua los ejercicios y particularmente si
desarrolla ciertas virtudes, las cuales las dificultades de la vida misma
pueden desarrollar. Hay tres virtudes en particular que hay que desarrollar que
casi pueden convertir a un hombre en clarividente, solo que hay que
practicarlas con la necesaria intensidad y énfasis.
Son estas: la autoconfianza emparejada con la humildad, el autocontrol
junto con la gentileza y la presencia mental junto con la perseverancia.
Todo esto son líneas generales, y así deben verse. Son ejemplos de las
direcciones que el pupilo espiritual debe seguir en los tres niveles hacia el
despertar espiritual. Las tres fases de la enseñanza de lo oculto son llamadas
preparación o catarsis, iluminación o iniciación.
Durante la primera fase o nivel, el ser del hombre está preparado de
manera que permita emerger a las delicadas estructuras del alma. En el nivel de
la iluminación el hombre adquiere la habilidad de percibir en el reino del
alma, y a través de la iniciación obtiene la facultad de expresarse a sí mismo
en el reino del espíritu. Lo que he dicho esta noche puede que sea difícil de
entender para algunos, y aunque es realmente fácil, si es cierto aquí que lo
fácil es difícil.
Cualquiera puede seguir el camino de lo oculto; no está cerrado para
nadie. Los secretos residen están en el ser interior de cada persona. Solo se
requiere un serio esfuerzo interior, el hombre debe intentar liberarse de todos
los obstáculos que interrumpen esta vida interior. Hay que ser consciente de
que las verdades más grandes y preclaras llegan a nosotros de la manera más
íntima. Los más grandes sabios de la humanidad no descubrieron las grandes
verdades siguiendo cualquier otro camino que no fuese el que aquí se menciona.
Encontraron estas verdades porque encontraron el camino que lleva a su ser interior
y porque sabían que la paciencia y la perseverancia eran requeridas para
practicar los diferentes ejercicios.
Así, cuando una persona alcanza lo más profundo de su ser, cuando se
aleja de los pensamientos que le asaltan desde el exterior y en vez de eso se
concentra en los pensamientos que pertenecen a la eternidad, está avivando la
llama dentro de sí que le iluminará los mundos del alma. Cuando una persona
desarrolla dentro de sí las cualidades de la ecuanimidad, la calma interior y
la paz igual que las otras virtudes aquí mencionadas, está alimentando a esta
dama con la substancia adecuada. Si una persona es capaz de mantenerse en
silencio y expresar solo pensamientos elevados, si vive una existencia llena de
amor y su vida se convierte en una vida de devoción a lo divino, el mundo a su
alrededor empezará a "sonar." Esto es lo que Pitágoras llamó
"Música de las esferas". No se quería decir simbólicamente; es una
realidad.
Solo es posible dar aquí pequeñas pistas que guíen en la dirección del
camino que lleva a la puerta estrecha. Cualquiera puede alcanzar esta puerta
estrecha y para aquel que no tiene miedo de las dificultades la puerta se
abrirá. Entonces encontrará lo que todas las grandes ideologías religiosas y
filosóficas han proclamado: La Verdad Única Eterna y la Vía de la Vida.
Traducido Gonzalo Pavillard
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