ENERO 09, 2019
La porción de Bo habla de los tefilín, o filacterias, que se usan en la
cabeza y el brazo; dice que nos los colocamos para recordar los milagros que el
Creador realizó antes, y durante, la Redención de Egipto. En otras partes de la
Torá en donde se habla de acciones físicas, también se nos dice que al
realizarlas debemos recordar los milagros de la Redención de Egipto.
Sabemos que todo lo que está escrito en la Torá tiene un propósito; entonces
¿cuál es la importancia de recordar constantemente estos milagros?
El gran kabbalista y comentarista Rav Moshé ben Najman, el Rambán,
explica esta idea en su comentario sobre la porción Bo: “A partir de los
milagros grandes y conocidos debemos entender los pequeños. Esta idea es la
base de toda la espiritualidad y la conexión con la Luz del Creador. Una
persona no tiene una verdadera conexión con el Creador hasta que entiende que
todo lo que ocurre es un milagro”.
Esta es una lección extremadamente importante; los kabbalistas enseñan
que la Luz del Creador es revelada a una persona según su conocimiento del
Creador. En términos simples, mientras la persona esté más consciente y segura
de la presencia de la Luz del Creador, más Luz del Creador atraerá a sí misma;
esta es la vasija que atrae la Luz. Por el contrario, en la medida que a una
persona le falte conciencia del Creador, en esa medida le faltará conexión con
la Luz.
"La Luz del Creador es revelada a una persona según su conocimiento
del Creador."
Una de las principales razones por las que olvidamos la existencia del
Creador es porque minimizamos las cosas al considerarlas como “naturales”, las
damos por sentadas, cuando en realidad son milagros. Vemos el sol asomarse en
el horizonte cada mañana y esconderse cada noche, vemos un sistema que parece
funcionar de manera mecánica y por sí solo. Pero necesitamos recordar que el
sol sale y se pone debido al Creador, y en realidad no hay diferencia entre los
milagros y la naturaleza, porque la naturaleza es simplemente milagros
constantes.
¿Pero cuál es el propósito de los milagros? El Rambán nos explica que
estos no solo tienen el propósito de ser milagros. Más bien deben recordarnos
la existencia del Creador, la Luz y las bendiciones. Por ejemplo, la razón por
la que nos despertamos en la mañana es porque el Creador le dice a nuestra alma
que regrese a nuestro cuerpo; eso es un milagro. Por ende, el Rambán enseña que
cuando leemos las secciones de la Torá que hablan de los milagros o cuando
realizamos acciones que están destinadas a recordarnos los distintos milagros
del Creador, su propósito no es simplemente recordarnos algo. Más importante
aún, leemos o hablamos de estas secciones y hacemos estas acciones una y otra
vez para infundir y reafirmar en nuestra mente que todo es un milagro.
Así pues, aprendemos a través de la porción Bo que cuando leemos las
secciones en la Torá que hablan de los milagros del Creador o hacemos las
acciones espirituales que nos recuerdan esos milagros, debemos hacerlo con la
conciencia y el deseo de que fortalezcan nuestra conciencia del Creador. Ya que
al hacerlo podemos desarrollar y mantener cada vez más una conexión verdadera
con la Luz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario