¿Cuál es el factor que enlaza todas las cosas y evita que experimentemos la misma libertad que parecen tener el mundo cuántico?
¡Nosotros somos el factor mismo que falta!
Específicamente, es nuestra habilidad de crear intencionalmente las condiciones
de la conciencia que aseguran una posibilidad que hayamos escogido en la
realidad de nuestras vidas.
Y ahí es donde se ponen de acuerdo la
ciencia y las tradiciones espirituales antiguas del mundo. Tanto la ciencia
como el misticismo describen una fuerza que conecta todo y nos brinda el poder
de influir la conducta de la materia y la realidad misma, simplemente a través
de la forma en que percibimos el mundo que nos rodea.
No necesitamos máquinas para crear los
efectos milagrosos que vemos en el mundo cuántico. A través del poder de
nuestra olvidada tecnología interna, podemos curar, realizar el acto de
bilocación, estar en todas partes al tiempo, ver a grandes distancias,
conectarnos telepáticamente, optar por la paz, y todas las demás posibilidades.
Todo es cuestión de nuestro poder de
enfocarnos en la conciencia, la cual es el mayor secreto de algunas de nuestras
tradiciones más antiguas y apreciadas.
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