Esa cualidad divina tan potente que llamamos voluntad es una de las menos comprendidas y la más misteriosa de todas. Es silenciosa, equilibrada y, sobre todo, es esa fuerza que crea en el humano una especie de tensión, inamovible e inmutable cuando el cerebro y el alma reconocen el propósito de la vida y lo mantienen, no importa las dificultades o circunstancias adversas. La Voluntad está siempre alineada al Propósito Divino y su expresión, como conducta humana, siempre es la buena voluntad.
Esta fuerza divina nos lleva a
reconocer la vida misma y nuestra identificación con ella. ¿Qué somos? Cito al
Maestro D. K. y su profunda respuesta: "Un punto de la divina
voluntad dinámica enfocada en el alma, logrando la conciencia del Ser por
el empleo de la forma. Y cuando el proceso de Iniciación haya logrado su
objetivo descubriremos que somos el regidor del tiempo y con el tiempo, el
organizador del espacio, juguetes divinos que pueden ser utilizados a voluntad
o no."
Esa divina voluntad es muy necesaria
en estos momentos de grandes crisis que vive la humanidad. Podemos invocarla,
pero reconociendo que no es una fuerza bruta sino la expresión del Propósito
Divino y la fuerza que más directamente nos puede alinear con el plan de Dios
en este tiempo histórico que vivimos.
Después de la Segunda Guerra Mundial
el Maestro D.K. advertía que aquellos espiritualmente orientados debían
consagrar sus esfuerzos a la tarea de desarrollar la voluntad al bien y también
demostrar la absoluta importancia de fomentar la buena voluntad entre las
masas. Si esto no se hacía, la etapa final sería peor que la primera. Siendo
que Acuario nos trae el desarrollo de la conciencia de grupo "…el
egoísmo individual será reemplazado por el egoísmo grupal que en consecuencia
será más poderoso por su dedicación, enfoque y resultados malignos." No
puedo dejar de pensar en los grupos de poder que están dictando la política en
el mundo. Y luego pide a los discípulos del mundo que "desarrollen
la voluntad al bien para que el común de la humanidad pueda expresarla. La
voluntad al bien de los conocedores del mundo es la simiente magnética del
futuro".
Vivimos en un mundo cortado a la
medida del egoísmo humano. Frases como, “tienes que ser el mejor, el estudiante
de honor”, son siembras de egoísmo. Si eres el mejor es porque hay uno peor. En
la escuela nunca nos indicaron la necesidad de velar por el otro. La tendencia
egoísta que impulsaba el desarrollo de la humanidad todavía no había mostrado
su rostro más perverso, como lo está mostrando ahora y no conocíamos las
consecuencias reales de una cultura egoísta. Pero las cifras del mundo actual
lo están gritando a los cuatro vientos; el hambre, la miseria, la esclavitud,
el desempleo que se ha ido agravando día a día. Es importante reconocer cuánto
de ese egoísmo ha entrado en nuestras vidas y cómo la está moldeando y cuánto
de él estamos dejándolo como herencia a nuestra descendencia.
El mundo se nos achicó, ahora sabemos
que todos contamos. Es hora del cambio en conciencia más importante de nuestra
historia. Trabajemos en esta nueva visión de la vida en donde el bien de los
demás es tan importante como el nuestro. El ser humano no es guerrero por
naturaleza, se hizo guerrero moldeado por la civilización. El ser humano es
básicamente bueno. Dentro, muy dentro, siempre hay bondad. Lo vi en los
muchachos de la cárcel en donde enseñaba metafísica, he sabido de tanta gente
que encontró bondad en corazones oscuros. Porque es nuestra naturaleza, porque
el amor es la base de la conciencia humana. Toca volver a ser lo que somos,
recorrer nuestros pasos, salirnos de esta civilización materialista y egoísta y
vivir como seres humanos, almas con cuerpos y un espíritu poderoso como Dios.
Encuentra la voluntad divina en las profundidades de tu alma, en silencio, y
extrae de ese depósito de bien que hay dentro de ti aquello que vas a entregarle
al mundo. No lo hagas en busca de un beneficio propio, ni siquiera por tu
propio avance espiritual, porque entonces nunca la encontrarás, hazlo siempre
por el bien de los demás. Y entrégala como se entrega la lluvia, como el sol
que nos da su luz y calor, como el agua del río que fluye eterna en su canto.
Como lo natural, aquello que es así porque es así y no puede ser de otra
manera.
Y en ese fluir nos encontraremos y celebraremos la vida.
Con el amor de siempre, Carmen
Santiago García
fdnpcaracas@yahoo.es
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