La creación del monumental libro Isis sin Velo es uno de los episodios más extraordinarios en la historia de la Sociedad Teosófica. Según el testimonio de su colaborador más cercano, Henry S. Olcott, y las propias cartas de H.P. Blavatsky, la obra no fue el producto de un proceso literario convencional. H.P.B. carecía de la formación académica y los hábitos de estudio que se esperarían de la autora de una obra de tal erudición y alcance. Por lo tanto, la cuestión de las fuentes de su vasto conocimiento se vuelve central para comprender tanto a la autora como a la obra. Olcott y H.P.B. atribuyen la información contenida en el libro a tres fuentes principales de naturaleza oculta: la Luz Astral, el dictado de los Maestros y la ocupación temporal de su cuerpo por otras entidades.
I. La Luz Astral como Archivo Universal
Una de las fuentes primordiales de conocimiento para H.P.B. fue la Luz
Astral, que ella podía percibir directamente a través de sus "sentidos del
alma". Olcott describe detalladamente cómo presenció este proceso en
innumerables ocasiones mientras trabajaban juntos:
1.- Proceso de "Copia" Clarividente: H.P.B. a menudo detenía
su escritura de forma abrupta, su mirada se perdía en el espacio como si
estuviera observando algo invisible para los demás, y luego comenzaba a
transcribir en el papel lo que veía. Una vez finalizada la cita, sus ojos
recuperaban su expresión normal y continuaba escribiendo.
2.- Libros y Manuscritos Fantasmas: Ella afirmaba, y Olcott lo
presenció, que podía leer y citar de manuscritos y libros impresos que
"pasaban ante sus ojos, en el aire". En dos ocasiones, cuando Olcott
se negó a aprobar las pruebas de imprenta sin verificar las citas, ella se vio
obligada a "materializar" los libros de los cuales había copiado,
haciéndolos aparecer físicamente en la habitación para que él pudiera
cotejarlos. Una vez verificado, los libros desaparecían de nuevo.
3.- Visión Panorámica de la Historia: En una carta a su hermana, H.P.B.
describió esta fuente como un "encantamiento permanente" en el que la
diosa Isis le revelaba sus secretos. Describía cómo siglos de historia, con sus
razas, naciones y eventos, se desplegaban ante su "ojo interno" como
un "panorama encantado", permitiéndole relacionar mitos con
personajes y eventos históricos reales.
Esta capacidad de acceder a los registros akáshicos explica cómo pudo
incorporar una cantidad tan vasta de información de fuentes que nunca había
leído físicamente y a las que no tenía acceso en su limitada biblioteca
personal de apenas cien volúmenes.
II. El Dictado de los Maestros y Otras Entidades
Otra fuente crucial fue el dictado directo de inteligencias superiores,
a quienes ella se refería como sus Maestros o "Hermanos".
a. Amanuense de los Maestros: H.P.B. afirmó en repetidas ocasiones que
simplemente obedecía cuando se le pedía que escribiera. En una carta, declaró:
"alguien que sabe todo me lo dicta. Mi Maestro, y ocasionalmente otros a
quienes conocí en mis viajes hace años". Esto explica su capacidad para
escribir con aparente facilidad sobre temas complejos como metafísica,
filosofía o ciencias antiguas, de los cuales admitía saber poco o nada por sí
misma.
b. Escritura en Estado de Trance: Olcott relata un caso notable en el
que, después de haberse retirado a descansar, encontró a la mañana siguiente
que H.P.B. había escrito durante la noche un fajo de treinta a cuarenta páginas
de manuscrito perfecto, que no requirió ninguna corrección. Ella atribuyó este
trabajo a un Maestro que había escrito a través de ella mientras dormía.
c. Colaboración con un Filósofo Desencarnado: Olcott también menciona la
colaboración con una entidad que describió como el alma de un gran filósofo
platónico desencarnado. Esta entidad no "poseía" el cuerpo de H.P.B.,
sino que le hablaba psíquicamente, dictándole pasajes, sugiriendo referencias y
actuando como un "profesor y amigo de mayor edad" en su trabajo
literario. Este es el único caso documentado por Olcott de una colaboración
consciente con un ser desencarnado, a diferencia de los Maestros, que eran
hombres vivos.
III. La Ocupación del Cuerpo por Múltiples Entidades (Āvesa)
Quizás la fuente más compleja y difícil de comprender fue la ocupación
temporal del cuerpo físico de H.P.B. por otras personalidades o
"Alguien", un fenómeno que la filosofía hindú denomina Āvesa. Olcott
fue testigo directo de este proceso y documentó sus manifestaciones:
A.- Cambios de Personalidad y Estilo: Olcott observó cambios drásticos y
recurrentes en la personalidad, el humor, la caligrafía y la habilidad
literaria de H.P.B.. Estos cambios eran tan marcados que a veces su inglés era
casi perfecto, mientras que en otras ocasiones estaba lleno de errores y requería
una reescritura completa. Cada cambio era precedido por una breve ausencia de
la habitación o un estado de abstracción momentáneo.
B.- Los "Alguien": Olcott aprendió a reconocer a las
diferentes entidades que ocupaban el cuerpo de H.P.B., a quienes se refería
como los "Alguien". Cada uno tenía peculiaridades distintivas: uno se
atusaba un bigote inexistente, otro solo hablaba en francés, uno era jovial y
otro severo y erudito. Estos "Alguien" eran los Maestros, que, según
Olcott, usaban el cuerpo de H.P.B. "como una máquina de escribir" por
turnos, mientras la conciencia de ella se retiraba para atender otros asuntos
ocultos.
C.- Testimonios y Pruebas Físicas: Olcott registra en su diario entradas
escritas con diferentes caligrafías (correspondientes a distintos Maestros) que
describen el "cambio de guardia". Además, fenómenos como el cambio
del color y la textura de su cabello (de castaño rojizo y fino a negro y tosco,
típico de un hindú o egipcio) servían como prueba colateral de que su cuerpo
estaba siendo ocupado por una entidad masculina asiática.
Este fenómeno de Āvesa, o la posesión por una entidad viva superior,
explica las inconsistencias en su estilo y conocimiento, así como las aparentes
contradicciones en su personalidad, que tanto desconcertaban a quienes la
conocían superficialmente.
Según los testimonios directos de H.S. Olcott y de la propia H.P.
Blavatsky, Isis sin Velo no fue obra de una sola mente en su estado normal de
conciencia. Fue un trabajo colaborativo en el que la personalidad de H.P.B.
sirvió como canal y crisol para un torrente de conocimiento proveniente de
fuentes supranormales. Estas fuentes incluyen la lectura clarividente de la Luz
Astral, el dictado directo de Adeptos vivos y, de manera crucial, la ocupación
sucesiva de su cuerpo físico por estas inteligencias superiores, quienes
escribieron a través de ella, cada uno aportando su propio conocimiento y
estilo. Esta compleja interacción de factores es la única explicación ofrecida
para la aparición de una obra tan revolucionaria a través de una autora sin una
erudición formalmente adquirida.
Artículo realizado de "Hojas de un Viejo Diario" de Henry S.
Olcott y de "La Doctrina Secreta" de H.P.B.

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