—Querido, esa pregunta me la hace tu ego. Fue tu alma la que decidió encarnar en este mundo, pero aún no estás lo suficientemente alineado con ella como para comprenderlo.
—¿En serio? No entiendo por qué tanto sufrimiento, tanto dolor, tantas
cosas negativas… Cada vez estoy más cansado de estar aquí.
—Es tu ego el que sigue expresándose… Y el que seguirá sin entender nada, quedándose únicamente en la superficie de las cosas. Escúchame desde tus profundidades, por favor: el alma decide nacer en este mundo para experimentar la materia y reconocerse a sí misma “dentro” de ella. Es una especie de reto: recordar quién es, recordar su infinitud,
recordar el amor, recordar la unidad… Y, al mismo tiempo, se trata de un juego: para el alma, vivir en este planeta es como un “laberinto” en el que ha de buscar la “salida”. Y la salida no es otra que su comprensión final de lo que realmente es. Es decir: el alma sale del laberinto terrestre cuando comprende que es mucho más que un cuerpo físico y que está conectada con todo lo que existe.—Pero ¿por qué el alma decide venir a sufrir, maestro?
—El alma es plenamente consciente de las reglas que operan en este
mundo. Antes de nacer, sabe que tendrá que “enfrentarse” a las polaridades: día
y noche, frío y calor, alegría y tristeza… El sufrimiento forma parte del
juego, de las reglas. A mayor sufrimiento, mayor cantidad de preguntas
existenciales y mayor necesidad de ir hacia dentro y de comprender el sentido
trascendente de la vida… Es precisamente ese sufrimiento el que te obliga a
despertar, a darte cuenta de que la vida es mucho más que una sucesión de
calamidades…
—Entonces, ¿el sufrimiento sería algo así como un activador del
despertar?
—Exactamente. Estás empezando a captarlo, querido. El sufrimiento es una
llamada del alma para romper el caparazón del ego y terminar redescubriéndose a
sí misma.
—Pero maestro, hay almas que no parecen despertar en esta vida. Que
fallecen tras una existencia repleta de sinsabores e injusticias… ¿Qué pasa con
ellas? ¿Adónde van? ¿Ya no podrán despertar nunca más?
—Escúchame con atención: ninguna alma está perdida, atrapada o
abandonada a su suerte en el planeta Tierra. Ninguna muere en realidad. Esa
percepción es únicamente producto del ego humano y su falta de perspectiva.
Cada alma está siguiendo su propio ciclo de vidas y experiencias en este mundo.
Algunas tardan más vidas en despertar y otras, menos, pero todas, finalmente,
terminarán comprendiendo y reconectando con su Ser. La palabra “injusticia” no
tiene sentido a efectos de experimentación del alma en este mundo dual, pues
todo es perfecto en todo momento y en todo lugar, aunque el ego, temporalmente,
no lo comprenda.
—Qué interesante… ¿Y qué tengo que hacer para despertar, maestro? ¿Qué
podrían hacer las almas para acelerar ese proceso?
—Despertar es mucho más sencillo de lo que la gente cree, querido. Deja
de mirar fuera y mira dentro. Vive el aquí y ahora. Deja de pensar que este
mundo está roto y que tienes que “arreglarlo”, y eleva tu mirada. Las almas que
todavía no despiertan se enfocan en cambiar el mundo, sin comprender (todavía)
que imponer ese cambio seguirá generando sufrimiento tanto en ellas mismas como
en las demás. Por ello, el único cambio posible y duradero es interior. Lo han
repetido innumerables maestros: “Si tú cambias, todo cambia”. Cuando te alineas
con tu propia paz, “despiertas” realmente y puedes ser un verdadero agente de
cambio en el mundo, pues todo está conectado y esa paz, en consecuencia, se
extenderá silenciosamente por todo el planeta.
—¿A esto te referías cuando hablabas de las polaridades?
—¡Así es! Cuando un ser despierta, deja de polarizarse y comprende que
todo tenía su sentido. Esa paz solo puede entenderse cuando se alcanza… Y te
diré más, para que estés tranquilo: todas las almas que encarnan en la Tierra
están destinadas a despertar. Así que no te apures y disfruta en lo posible de
este lugar…
—Gracias de corazón, maestro.
Javier López Alhambra

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