18 de enero 2015
Traducción: Fara González
Lo escucho de miles de personas cada semana y
muchos se están preguntando por qué tantas relaciones terminan ahora, lo cual
incluye a relaciones entre amigos, compañeros, esposos y familias. Alguien
escribió ‘las familias se están fracturando ahora’; otro escribió ‘todos mis
amigos se están divorciando’ y preguntó ¿nos estamos dirigiendo hacia un tiempo
en el cuál no habrá más relaciones? No es así. De hecho estamos despejando el
camino para poder tener relaciones basadas en el alma en el lugar de en el
karma. Y aunque no todas las relaciones terminan, muchas están en revisión y
avanzarán con fuerza o terminarán con un cierre y no más karma.
Hubo un tiempo en el
cual honrar los lazos familiares era incuestionable y los matrimonios duraban
hasta la muerte, independientemente de lo que sucediera a puertas cerradas. Los
tiempos han cambiado y eso es bueno porque algunas familias y matrimonios son
verdaderamente horribles. Pero estos lazos son profundos, mucho más profundos
de lo que reconocemos porque están basados en el karma y los contratos del
alma, propósitos de sanación, promesas y obligaciones que hemos honrado durante
muchas vidas. Con el fin del karma, que es uno de los propósitos y potenciales
de esta vida, cualquier relación basada en el karma está ahora en revisión y
puede liberarse o comenzar con una nueva conexión energética.
Por mucho que
queramos tener la familia o matrimonio perfectos, muy pocas personas lo hacen
pero eso depende de cómo definamos ‘perfecto’. Pienso que todos queremos
relaciones con personas que sean amorosas y que nos traten con bondad y
respeto. A pesar de lo que creamos, el propósito real de la familia es el de
unir a un grupo álmico de forma que facilite y estimule la sanación, creando
una conexión poderosa para que pueda ocurrir la sanación. Con la familia
tenemos muchas expectativas de comportamiento y aunque algunos elijan ser
bondadosos, honestos y amorosos, algunos no quieren eso. Entonces, debido a que
tenemos expectativas tan fuertes respecto a lo que debe ser y hacer la
‘familia’, cuando no suceden esas cosas creemos que hay algo malo con nosotros
o que es nuestro deber arreglarlas o sanarlas.
Lo mismo sucede con
los matrimonies o las relaciones a largo plazo de cualquier tipo, incluyendo
con nuestros hijos (ellos también tienen un karma con nosotros). Muchas de
nuestras expectativas se basan en lo que creemos, basado en el tipo de conexión
en lugar del entendimiento de la naturaleza sanadora de los ciclos kármicos.
Por ejemplo, porque ellos son mi familia se supone que sean buenos conmigo y me
amen. O porque es mi esposo espero que sea amoroso, considerado y fiel. O
amigos que se supone que sean considerados y nos apoyen. O se supone que tenga
una relación amorosa, respetuosa y conectada con mis hijos (ésta es una de las
más difíciles y también ocurren rupturas entre padres e
hijos).
Pero lo que nos unió
fue un sendero kármico compartido y un propósito de sanación, no una promesa de
‘felices para siempre’ con ellos. Esto no significa que los lazos familiares y
los matrimonios necesiten terminar ahora. En su lugar, tenemos una oportunidad
de apartarnos del karma y de fijar nuevos estándares de conexión para nosotros
mismos. Si queremos tener relaciones alegres, amorosas, respetuosas, bondadosas
y plenas, necesitamos estar conectados con personas que puedan incorporar esas
energías y no esperar eso porque tengamos expectativas de esos comportamientos
provenientes de ciertas personas basándonos en una etiqueta asociada a una
conexión.
Solamente se necesita
la voluntad de una persona de salirse del karma para terminarla y para crear un
nuevo sendero para esa relación. Si las otras personas involucradas acceden, entonces
se crea un nuevo paradigma y podemos tener un ‘felices para siempre’ con ellos.
De no ser así, entonces tenemos cierre y liberación, y podemos poner nuestra
mira en atraer a personas que puedan conectarse con nosotros al nivel que
queremos. Donde quiera que identifiquen una brecha en su vida (del mensaje de
la semana pasada) hay una oportunidad para revisión, para fijar un nuevo
estándar de energía para esa conexión para que se pueda liberar o renovar a un
nuevo nivel.
Estamos acercándonos
al final de la cuadratura Urano/Plutón en marzo del 2015 y, lo más importante,
el cierre de un ciclo muy largo para toda la humanidad, marcado por las lunas
nueva y llena de marzo, a 0 y 29.57º de Piscis. Este es el alfa y el omega, el
comienzo y el final. Somos el empoderamiento de la nueva era, del cielo en la
tierra, de los paradigmas de la nueva tierra. Es aquello en lo que nos
enfoquemos ahora y la revisión y cierre que hagamos lo que nos impulsará hacia
nuevos paradigmas de ser y hacia relaciones con mayor frecuencia energética
basadas en familias álmicas en lugar de familias humanas basadas en el karma, y
con compañeros que puedan unirse a nosotros en nuestra totalidad en lugar de en
nuestra sanación, y que puedan amarnos, honrarnos y respetarnos porque comparten
nuestro deseo de esas energías y están conectados con nosotros de esa forma.
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