Es indudable que estamos
enfrentando una de las más grandes crisis mundiales de nuestra historia
conocida, viviendo como estamos en una posible preguerra mundial y sus
consecuencias letales que amenazan la vida humana en el plantea. Al mismo
tiempo, nunca hemos tenido tantos seres humanos que están reconociendo su
naturaleza espiritual y buscan su contacto.
Siempre que hay un avance en la evolución humana marcado por un avance en la expansión de su conciencia, se levanta una fuerza contraria para impedirlo. Y estoy convencida que la injusticia en el reparto de los bienes, el gobierno mundial controlado por el mercado y los Bancos, y las guerras actuales son parte de esta respuesta.
Lo que no ven las fuerzas retrógradas es que cuanto más ataquen tanto más es nuestro despertar y tanto más es la ayuda que tenemos del gobierno interno del mundo, lo que nosotros llamamos la Jerarquía Espiritual. Si bien no interfieren directamente, respetando la ley cósmica del libre albedrío, trabajan a través de todos los seres de buena voluntad que se ofrecen.
El ofrecerse a la Jerarquía de Maestros, abre una puerta. Por esa puerta entra al planeta una ayuda silenciosa, invisible y poderosa que va sembrando los éteres con una vibración tal que puede oponerse muy poderosamente a las fuerzas retrógradas que quieren parar el avance de la conciencia humana para dejarla prisionera de su propio egoísmo y la satisfacción de sus necesidades materiales en detrimento de su conciencia, y así traicionar el objetivo de la vida en la materia.
Cuando nos ofrecemos de corazón, desde lo que somos, no importa cuán elevados o no estemos, sucede algo maravilloso que responde a un principio universal que dice que toda invocación sincera produce una evocación o respuesta. Y la respuesta de la Jerarquía es un influjo de la energía de síntesis que está disponible para la humanidad invocadora. Esta energía se opone a todo lo que separa, o dicho de otra manera, va disolviendo el espejismo de la separación que es la fuente de todo mal. La síntesis de la vida y la unidad de la conciencia van emergiendo poco a poco en la conciencia humana ocasionando una fuerte oposición a toda injusticia social y segregación de toda índole.
Este influjo de la energía de síntesis en el campo mental de la humanidad va creando las condiciones para que los seres humanos reconozcan la verdadera fraternidad humana que no se basa en juntarse con los pares sino en reconocer la naturaleza misma de cada ser humano como parte del ALMA HUMANA, y desde ese reconocimiento, que es el "Yo Soy" en todos, saber que el otro forma parte de uno mismo. Que cada ser humano, sin tener en cuenta su condición social, raza o credo, importa. Que cada niño que muere de hambre, importa. Que cada ser privado de su derecho a la comida, la educación, la vivienda, el agua y la salud, importa.
En una parte del evangelio el Maestro Jesus, orando, dice: "... La gloria que Tú me has dado, Padre, yo les he dado, para que sean uno así como Nosotros somos uno...." El Maestro los introducía a la energía más poderosa con la que podemos trabajar en beneficio del plan de Dios para esta Tierra, la Síntesis.
La Jerarquía Espiritual se está acercando a la humanidad y hoy es más fácil sentir su Presencia. Los momentos de crisis son momentos de oportunidad. Los éteres están vibrando con Su Llamado y tú puedes responder desde el corazón.
Este llamado se centra en el Cristo, la cabeza de la Jerarquía, y va dirigido a todos sus discípulos y devotos. En tus meditaciones busca escuchar este llamado inaudible, luminoso e impregnado de Su Amor. Y responde ofreciéndote a su servicio, que es siempre en bien de los demás. No busques para ti, porque inviertes la energía y cancelas tu ofrecimiento. Es la humanidad la que está en juego, es el Plan de evolución de la conciencia que está siendo atacado por las fuerzas retrógradas, materialistas y egoístas de los grupos hegemónicos. Son solo sombras que se disipan con Luz. Y esa necesidad de Luz entra por la puerta que tú puedes abrir con tu ofrecimiento. Solo tienes que decir algo así, dirigiéndote al Cristo o al Maestro de tu preferencia: "Aquí estoy, a tu servicio, abro la puerta para que la energía de síntesis, a través de mi corazón penetre a este mundo. Hágase en mí Tu Santa Voluntad." O puedes hacer tu propia invocación, de acuerdo a tu fe.
En este ofrecimiento, desde lo profundo del corazón, nos encontraremos a cada instante, sabiendo que tú y yo somos Uno.
Carmen Santiago
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