por Eckhart
Tolle
http://www.eckharttolle.com/
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Traducción: Fara González
Siempre que exista belleza, bondad, el reconocimiento
de la benevolencia de las cosas sencillas en tu vida, busca el trasfondo de esa
experiencia dentro de ti mismo. No puedes identificarlo con exactitud y decir
“ahora lo tengo” o captarlo mentalmente y definirlo de alguna manera. Es como el
cielo transparente. No tiene forma.Es espacio; es quietud, la dulzura de Ser e
infinitamente más que estas palabras, que son solamente indicadores. Cuando
eres capaz de sentirlo directamente dentro de ti, se profundiza. Así que cuando
aprecies algo simple – un sonido, una visión, un toque – cuando veas belleza,
cuando sientas bondad amorosa hacia el otro, siente la inmensidad del espacio
interior que es la fuente y trasfondo de esa experiencia.
Muchos poetas y sabios a lo largo de las eras
han observado que la verdadera felicidad – yo la llamo la alegría de Ser – se
encuentra en cosas simples, aparentemente sin importancia. La mayoría de las
personas, en su búsqueda incesante de la ocurrencia de
algo significativo en
sus vidas, pierden continuamente lo insignificante, que bien puede ser para
nada insignificante. El filósofo Nietzsche en un escaso momento de profunda
quietud, escribió “para la felicidad, ¡cuán poco se necesita para la
felicidad!....la cosa menor precisamente, la cosa más sutil, la cosa más
ligera, el movimiento de una lagartija, un suspiro, un guiño, una mirada – hace
falta muy poco para construir la mejor felicidad. Serénate”. ¿Por qué es
la “cosa más simple” la que constituye la “mayor felicidad”? Porque la
verdadera felicidad no la origina la cosa o el evento, aunque es así cómo
aparece inicialmente. La cosa o evento es tan sutil, tan poco inoportuna, que
solamente se requiere una pequeña parte de tu conciencia – y el resto es
espacio interior, conciencia en sí misma sin la obstrucción de la forma.
La conciencia del espacio interior y quién eres
en tu esencia son una y la misma. En otras palabras, la forma de las cosas
pequeñas deja cabida para el espacio interior. Y es desde el espacio interior,
la propia conciencia no condicionada, esa verdadera felicidad, que emana la
alegría de Ser. Sin embargo, para percibir las cosas pequeñas, tranquilas,
necesitas estar sereno en tu interior. Se necesita un alto grado de
alerta. Quédate quieto. Observa. Escucha. Estáte presente.
Esta es otra forma de encontrar el espacio
interior: se consciente de ser consciente. Di o piensa “Yo Soy” y no le añadas
nada a ello. Percibe la quietud que sigue al Yo Soy. Siente tu presencia, el
ser desnudo, develado, desvestido. No ha sido tocado por lo joven o viejo, rico
o pobre, bueno o malo o cualquier otro atributo. Es la matriz espaciosa de toda
creación, de toda forma.
Extractado de A New
Earth de Eckhart Tolle, páginas 235-236
© derechos de autor 2008-2015.
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