Por Jennifer Hoffman
http://enlighteninglife.com
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25 de Mayo 2015
Traducción: Fara González
Al final de una experiencia o lección de vida
invariablemente nos preguntamos “¿por qué no entendí esto antes?” ¿No sería más
fácil pensar que pudiésemos haber hecho algo mejor, más rápido o con mayor
facilidad después que lo terminamos? Porque una vez que ‘entendemos’ una
lección o llegamos a un nuevo nivel de entendimiento, se nos olvida por donde
comenzamos y no podemos comprender por qué nos llevó tanto tiempo llegar al
final. El tiempo se condensa en ese punto de entendimiento y todo lo que lo
precede parece una gran pérdida de tiempo. Entonces nos juzgamos y criticamos por
haber sido tan densos porque en este momento, todo nos parece tan claro y
fácil. No podemos entender el por qué no pudimos llegar a ese
entendimiento antes, pero todo era parte del proceso.
Existen tres partes en cualquier experiencia o
lección de vida, el proceso, el tiempo y el momento oportuno. El proceso
consiste en cómo los elementos encajan unos en otros, de la mejor forma y en el
mejor orden, para que podamos lograr el aprendizaje, la sanación, el
crecimiento y la transformación que queremos o necesitamos. El tiempo es
el límite físico que colocamos en el proceso, la manera en que filtramos y
extraemos la energía a través de nuestras creencias y emociones para que todo
tenga sentido, alineándola con nuestro propio entendimiento, y el momento
oportuno representa el flujo de energía en un orden de experiencia, de esta
forma las situaciones y eventos se ordenan de acuerdo a nuestras necesidades y
crecimiento. Las cosas caen en su sitio como fichas de dominó, pero en el orden
que determinamos tomando en consideración lo que necesitamos
aprender.
No podemos avanzar a lo largo de cualquier
experiencia o lección sin estos tres elementos y no podemos hacer que ellos
avancen más rápido (o más lentamente) aunque quisiésemos. El proceso, el tiempo
y el momento oportuno trabajan de conjunto, al igual que sucede para hornear un
pastel. Sería mucho más fácil echar sin ningún orden los ingredientes en una
cacerola, ponerlos al horno durante cualquier cantidad de tiempo y después
decir que eso es un pastel. Probablemente no tendría el gusto ni la apariencia
de un pastel porque existe un proceso a seguir para hornear un pastel,
comenzando con los ingredientes apropiados, colocados en el orden y en el
momento correcto, y horneado durante una cantidad específica de tiempo.
Y hay un proceso en las lecciones de vida que
también debe seguirse, que nosotros seguimos inconscientemente para poder
obtener nuestro pastel, por así decirlo y luego disfrutarlo cuando lo comemos.
Pero cuando llegamos al final del proceso se nos olvida donde comenzamos y
pensamos que lo ocurrido fue un mal uso de nuestro tiempo. No lo fue y cada
elemento de cada experiencia juega un papel importante en nuestro aprendizaje,
sanación, crecimiento y transformación. Entonces podemos evolucionar a un nuevo
nivel de percepción porque el ‘viejo’ nivel ya no nos complace. Y entonces
podemos tener nuestro pastel y comerlo también, y será uno que disfrutaremos de
principio a fin.
Pero es un proceso, que sigue ciertos términos
y condiciones, involucra una oportunidad de tiempo detallada y conlleva cuanto
tiempo se necesite o mejor, tanto tiempo como necesitemos nosotros. Y cuando
vemos el resultado final como un nuevo comienzo, una página en blanco sobre la
cual podamos escribir la historia de nuestra elección, estaremos menos
inclinados a comenzar el primer párrafo señalando que éramos lentos, densos,
ignorantes o faltos de coordinación para llegar a ese punto con mayor rapidez.
¿Qué piensan ustedes que podían haber hecho con
mayor rapidez o mejor o con mayor facilidad en sus experiencias o lecciones de
vida? ¿Pueden identificar algunos de los pasos que dieron como innecesarios en
su proceso de aprendizaje? Tomen nota de ellos e intenten evitarlos la próxima
vez al estar conscientes del potencial de los mismos para crear un resultado
superior. No se juzguen o critiquen por lo que hicieron o no hicieron. En su
lugar tomen nota de lo que quieren evitar para que cuando esa situación surja
de nuevo, estén preparados para hacer una elección diferente que les permita
hornear un pastel hermoso y comérselo también.
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