de Susana Peralta
Cuando escuché que El Grupo canalizado
por Steve Rother advertía que habría un drástico cambio en la economía y las
finanzas, las que tienen que humanizarse y abandonar la usura, mi primera
reacción fue cómo prepararme para encarar lo que se está gestando para fines de
noviembre, porque de la reaccion que tengamos dependerá que sea una catástrofe
o una transición más o menos llevadera.
Con típica mentalidad de supervivencia 3D, me preguntaba: ¿Lleno la despensa con alimentos no perecederos? ¿Compro oro? ¿Compro una casita en el campo con frutales y terreno para hacer una quinta? ¿O no hago nada y confío en la Divina Providencia y me quedo tranquila? ¿Y si me anoto en el seminario The Economic Reset y veo qué dice El Grupo y los invitados, que no solo son especialistas en finanzas sino que además se han dedicado a la espiritualidad? Fue la mejor decisión.
Según El Grupo, el hecho de que hubiese personas de 27 países distintos participando, era suficiente para garantizar que las cosas saldrían bien, porque confesaron que su mayor preocupación era que el colectivo reaccionase exageradamente. Pánico y corridas equivaldrían a una debacle.
Escuchándolos, comprendí que lo primero que se debe hacer es mantener la calma y luego mentalizar una transición lo más llevadera posible. Los latinoamericanos, al igual que muchos otros pueblos sufridos del planeta, estamos acostumbrados a estos avatares. En el hemisferio norte les cuesta más adaptarse, pero veo con optimismo que están recurriendo a sistemas que están o estuvieron en uso entre nosotros. Los griegos, en el puerto de Volos, optaron por el TEM, el trueque, como tuvimos en Argentina en una época, hasta que los créditos se conviertieron en papeles y los papeles se falsificaron y todo se acabó.
En muchas comunidades del Reino Unido, Canadá, Estados Unidos, Alemania, está circulando moneda local tal como circulaba el Patacón en la provincia de Buenos Aires. No solo se utiliza como el dólar o el euro, sino que también se lo utiliza para otorgar préstamos, pero no con usura. Ha desaparecido el interés y solo se cobra una pequeña tasa por el uso del dinero.
Cuenta Charles Eisestein que cuando en una entrevista escuchó decir al orador anterior que ante una debacle financiera lo mejor era comprar oro, él respondió que lo mejor era no comprarlo y dar... dar a manos llenas. Si entienden inglés, les recomiendo ver en YouTube un pequeño video sobre su libro, Sacred Economics.
http://sacred-economics.com/film/ y How to tap into flow and synchronicity
https://www.youtube.com/watch?v=2BfLjTHhwH4
Hace mucho ya, Kryon dijo que llegaría el día
en que la provisión de energía sería local y no nacional y esa será la
tendencia: las cooperativas, las ong, las comunas. Ya existe un sitio donde dan
consejos a quienes quieran iniciar un esquema comunitario en su localidad y
tener su propia moneda y crédito para las empresas locales en theguildofindependentcurrencies.org
Plantemos ya en la línea del tiempo futuro la abundancia que nos merecemos. No la limitemos pensando en el dinero, porque, aunque ahora nos parezca mentira, no va a tener la importancia que le damos en la actualidad. No la tenía antes, cuando se recurría al trueque y la moneda de cambio eran las especias, las telas, la sal, las piedras y metales preciosos... Y no existía el interés. Después aparecieron los banqueros, el poder se concentró en pocas manos y todo cambió. Entregamos nuestro poder. Ahora es el momento de recuperarlo.
Al crecer en amor incondicional, en solidaridad, en deseo de cooperar y ayudar a los demás, atraeremos lo que necesitemos y más aún. Estoy convencida de que nos espera un mundo mejor. Entre todos, comencemos a manifestarlo. Y así es.
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