Quiero compartir con ustedes un boletín que recibo de mi escuela por ser interesante. espero que les guste y lo puedan aplicar.
Con Amor y Gratitud
Gala
La Ascensión está relacionada con la corriente llamada Pingala, que está conectado con el Nadi que se relaciona con el despliegue de la conciencia, con la puerta de entrada a las experiencias espirituales, y en sus estados avanzados permite tener el romance divino. Como es de color miel, la miel se convirtió también en un aspecto importante de la vida espiritual. La gente debe usar miel a diario en su vida y debe ser tan natural como sea posible, porque ahora estamos haciendo todo artificial. La grasa que tenemos se quema fácilmente si ingerimos mucha miel, porque la miel produce calor y el calor consume la grasa en exceso del estómago. Pero debemos ser capaces de soportar el calor. Es por eso que para todas las situaciones de sobrepeso, se sugiere beber frecuentemente agua con miel. Quemará la grasa, que es un tipo de manifestación pesada.
Otra manera de fortalecer los intestinos y el sistema digestivo, es colocar una cucharada grande de miel en la boca y saborearla de a poco con la lengua y el paladar. No hay que apurarse por tragarla. La lengua se alerta, se despierta y la lengua es el representante de todo el sistema digestivo y los intestinos. La limpieza de nuestra lengua le dice al doctor Ayurvédico cuan limpio está nuestro estómago. Las lenguas sucias indican estómagos sucios. Limpiar diariamente nuestra lengua, es tan bueno como limpiar el estómago.
La lengua es el embajador del estómago y la lengua siempre debe tener un sabor agradable al paladar. La gente puede no saber que la lengua tiene un sabor natural que le es propio. Si está cubierta con demasiadas cosas y no está limpia, pierde el gusto. Una lengua que ha perdido el gusto ya no puede degustar el verdadero sabor de la comida. Una lengua limpia repele todo lo que no es limpio en la comida. Hay una ciencia de la lengua, además de todas las ciencias que estudiamos en espiritualismo. La ciencia de la lengua es muy importante.
Los ojos ejercen una función, los oídos ejercen una función, la piel ejerce una función. Pero la nariz y la lengua ejercen dos funciones. Sólo la nariz y la lengua tienen una función doble. La nariz toma y da. La nariz no dice: “Voy a inhalar solamente. No voy a exhalar”. Del mismo modo, la lengua toma el alimento y emite la palabra. En ambos casos, la limpieza es importante. Y la lengua está en forma cuando se ingiere miel a diario, como primera cosa. Si limpian su lengua y hacen esto, es todavía mejor. Ahora se ha convertido en moda en Hollywood. Las estrellas de Hollywood están usando limpiadores de lengua. Ahora para la mayor parte de la humanidad las estrellas de Hollywood son modelos a seguir. Gracias a Dios los limpiadores de lengua han llegado a Hollywood y aquellos que siguen a las estrellas de cine mejorarán de a poco su estómago, usando limpiadores de lengua.
A la miel se la llama también Pingala en sánscrito. La miel limpia al cuerpo y hace posible que el cuerpo haga prácticas que den como resultado el desarrollo de la conciencia. Pingala viene de Pingalâm, la Madre, quien tiene el color de la miel. Ella produce la evolución, preside sobre todos los movimientos ascendentes, todos los maestros, las escrituras, la sabiduría, etc. Todos ellos son herramientas para elevar a los seres hasta los reyes de la belleza.
Cuando se producen desórdenes en su sistema es porque han absorbido elementos impuros y por “impuros” hay que entender, sencillamente, inasimilables, extraños. Las impurezas son sustancias nocivas porque no pueden ser asimiladas; quizá no sean impuras en sí mismas, pero las consideramos como impuras porque su presencia en el organismo psíquico provoca perturbaciones. Son pues indeseables, y debemos desembarazarnos de ellas. Si están enfermos o atormentados, es porque han permitido que una impureza se introduzca en ustedes bajo la forma de un pensamiento, de un sentimiento, de un deseo.
Cada impureza, sea en el plano mental, en el plano astral o en el plano físico, provoca trastornos; y cuando digo trastornos, sólo me refiero al menor de los inconvenientes porque en el plano psíquico, lo mismo que en el plano físico, las impurezas pueden producir envenenamientos, intoxicaciones, y hasta la muerte. Es necesario, pues, purificarse en todos los planos, en el plano físico, y sobre todo, en el plano psíquico. Pero en cuanto se habla de pureza, la mayoría de la gente ya no comprende nada: la asocian siempre al dominio sexual, cuando éste no es más que un aspecto muy limitado de la pureza.
Para comprender la pureza, ni siquiera es necesario estudiarla en el terreno moral en donde las discusiones son interminables y no hacen más que embrollar el tema. Pureza pertenece a todos los campos de la existencia, pero todo quedará más claro si empezamos por estudiarla en el organismo, con la nutrición.
Lo saben, no basta con que los productos sean comestibles para que podamos consumirlos sin precauciones previas. La mayoría de las veces hay que lavarlos, e incluso ello es insuficiente: hay ciertas verduras y frutas a las que se debe quitar el hueso, las pepitas, la piel o la corteza; también al queso se le quita la corteza; se vacía el pescado, y cuando lo comemos le quitamos las espinas, etc. Reflexionen, pocos son los alimentos que podamos absorber íntegramente. Incluso la leche es esterilizada, y no todas las aguas son potables. Debemos ser siempre muy prudentes con lo que bebemos y lo que comemos. Y aunque tomemos todas las precauciones posibles, debemos saber que un alimento nunca es perfectamente puro. ¿Y qué ha hecho, entonces, el organismo? Ha establecido una vigilancia.
Lo mismo que en las fronteras de todos los países hay aduaneros que inspeccionan los coches y las maletas para impedir que la gente haga contrabando, también en el ser humano se encuentra un tipo particular de aduaneros que examinan el alimento y rechazan todo aquello que no puede entrar en la constitución del organismo. A pesar de ello, sucede a menudo que el hombre, inconscientemente, impide el trabajo de estas entidades encargadas de hacer una selección; y entonces, éstas dejan pasar elementos nocivos que empiezan a acumularse dentro de él. Sí, se trata de una realidad: con su forma de comprender y de sentir las cosas, el hombre influye en las criaturas, en las células encargadas de su protección (para hablar científicamente diremos “en el sistema inmunológico”); y si no está atento, introduce el desorden perturbando el buen discernimiento de estos funcionarios que empiezan a no ver claro y a dejar pasar los elementos nocivos.
Los pensamientos y los sentimientos son también alimentos que absorbemos y digerimos más o menos bien, según su grado de pureza. Es por ello que esta selección que hacemos con el alimento físico, debemos hacerla también con nuestro alimento psíquico a fin de eliminar de él los alimentos indigestos y nocivos. El hombre come pan, frutas, verduras, pescado, carne, etc. Pues bien, en el terreno de los pensamientos y de los sentimientos existen las mismas variedades y las mismas calidades de alimento que en el plano físico, desde las frutas frescas apenas tomadas del árbol, hasta la caza vulgar. También hay vinos, pasteles... y aunque sean de la mejor calidad, ¡cuidado con los excesos!
En la Tabla de Esmeralda, Hermes Trismegisto dice: “Separarás lo sutil de lo denso con gran industria”. Separar lo sutil de lo denso, significa separar lo puro de lo impuro, como extraemos el oro o las piedras preciosas de su ganga. La vida entera está basada en este principio de la separación, de la selección. Por todas partes se hacen selecciones, sea en la industria (el refinado, la destilación, la depuración) o en el comercio (primera calidad, segunda calidad, etc.). Y los exámenes, los concursos, no son más que selecciones: se trate de nombrar a un general, o de escoger una “Miss Mundo”, siempre hay que hacer una selección. ¿Quién ignora esto? Todo el mundo ha tenido esta experiencia. Pero en la vida interior en donde hay pensamientos y sentimientos nocivos que pueden introducir la enfermedad o la disgregación, no pensamos en que también hay que separar, eliminar, seleccionar. Para la mayoría de la gente, todos los pensamientos, todos los sentimientos, son, más o menos, equivalentes. Y no, también ahí hay que hacer una distinción, igual que con los alimentos o con los combustibles que clasificamos según su calidad: primera calidad, segunda calidad...
Tomemos ahora este ejemplo de los combustibles. En el pasado, para alumbrarse y calentarse utilizaban materiales de una calidad tan inferior que humeaban, picaban a los ojos, olían mal... ¡casi asfixiaban! Mientras que ahora se utiliza la electricidad que no deja desechos ni produce humo. Incluso para el carbón, sabemos que existen varias calidades: desde el que da muy poco calor y produce muchas escorias, hasta el que da mucho calor y muy pocas escorias. Cualquier materia combustible, carbón, madera, petróleo, gasolina, contiene (pero en proporciones diferentes, y esto es lo importante) algunos elementos no combustibles. Cada materia es, pues, de una cierta calidad, más o menos buena, y por eso siempre hay que escoger.
Pues bien, los pensamientos y los sentimientos son también combustibles; pero como no todos son de excelente calidad, no pueden suministrar ni la mejor luz, ni el mejor calor, ni la mejor energía para el movimiento. Igual que con el alimento, podemos aceptar algunos, pero debemos rechazar otros para que el estómago astral y el estómago mental puedan digerir mejor. Supongan que agitan pensamientos y sentimientos de celos, de odio, de venganza, ¿qué producirán? Ciertamente mucho calor, pero también mucho humo que oscurecerá su mirada interior, y muchos desechos que les envenenarán. Evidentemente, en la ciencia oficial no existen disciplinas en las que se estudien con detalle los pensamientos y los sentimientos para clasificarlos. Absorbemos y nos debilitamos con cualquier tipo de pensamiento o de sentimiento sin preocuparnos por los resultados que van a producir, no diferenciamos.
Vemos siempre en los humanos deseos y pasiones que bullen: lo que está más propagado en el mundo, son los deseos y las pasiones, no faltan en ninguna parte. Pero la sabiduría que permite establecer una escala de valores para poder escoger lo mejor, no abunda en absoluto. Sin embargo, deben saber que construyen su ser entero con los materiales que absorben. Así pues, si estos materiales no son puros, estarán enfermos. He ahí una ley absoluta no sólo en el plano físico, sino también en el plano psíquico. Lo mismo que deben prestar atención en no comer más que alimentos bien limpios y bien lavados, también en sus pensamientos y en sus sentimientos deben, día y noche, estar atentos a todo lo que se infiltra en ustedes. Pongan aduaneros en sus fronteras, y a cada pensamiento, a cada sentimiento, a cada deseo que se presente, díganle inmediatamente: “espera un poco, ¿de dónde vienes? ¿Cuáles son tus colores? ¿Qué me aportarás si te acepto?”. Obsérvenlos bien, y si sienten que hay algo sospechoso, expúlsenlos.
Dirán: “Pero, ¿cómo escoger los pensamientos y los sentimientos? ¿Cómo saber si son puros o impuros?”. Es muy fácil. Los pensamientos y los sentimientos personales, egoístas, que nos son inspirados por nuestra naturaleza inferior, no pueden ser puros. Todos los pensamientos y los sentimientos que sólo afectan a nuestro interés, sin aportar nada que sea útil y bueno para el mundo entero, son impuros. Es fácil, pues, clasificarlos: la codicia, los celos, la cólera, la sensualidad, la satisfacción por el poder, etc., aportan impurezas. Mientras que los pensamientos y los sentimientos inspirados por nuestra naturaleza superior, y que nos impulsan a hacer sólo lo que es bueno y útil para los demás: la generosidad, la paciencia, la abnegación, el sacrificio, etc., estos sentimientos y estos pensamientos son puros. Así que, de ahora en adelante, ya tienen un criterio, y es muy sencillo. Evidentemente, yo sé muy bien que, a pesar de que el criterio es sencillo, no por eso la pureza es fácil de realizar. Pero hay que empezar, al menos, por comprender en qué consiste; después, hay que amarla, desearla con todas las fibras de nuestro ser; y finalmente, tratar de realizarla.
Namaskar
REALMENTE BUENISIMO, MIL GRACIAS A PONERLO EN PRACTICA
ResponderEliminarLUCIA