Centro Holística Hayden

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11 de noviembre de 2013

El Viaje del Conocimiento

por Prem Rawat.

Todo el mundo tiene sueños. Afortunadamente, la realidad es más hermosa que cualquier sueño.


Siempre, a través de los siglos, ha habido alguien que ha declarado en tono alto y claro: “Lo que estás buscando está dentro de ti. Tu verdad está dentro de ti. Tu paz está en tu interior”.

El deseo de sentir todo eso es a lo que yo denomino sed. Todo ser humano tiene una sed innata, simple y real. Sed de paz, de alegría, de satisfacción. Sed de algo que ya existe en nuestro interior. Tenemos sed de sentir paz, de sentir plena satisfacción.

Es posible experimentar la paz que reside en el corazón al margen de las circunstancias personales. Ricos o pobres, buenos o malos, acertados o equivocados, felices o desdichados, todo ser humano posee ese derecho inalienable.


En el fondo la vida es sencilla.

Este aliento es sencillo. El Conocimiento es muy sencillo.

Y comprender el Conocimiento es muy, muy sencillo. A veces la sencillez no consiste en hacer, sino en deshacer. No es un proceso de aprender, sino de desaprender, de descubrir lo que ya está ahí.

No se trata de introducir nuevos elementos.

Se trata de apartar los elementos innecesarios, de eliminar lo superfluo. Del mismo modo que cuando un escultor va quitando los pedacitos que cubren la figura oculta en la piedra lo que emerge es una hermosa forma, lo que queda al descubierto en este caso es un diamante precioso, resplandeciente: la vida misma.

En este viaje, el único esfuerzo que se requiere es prestar atención, comprender y aspirar a encontrar ese lugar que está dentro de ti.

Todos los viajes que hemos emprendido en nuestra vida nos han alejado de nosotros mismos.

¿Hacia dónde conduce este viaje? A la experiencia interior. Es un viaje de vuelta a ti, exclusivamente a ti.

Por eso este viaje no sólo es hermoso y placentero, sino que supone además el descubrimiento más fascinante.

El viaje del Conocimiento tiene como propósito disfrutar del viaje en sí.

La meta no es aprender las técnicas del Conocimiento, sino disfrutar de esta vida, disfrutar de cada aliento, de cada día de tu vida.

El viaje mismo es el destino.

Éste es, en efecto, un viaje para toda la vida.

El Conocimiento no es una solución a los problemas ni sirve para mejorar las circunstancias de nuestra vida. El Conocimiento sirve estrictamente para centrar nuestra atención en un lugar interior en el que es posible sentir alegría, paz, serenidad.

¿Por qué es tan fundamental el Conocimiento? Porque esa experiencia lo es. ¿Por qué se le llama el Conocimiento de uno mismo? Porque lo que experimento es mi verdadero yo.

Experimentar paz y alegría solamente es posible en este momento llamado ahora. Podemos intentar adivinar el futuro o recordar el pasado, pero no podemos existir ni por una milésima de segundo en el futuro ni en el pasado. El ahora es nuestro hogar. Es donde verdaderamente vivimos. Por eso es tan importante experimentar la vida momento a momento.

Lo que buscamos está dentro, no fuera. En nuestro interior podemos encontrar serenidad, paz, pura alegría.

La paz no es únicamente algo que sería bonito lograr, sino algo que es necesario sentir. Necesitamos la base sólida de la paz en nuestra vida. Por eso este camino es tan importante.

¿Cómo prepararnos para aceptar que lo que estamos buscando se encuentra en nuestro interior? Lo primero es tener esperanza y confiar en que lo que buscamos está dentro. Es necesario disminuir el ruido producido por las distracciones del exterior para poder apreciar el contraste entre lo que llega de fuera y lo que puede sentirse dentro.

Cuando empezamos a percibir ese contraste, se vuelve más y más fácil ver que la paz, la belleza y la alegría que buscamos ya están dentro de nosotros. Es entonces cuando vamos aceptando que existe un mundo interior.

Estamos hechos para experimentar sensaciones. Somos las máquinas de experimentar más asombrosas, capaces de sentir calor y frío, alegría y tristeza.

Si conectas esta increíble máquina de experimentar con tu interior, experimentarás paz, alegría, felicidad.

Esta experiencia ha de sentirse. No puedes crearla. Los símbolos o las fórmulas para encontrar la felicidad no satisfacen al corazón. La felicidad hay que sentirla. El corazón necesita sentir paz.

¿Siente tu corazón serenidad, belleza? ¿O siente vacío? Si quieres que el vacío desaparezca, deja que el corazón sienta la plenitud que también reside en tu interior.

Puedes sentir serenidad. Puedes sentir la belleza. En esto consiste el regalo del Conocimiento.

Puede que en nuestra vida no hayamos encontrado tiempo para escuchar al corazón. Tal vez hayan sucedido muchas cosas que nos han mantenido ocupados. Cuando somos jóvenes, estamos ocupados. Cuando nos hacemos un poco más mayores, seguimos estando ocupados. Envejecemos aún más, y continuamos ocupados. Nosotros esperamos que llegue el día en el que no estemos tan atareados, sin embargo, cada día que pasa, todo se vuelve más y más complejo a nuestro alrededor.

Lo que buscamos es muy sencillo. Nosotros somos sencillos. El corazón es sencillo. Lo único que el corazón desea es esa hermosa alegría.

No es egoísmo. Por naturaleza, todos los seres humanos deseamos experimentar paz. Precisamente por eso, no es egoísmo. Nosotros no hemos creado esa sed de sentir paz. La sed tiene que ser reconocida.
Escucha a tu corazón. Permite que sea él quien juzgue y no los demás. ¿Podemos permitirnos el lujo de ignorar a nuestro propio corazón?
Si la sed de plenitud no está clara en nuestra vida, aunque hubiera agua por todas partes, nos daría lo mismo. En mitad del desierto, cuando la sed apremia, incluso medio vaso de agua se convierte en la cosa más preciada. Coloca todo el oro del mundo y medio vaso de agua frente a una persona que se está muriendo de sed, y observa cuál es su elección.

Cuando nuestra sed es patente, todo cobra sentido. Ya no hay misterios, las ideas sobran, no más dudas ni preguntas. Nos encontramos nadando en las preciosas y cristalinas aguas de la claridad. Podemos dejarnos llevar, disfrutar. Podemos ser, de nuevo, quienes estamos destinados a ser, quienes realmente somos.

Esto no es algo que tengamos que aprender; es algo que necesitamos destapar, descubrir.

Nuestra vida es una realidad magnífica. Somos una magnífica realidad en un mundo magnífico. En nuestro interior existe una paz inconmensurable, una alegría infinita. No está en lo histórico, ni en la ciencia moderna.

Está en nuestro interior, en el corazón de cada ser humano.


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