luna llena en acuario :: un nuevo tiempo personal
30 JULIO,
2015
El Sol se encuentra ahora en Leo y desde ahí hace
mañana 31 de Julio una oposición -ángulo de 180 grados- con la Luna en su signo
opuesto, Acuario. El Sol refleja su luz en la oscuridad de Luna, por eso la Luna
llena siempre es un tiempo de revelaciones y alumbramientos.
Al día siguiente de la Luna llena, Venus (en
movimiento retrógrado), vuelve a hacer su entrada en el signo del León. En su tránsito retrógrado Venus
hará una serie de ángulos con Saturno, Mercurio, Júpiter, Urano y Marte. La
luna llena en Acuario alumbra nuestro camino para que podamos darle la
bienvenida a esta serie de iniciaciones que la Diosa del Amor hará con cada uno
de estos planetas durante su travesía de 40 días y 40 noches en Leo.
Acuario
es un signo colectivo. Leo es un signo individualista. Acuario se expresa a
través del
círculo: el nosotros, la cooperación y la colaboración. Leo se expresa a través
del Yo, el mando y la autoridad. La dinámica de Acuario y Leo siempre nos
invita a evaluar la relación entre la singularidad expresiva del Yo Soy Solar y
la participación de esta individualidad dentro del espacio compartido de
nuestras relaciones y de la comunidad. En Leo afirmamos nuestra diferencia, en
Acuario cultivamos lo que nos une. En Leo queremos ser jefes, mandar, ser
reconocidos, distinguirnos, valorados, admirados. En Acuario encontramos
nuestro lugar y verdadero poder en la hermandad, la igualdad y la libertad
compartida. La polaridad de Leo Acuario nos habla del intercambio equilibrado
entre Somos y Yo Soy.
Estamos viviendo una transición evolutiva que muchas
corrientes han denominado la Era de Acuario. Este proceso evolutivo está dando a luz un
Nuevo Paradigma. Un ideal que nos habla de una conciencia colectiva basada en
la hermandad, la igualdad, la libertad, el amor, la colaboración creativa. Un
sueño –o un deseo, o un despertar- compartido que nos habla de un cambio
planetario hacia una cultura de Paz.
Hablar del ideal libertario e igualitario de Acuario
como el nuevo paradigma para la humanidad implica reconocer que estamos en el
ocaso de un paradigma basado en la desigualdad y la jerarquía. Esta desigualdad nos habla
de un desamor colectivo compartido, huella traumática y herida de siglos de
guerras, abusos y violencia hacia la familia humana, hacia la Tierra. Abuso
hacia la vida, abuso hacia nuestros recursos, abuso hacia todo lo que el amor
encarna en este milagro llamado vida que somos.
Esta transición es larga y es un proceso que todas
estamos viviendo con mayor o menor conciencia. Todos estamos experimentando la muerte
interna de esta estructura jerárquica dentro de nosotros. También estamos
experimentando el nacimiento de algo nuevo en amor y unidad. En este sentido
Acuario nos habla del proceso interno de reunir nuestro círculo, de unificar
nuestras partes fragmentadas por el condicionamiento ancestral de la
separación. Nos habla de nuestro círculo interno y del proceso de muerte y
renacimiento que vivimos a la hora de encarnar los valores de Amor y Libertad
que Acuario encarna. Leo es el signo en el cual este proceso de
individuación-amor se da y se proyecta en la esfera colectiva.
El nuevo
paradigma que estamos encarnando nos habla una sociedad unificada por y en la
hermandad del corazón. Un solo corazón. Leo nos habla de nuestro corazón
como el centro alquímico de este proceso interno de unificación. Cada Ser
individuado que se ha reconocido unificado en si mismo contribuye al tejido
colectivo.
¿Quién no
quiere vivir en paz? ¿Quién nos quiere compartir relaciones armoniosas,
creativas, fluidas, amorosas? ¿Quién no quiere entregar su corazón al bien
común? ¿Quién no quiere participar de este sueño de libertad planetaria?
En cada
corazón humano late la memoria de este potencial, de este Nuevo Tiempo. Todos
y todas tenemos este deseo en nuestro corazón. Quien ame la vida, quien ame la
familia humana, quien se ame a sí mismo, encontrará tarde o temprano en su
vida, el deseo, el llamado y la oportunidad de participar de este cambio. El
llamado surge de adentro cuando la insatisfacción, el desamor, las dificultades
emergen y nos desafían a interrogarnos. Cuando estamos listos a dejar ir, a
morir, el pasado dentro nuestro. Este es un proceso individual que tiene
impacto en el colectivo. Todo lo que hagamos por y para nosotros con amor,
repercute en el bienestar de la tribu y vive versa. Todo lo que vivimos y
experimentamos en nuestro círculo nos devuelve la imagen de nuestra relación
interna. Nuestra comunidad es espejo de nuestra comunidad interna. Si queremos
cambiar el mundo, primero tenemos que cambiar nosotros. Lo personal y lo
colectivo son uno. Esta interrelación se da en el eje Acuario-Leo.
¿Cómo nos
sentimos en nuestros círculos? ¿Rechazados? ¿Diferentes? ¿Usados? ¿Abusados? ¿Ignorados?
¿Pertenecemos? ¿Confiados? ¿Desconfiados? ¿Nos sentimos invisibles? ¿Superiores?
¿Inferiores? ¿Nos separamos de la manada? ¿Preferimos andar solos? ¿Nos
aislamos? ¿Nos expresamos con libertad? ¿Nos sentimos libres de ser quien
somos? ¿Nos inhibimos? ¿Nos censuramos? ¿Qué roles ocupamos en nuestras
comunidades? ¿Nos sometemos a la voluntad de otros? ¿Obedecemos sin cuestionar?
¿Seguimos a otros? ¿En qué círculos nos movemos? ¿Hay consenso? ¿Respeto? ¿Igualdad?
Esta Luna
llena en Acuario nos ayuda a poner luz a nuestra relación con el círculo, con
la tribu, con el colectivo, con la manada. Nos invita a preguntarnos qué
lugar ocupamos en el círculo y cómo lo ocupamos. Nos invita a observar nuestras
dinámicas participativas, nuestras intenciones, los valores que compartimos con
otros, nuestra capacidad y voluntad de crear en comunión. Nos invita a observar
las dinámicas de poder, de abuso, de engaños y mentiras. Nos invita a ver la
verdad, la integridad, la corrupción de valores. Nos invita, sobre todo a ver
nuestra responsabilidad, nuestra participación, nuestra complicidad en las
dinámicas grupales.
Cuando
Leo ha evolucionado, sabe que su amor, su valor, su corazón, su Yo Soy está al
servicio de la familia humana. Es el buen Rey que ocupa el lugar de líder
como un igual en la tribu. Sirve con amor, generosidad y magnanimidad. Usa su
realeza para nutrir, dar, compartir. Lo hace porque sabe quién es, conoce su
valor, tiene su corazón y su deseo alineados con su propósito de vida. No se
sacrifica, no se anula, no se invalida a la hora de entregar sus dones y
talentos al colectivo, al contrario, lo da porque se tiene y se abastece a sí
mismo con su fuego interno. Sabe que no hay nada más hermoso y valioso que
empoderar a todos por igual a través del compartir.
El
tránsito de Venus retrógrado en Leo (hasta el 6 de Septiembre) nos invita a un
proceso de reevaluación de nuestra relación más importante que es con nosotros
mismos. Este es un tiempo interno profundo, una oportunidad de alinearnos con
nuestro deseo de cambio y participación creativa dentro del nuevo paradigma que
estamos manifestando. Este puede ser un tiempo en que tal vez necesitemos
alejarnos de nuestros círculos, de nuestra participación pública, para
ocuparnos de nosotros, de nuestros sentimientos, de nuestro corazón. Puede ser
un tiempo en que reevaluamos los valores que nos une nuestros hermanos y
hermanas de camino.
Cuando
Venus hace su movimiento retrógrado es un tiempo para volver a conectar con los
valores que guían nuestros pasos. Valores anclados en el poder de nuestro
corazón y en nuestra integridad. Esta reevaluaci íntima toca profundamente el
corazón de nuestras relaciones (todas nuestras relaciones), ya que es en
el espejo compartido con los demás, y con nuestro medio ambiente, que veremos
reflejada la integridad con la que honramos los valores que nos guían. Nuestros
valores son la extensión práctica de nuestro corazón. Nuestro corazón nos pide
que caminemos de determinada manera, y este puede ser un tiempo en que nos
despedimos de tiempos y espacios compartidos con otros para abrir camino a un
Nuevo Tiempo Personal.
Antes de
comprometernos al servicio íntegro dentro de nuestra comunidad es vital que
tengamos clara la verdad de nuestro corazón, nuestros valores revisados. Que
estemos claros en cómo se expresa la integridad en nuestra vida. Leo nos da el
valor y el coraje necesarios para afirmarnos con humildad y firmeza en nuestra
verdad y ponerla al servicio de la familia humana. El amor requiere mucha
valentía. Es probablemente un periodo en que vamos a necesitar el coraje de amar:
amar nuestra verdad, amar nuestra realidad, expresarla y sostenerla en el mundo
con integridad y valor.
Si nos
hemos censurado para mantener la paz, en un vínculo, en un círculo, este es un
tiempo en que nos demos cuenta del costo de nuestra pasividad. Cualquiera
puede debatir si lo que hacemos está bien, o está mal; cualquiera puede opinar
sobre nuestra conducta, sobre nuestro temperamento, sobre si somos más o menos
maravillosos, más o menos inteligentes, más o menos maduros, más o menos
espirituales, hermosos, refinados, fracasados, responsables, egoístas o
generosos. El laberinto de los espejos puede ser confuso si no tenemos un
propósito, una flecha, un rezo, una intención clara que le dé dirección a
nuestras decisiones, a los lugares que elegimos ocupar y los roles que
aceptamos encarnar.
La
revisión de nuestros valores nos pide que contemplemos la dualidad del bien y
mal y cómo percibimos el mundo desde esta perspectiva. El bien y el mal
son valores que alimentan dinámicas de premio-castigo (te portas bien, haces lo
que quiero y te recompenso; eres bueno, te quiero; te portas mal, me niegas mis
necesidades, me enfado; te niego y te castigo). Estas emociones precarias,
infantiles, son los cimientos de nuestro sistema: cultura, familia, educación,
y son las que perpetúan las pirámides de poder, la jerarquías vinculares, la
competición, la separación. Son emociones muy profundas que nos devuelven a los
paisajes primitivos de nuestra psiquis, ahí donde nuestro árido desierto nos
muestra las secuelas del abuso del poder. Ese bien y mal que justifica todas la
guerras y dictaduras, todos los abusos, toda la violencia, solo por ganar es la
mayor trampa del juego en el que estamos. Un juego que llevamos dentro.
Nuestra
libertad, la voz de nuestro corazón, ha estado demasiado tiempo presa de la
voluntad de otros, demasiado presa del terror a Ser y expresarse en Libertad. Este
proceso de liberación empieza en nuestro propio interior, cuando identificamos
esas partes de nosotros que nos hacen sufrir, que nos hacen participar de
dramas más o menos violentos. Esas partes de nosotros que se abusan a sí misma
a través de otros.
¿Cómo me
siento en esta relación, en este grupo? ¿Qué necesito para estar bien? ¿Qué me
pasa cuando estoy solo? ¿Me gusta la realidad que vivo? ¿Disfruto lo que hago?
¿Disfruto de mi participación? ¿Estoy presente en mí, en mis relaciones, en mi
comunidad?
El arte
de hacer la buena pregunta implica tomar conciencia que el momento que estamos
dispuestos a formular una pregunta íntima, profunda, reveladora, la respuesta
emerge de nuestro interior, fácilmente. Solo hay que estar dispuestos a
escuchar, a hacer tiempo y espacio para recibir esta respuesta. Esta es a
invitación de Venus para este tiempo.
Interrogarnos
es liberarnos del eje del bien y el mal, es independizarnos de la moral
instituida, para construir una ética propia. Una persona consciente se
abre a la pregunta, acepta la respuesta, aunque rompa sus esquemas, aunque la
respuesta no le guste, aunque la respuesta implique un cambio radical. El hecho
de que algo no nos guste es señal de que emerge alguna verdad que destrona nuestra
percepción condicionada. Este es un proceso de individuación y autonomía necesarias
en el proceso evolutivo que estamos viviendo.
La
construcción de una ética personal nos habla de una voluntad de crecer, de
aprender, de evolucionar y servir. Cuando hablamos de revisar nuestros
valores, de lo que hablamos es de interrogar el sentimiento desde el cual
estamos creando. Es ir profundo y darle la palabra a nuestro corazón para que
nos conteste:
¿Por qué
estoy tan cansado? ¿Por qué me siento tan triste, enfadada, vacío, confundida,
perdido? ¿Qué necesito para sentirme conectada? ¿Qué necesito para disfrutar,
abrirme, crear? ¿Qué necesito hacer o dejar de hacer para sentir la vida
vibrante en mí?
A lo
mejor nuestro corazón está cansado, herido, apagado. Venus retrógrado nos
invita a entrar en nuestro corazón y darle la palabra. Desde ahí nos daremos
cuenta que nos somos víctimas y que somos responsables de nuestras acciones.
Creamos lo que necesitamos para crecer. Es un poder enorme el que poseemos.
Este
tránsito nos invita a tomar en cuenta lo que hemos creado hasta ahora, el lugar
en el que nos colocamos, los personajes que aceptamos representar, lo que
validamos con nuestra atención y energía, a qué o quién le reclamamos tiempo,
energía, atención, reciprocidad, valoración.
El valor
supremo es la vida. La nuestra y la de los demás. Valorar al otro es
valorar su proceso, su tiempo, sus sentimientos, sus experiencias, aunque nos
las entendamos, aunque nos desafíen. La pregunta que Venus quiere que nos
hagamos es ¿qué amo? ¿Qué valoro? No se trata de lo que ama o valore otra persona.
Se trata de contestar la pregunta dentro de nosotros y honrarla.
Esta Luna
llena nos invita a que tomemos rienda de nuestro proceso de unificación
personal, que nos coloquemos en el centro de nuestra vida y que hagamos la
tarea de evaluar quién manda dentro de nosotros quién lidera nuestros deseos y
valores. Nos invita a que seamos nuestro jefe, nuestro líder. Nos invita a Ser
Libres y expresarnos.
Solo
desde ahí creamos el ideal de Acuario: un nuevo liderazgo compartido, un lugar
común en el que nos reconocemos soberanos unos y otros de nuestra propia
realidad y, desde ahí, tejemos juntos con amor nuestro sueño común. Esta Luna
llena en Acuario nos invita a que hagamos nuestro trabajo desde la conciencia
solar de Leo y que proyectemos nuestro corazón en la Luna de Acuario.
Nos
invita a ofrendar nuestro proceso individual al corazón de la tribu con la
certeza y confianza de que tarde o temprano en las esferas del Tiempo-Amor nos
re-encontramos todos y todas en un solo y mismo círculo. De adentro hacia
fuera, de afuera hacia adentro esta es la danza del corazón.
Derechos
reservados © Paloma Todd
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