Queridos todos estamos irradiados por la Luz del Solsticio que trae la promesa del nacimiento de la conciencia crística en la humanidad. Es un tiempo de luz, de alegrías y buenos deseos. Que esa luz nos acompañe en este nuevo recorrido.
Las dificultades vividas nos han unido a nivel
electrónico como nunca antes. Y también nos han saturado de información. Esta
saturación tiene el inconveniente de consumir tanto tiempo que se nos dificulta
profundizar en tantos bellos conceptos de luz que nos llegan, y entonces,
perdemos su verdadera esencia.
Es necesario escoger donde poner nuestra atención. No es escoger lo mejor porque no sabemos qué es lo mejor. Es escoger qué es lo que mas resuena en nuestro corazón y poner ahí todo nuestro empeño. Estoy convencida que se llega a lo divino quitando y no poniendo. Que se llega a lo divino cuando podemos penetrar en los espacios vacíos, en los silencios, en esas puertas que se abren cuando dejas de pensar. Y el exceso de información suele impedirlo.
Como discípulos hemos aprendido o estamos aprendiendo
el valor de la austeridad. Pero ojo, hay que ser austeros también en el campo
mental. ¡Cuántos pensamientos sobran, cuanta información repetida de distintas
maneras ocupando espacios que ocultan lo divino, lo intangible, lo verdadero!
¡Cuántos nombres para el mismo principio universal!
La Divinidad ha dejado puertas a través de la cuales
puedes llegar a Dios. Pero estas puertas no se encuentran en la mente, están en
el corazón. La mente y su inteligencia te ayudan a llegar al corazón, pero no
pueden hacer lo que solo el corazón sabe hacer. La mente divide para conocer,
el corazón une para percibir. Y en esa unión se abre la puerta de la síntesis
sagrada. La síntesis que, a diferencia de la unión, no tiene nada que unir
porque ella es la esencia misma del Universo con la que está hecho todo lo
creado. Un sabio dijo: “Dios es todo. La separación no existe, todo es Maya.”
Cuando hablo del corazón no hablo de las emociones,
que son su contraparte mundana y suelen nublar nuestro entendimiento. El
corazón percibe más allá de la mente y se llega a su divino templo aquietándola
y silenciándola.
El libro de la Naturaleza está siempre abierto para ti
como el regazo de una madre. Si mirando una flor puedes penetrar en su esencia,
tocas lo divino. Si mirando el cielo te diluyes en su inmensidad tocas lo
intangible. Si te conectas con una estrella, viajas en el espacio infinito.
Si queremos vivir desde el alma, tenemos que
desarrollar su conciencia que no reconoce separación. Por eso la llamamos
conciencia grupal. Te aseguro que al intelecto se le hace imposible. Puede
enseñarte todos los elementos para que lo logres, puede aprender las lecciones
de las sagradas escrituras, pero el paso a esa conciencia es exclusivo del
corazón.
La mente funciona como una escalera que te permite
llegar a donde sin ella no puedes llegar, pero una vez llegas, para dar el
siguiente paso la tienes que soltar. Si no eres capaz de soltarla
ocurre el gran desastre; confundes la mente con el Alma.
Cuando percibes la vida desde la conciencia grupal
tocas lo divino en ti que es lo divino en todos. Aparece otro idioma que no
tiene palabras y las contiene a todas. Es un canto que se produce en el más
intenso de los silencios.
Por esto, entre tanta información que nos llega,
tantos chats, tantos youtube, tantos whatsaap, hay que escoger. No se puede
estar en todo sin correr el riesgo de creer que estamos haciendo mucho cuando
sólo estamos dando vueltas en el mundo de la personalidad y la mente mientras
el Espacio Infinito espera por nosotros. El Espacio que está en todas partes y
no se ve.
Te invito a que pongas tu atención en el espacio entre
los objetos que están al alcance de tu vista. Suéltate y busca percibirlo. Deja
que tu mirada penetre en el Espacio. Es el Mahat. Es la divinidad, la primera
emanación. Y escucha a tu corazón.
Que en este 2021 se abran las puertas que te conduce
al encuentro con tu Cristo Interno para que puedas ver a Dios en todo lo que te
rodea. Es mi más sincero deseo para todos ustedes, amados hermanos.
Carmen Santiago – fdnpcaracas@yahoo.es
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