En los tiempos modernos, el silencio lamentablemente ha perdido su valor. La mente necesita descanso para ver con claridad y para poder integrar las cosas; además, cuando se observa el silencio durante períodos regulares, los beneficios ayudan a agudizar nuestra mente y a equilibrar nuestra vida. Debemos buscar y planear momentos dominados por la Paz.
Debemos recordar que el mundo material es tan sólo una parte de la realidad. Los reinos invisibles y espirituales, junto con otros planos de la existencia, también intentan entrar y participar en este período de tiempo de energía compactada. Sea lo que sea lo que estemos aprendiendo, confiemos en que podemos ser tan sólo una parte de una lección
multidimensional mucho más compleja. La existencia se basa en una cooperación sutil de energías que tiene múltiples capas, es multidimensional y está dominada por un simbolismo que refleja nuestras creencias y expectativas de la vida. Nuestras percepciones se desarrollan y maduran de acuerdo con la habilidad de comprender el mundo interactivo de los símbolos e interpretar esos símbolos basados en el estímulo y la sensación que tenemos. En otras palabras, el significado que demos a un evento determina el desenlace que experimentaremos.La flexibilidad es la clave para cambiar nuestras
creencias. Somos, debido a nuestro diseño divino, seres multifocales y
multidimensionales, y practicar la agilidad mental, por medio del sentido
común, nos hace desarrollar una mayor aprehensión de la realidad sin perder el
control sobre una visión mientras pasamos a la siguiente. Nuestro poder termina
donde comienza nuestro miedo. Debemos desarrollar un profundo respeto por
nuestros sentimientos al reconocerlos como barómetro de nuestros pensamientos.
Podemos aprender a retirar nuestra atención de las
viejas ideas dejando que desaparezcan; sin nuestra constante atención, las
ideas se pierden como globos en el viento. Desarrollemos una clara intención
respecto a lo que queremos. Las creencias son como un cultivo que hemos elegido
plantar en nuestro jardín y que estamos cuidando como corresponde a un buen
jardinero; sin embargo, debemos abrir nuestros sentidos para verdaderamente ver
las profundas raíces de nuestras creencias más invisibles.
Vivir una vida bien rítmica, tranquila y centrada, sin
interferencias por parte de la televisión u otros aparatos electrónicos, y con
mucho tiempo para disfrutar de la naturaleza, mantendrá nuestro sistema
nervioso alerta y funcionando pausadamente, pero, al mismo tiempo, de manera
intensa.
Fuente: Escuela Claridad
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