Existe un Reino que cohabita el planeta con nosotros y que es parte integral de la trama de la vida, así como lo es el reino humano. Este reino se encarga de substanciar el éter y crear los patrones energéticos necesarios para que la forma externa pueda manifestarse. Se dice que el humano piensa y el ángel construye. Y ahora, en los albores de un nuevo tiempo, los ángeles que están tan ligados a la vida humana se acercan y nos estimulan para que despertemos y seamos conscientes de su Presencia. Se nos revelan como los compañeros constantes de nuestra vida, moradores del mundo invisible, agentes ocultos de todos los fenómenos de la Naturaleza.
Cuando
recorremos el mundo interno, entramos en su reino, aunque muchas veces, nuestra
conciencia cerebral no lo registre. Ellos forman y a la vez son las rutas que
recorremos en nuestro viaje interno.
El
reino humano y el angélico están destinados a trabajar juntos para
producir las formas que dan impulso a la evolución. Estas formas o arquetipos
se proyectan en los campos mental, emocional y físico de la humanidad y se
convierten en fuerzas inspiradoras y auspiciadoras de los cambios necesarios en
todas las fases de la vida humana.
Los
ángeles son invocados, más que por la palabra, por la vibración que resulta del
servicio desinteresado. Es la vida y cómo la vivimos una de las fuerzas
invocadoras más grandes. Donde hay pureza de móvil, la presencia angélica es
instantánea. Ellos aparecen respondiendo a la necesidad del momento y la pureza
de móvil de aquél que los invoca. Entonces el ángel puede sustanciar de acuerdo
con las formulaciones del propósito humano cuando está en sintonía con el
propósito divino. Son como tejedores infatigables, que tejen de acuerdo con el
diseño divino. Su estambre es la energía. Su devoción los lleva a servir a esas
mentes que, desde la condición humana, remontan las alturas hacia la mente
divina.
Cada
vez que estés en uno de esos lugares sagrados de la Tierra, como lo son las
montañas, el mar, un bello paraje, invoca a tu ángel guardián y conéctate con
el Ángel Regente del lugar y pide permiso para ingresar en su mundo invisible.
Y ofrécete, para que juntos trabajen en la magna tarea de restablecer el Plan
de Dios en la Tierra.
La
vida nos está pidiendo transformación a cada instante. Estamos en un tiempo
planetario que exige nuevas formas de vida. A la economía se le olvidó incluir
en sus cálculos el costo ecológico y humano y ante el fracaso de nuestra
presente forma de vida que no solo hace sufrir a millones de seres humanos,
sino que también pone en peligro a innumerables especies y espacios, tenemos
que crear un nuevo modelo de vida.
Depende
de cada uno de nosotros que se produzca el cambio necesario que más que tecnológico
es un cambio de conciencia. Y en este cambio de conciencia que la vida nos
exige, los ángeles son nuestros grandes aliados porque tienen como su
naturaleza lo que a nosotros nos falta. Amor incondicional.
Se
nos abre una puerta de insospechadas posibilidades para el bien común cuando,
en unión con los ángeles, trabajamos conscientemente.
Acércate
a los ángeles, invócalos, busca sentir sus presencias. Son nuestros compañeros
invisibles, siempre lo han sido, pero hoy más que nunca necesitamos su ayuda
para crear en los éteres los pensamientos forma y los sentimientos de amor
fraternal que puedan inspirar el cambio necesario.
Es
un cambio de conciencia que requiere que cada uno de nosotros vigile nuestro
pensamiento para solo tener pensamientos de amor, de esperanza, de luz. Hay que
protegerse de la cantidad de negatividad que día a día llega a nuestras vidas
por diferentes medios. Vigila el pensamiento. Los ángeles no pueden hacer lo
que le toca al humano, pero nos pueden ayudar una vez nosotros sentemos las
bases en nuestra mente y nuestro corazón.
Que
puedas incorporar en tu vida a estos benditos seres de luz que siempre están
dispuestos a responder a tu llamado de amor. Que todos juntos podamos elevar la
Tierra a una esfera de mayor luz.
Con
el amor de siempre, Carmen Santiago – fdnpcaracas@yahoo.es
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