por Parvathi Kumar
La vida individual hace sus propias elecciones. Las
elecciones de la personalidad varían y muchas veces difieren de las elecciones
del alma. El trabajo del alma es manifestar la Voluntad de Dios, el Amor de
Dios y transmitir el Conocimiento relativo a Dios, en el planeta Tierra.
El alma está interesada en eso. La Naturaleza Divina coopera con los intereses del alma. La naturaleza de la personalidad no siempre se siente cómoda con estas directivas que vienen de la Voluntad de Dios, el Amor de Dios, la Luz de Dios.
Por lo tanto, la Naturaleza Divina tiene que ser
compasiva. Si eres virtuoso, tienes que ser compasivo con las debilidades en ti
y también ser compasivo con las debilidades en los demás. Antes de hacerlo, tenemos
que saber qué es la debilidad y qué es la maldad. La maldad es la dimensión
opuesta a la Voluntad de Dios. No nos deja mover. Nos detiene y nos sofocamos.
La Voluntad Divina siempre tiene la intención de cumplir los propósitos para
los que hemos sido traídos a la Tierra. La Naturaleza Divina es lo que busca un
aspirante ardiente.
Aunque al principio no es agradable, lentamente se
suaviza y se adapta a las virtudes que se ven mucho más en una Naturaleza
Divina que en una simple naturaleza humana. Los que son simplemente humanos no
son tan abundantes en sus virtudes. Los que están asociados con la Divinidad
tienen mayores virtudes y esas virtudes son más eléctricas y magnéticas. Por
eso adoptamos poco a poco un proceso de discipulado por medio del cual intentamos
demostrar virtudes en nuestros discursos, en nuestras acciones y también en
nuestros pensamientos. Hay una buena cooperación que ocurre entre la naturaleza
humana y la Naturaleza Divina en nosotros.
Cuando esto ocurre, poco a poco el trabajo comienza a
suceder en el exterior de una manera beneficiosa para el entorno. Entonces, el
karma nos visita desde la naturaleza de la personalidad porque la naturaleza
humana trae consigo a su personalidad. La Naturaleza Divina no tiene karma. Por eso en nosotros funcionan
dos dimensiones del karma. Estamos tironeados desde ambos lados, entre el karma
de la personalidad y el impulso divino. Muchas prácticas que deseamos hacer
provienen de la Naturaleza Divina pero no podemos llevarlas a cabo por las
limitaciones de la personalidad que lleva el bagaje del karma. El karma no es
otra cosa que la suma y esencia de todas las acciones pasadas que tenemos que
enfrentar y neutralizar con la ayuda de la Naturaleza Divina.
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