¿Mito, superstición,
realidad?
¿Porqué Martes?
Martes es el
día consagrado al planeta Marte, el dios mitológico de la guerra, la
destrucción y la violencia. De acuerdo a la astrología, el maléfico menor
está asociado con todo tipo de desgracias. Dice Ali Ben Ragel astrólogo
medieval “Marte es un planeta de maldad natural. Es gastador, malvado, cruel,
ama matar y las matanzas, las peleas, los pleitos y las discusiones. Es el
planeta rojo, de la sangre, de la infortuna rápida, el que se ensaña pronto con
crueldad y el que no se controla cuando se enoja”.
Los días martes, en síntesis, son días “agresivos”.
Constantinopla cayó el martes 29 de mayo de 1453 e implicó, en aquel momento, una gran crisis para la comunidad cristiana que se encargó de extender por el mundo la opinión poco favorable que ya había acerca de este día.
Pasemos ahora a analizar
ahora que sucede con el número Trece
La razón por
la cual el número 13 goza de tan mala fama la podemos encontrar ya en la
Biblia: el fin del mundo comienza por el capítulo 13 del Apocalipsis. En la última
Cena había 13 comensales (12 apóstoles y Jesús) y el resultado fue una
traición, una tragedia. En confines totalmente distantes, en Escandinavia,
también existe una tradición parecida: según la antigua mitología, el dios
Baldur fue muerto de un flechazo mientras los 12 grandes Dioses se hallaban
sentados a la mesa. Él estaba invitado a la cena y no pudo llegar. Otros creen
que la destrucción de la Torre de Babel se produjo un día martes 13 y, por eso,
a esa combinación también se la asocia con todo tipo de destrucción.
La mala fama
del 13 puede también tener que ver con la carta del Tarot que lleva ese
valor que es la carta de la muerte y corresponde al primer número después de la
finalización de un ciclo (12) y se relaciona con un nuevo inicio (nacimiento,
muerte y regeneración) pasando, previamente, por la disolución. Esa carta se
refiere al primer período después de un deceso, del cese de las funciones
cardíacas y de la separación del alma del cuerpo físico. Esta fase -de acuerdo
a los ocultistas- es muy complicada y dolorosa porque al hombre lo envuelve la
inconsciencia y un velo de vacío. Eso es lo que simbolizan la carta de la
muerte y el número 13 para el Tarot
Hace tiempo
atrás, habiendo publicado ya un artículo sobre el número 13 y el posible origen
de su mala reputación, el colega Juan Carlos Gómez me decía “ Patricia:
sabes que doce son los signos del zodiaco por los que transita el sol en un año
y 13 los que transita la luna. El numero 13 puede estar asociado con un ciclo
lunar, que en nuestra cultura patriarcal es desmeritado. Marte en la mitología
griega es nacido sin ayuda de varón, por una furia de la diosa Era al ver que Zeus
hizo lo mismo con Atenea. Así que negativamente podemos ver cómo son dos
símbolos de una feminidad transgredida por tanta racionalidad y tanto
masculino. Pues bien, si lo vemos de esta forma, el martes 13 sería un buen
momento para expresar nuestros instintos, poder entregar emociones que ningún
otro día nos atrevemos, podemos reencontrarnos con el femenino tan agredido por
el cristianismo y darle un espacio en nuestra vida. Tal vez por eso los
antiguos se protegían y no dejaban ver sus emociones ese día”
Me pareció
interesante su aporte en ese sentido, investigué y agrego lo siguiente:
En el
calendario lunar anual, en el último mes, el 13avo es cuando se produce la
muerte del Sol, el solsticio de invierno. En culturas que defienden la
idea de un proceso cíclico de vida en el que continuamente se nace y se
muere no supone ningún problema que el sol muera, pues en los días
subsiguientes volverá a renacer. Sin embargo, en las culturas patriarcales en
las que se tiene un concepto lineal del tiempo, defendiendo la idea de que
existen un principio y un final definitivo, ese final puede vivirse de una
forma más terrible. Además, en esas culturas patriarcales que anteponen el
principio de un Sol “constante” a la existencia de una Luna más variable, la
“muerte” aparente del eje central de sus vidas supondría una catástrofe.
Con la introducción del calendario solar, el número doce se convierte en sagrado, mientras que el 13 es maldito, al igual que suele ocurrir con todos los valores religiosos de las culturas ancestrales puesto que la forma más eficaz de desprestigiar esos valores consiste en equipararlos a la desgracia. Desde entonces la Luna, la noche y el número 13 conforman un grupo marginado de símbolos excluidos y a menudo inconcientes mientras que la tríada masculina está formada por el Sol, el día y el número 12.
Con la introducción del calendario solar, el número doce se convierte en sagrado, mientras que el 13 es maldito, al igual que suele ocurrir con todos los valores religiosos de las culturas ancestrales puesto que la forma más eficaz de desprestigiar esos valores consiste en equipararlos a la desgracia. Desde entonces la Luna, la noche y el número 13 conforman un grupo marginado de símbolos excluidos y a menudo inconcientes mientras que la tríada masculina está formada por el Sol, el día y el número 12.
Lo que para algunos es
“negativo”, para otros es “suerte”
Sin embargo
el número 13 también juega un papel importante como número mágico en ciertos
círculos y no siempre trae desgracias a la persona que lo porta.
Para la religión judía es un día propicio. Por orden de Eliezar el rabino, los judíos ayunaron 13 días y lograron superar una grave sequía pues llovió. Había 13 cuernos en el templo, 13 mesas y 13 eran las reverencias que se llevaban a cabo durante el servicio religioso.
En la Biblia, para Ismael, el sucesor terrenal de Abraham la circuncisión cae en el año decimotercero, cuándo el doce del tiempo ha pasado ya, cuando el “trece”, la palabra “uno” ha llegado, como el Bar- Mitzva (significa sujeto a los preceptos) que implica que una persona que alcanza esta edad ya no es considerada por la ley judía como un menor, sino como un adulto.
Lo propio sucede con la circuncisión en el Islam se hace a los 13 años, en la pubertad del varón, donde no se contempla el ciclo sagrado sino la iniciación de adolescente a adulto.
Para la religión judía es un día propicio. Por orden de Eliezar el rabino, los judíos ayunaron 13 días y lograron superar una grave sequía pues llovió. Había 13 cuernos en el templo, 13 mesas y 13 eran las reverencias que se llevaban a cabo durante el servicio religioso.
En la Biblia, para Ismael, el sucesor terrenal de Abraham la circuncisión cae en el año decimotercero, cuándo el doce del tiempo ha pasado ya, cuando el “trece”, la palabra “uno” ha llegado, como el Bar- Mitzva (significa sujeto a los preceptos) que implica que una persona que alcanza esta edad ya no es considerada por la ley judía como un menor, sino como un adulto.
Lo propio sucede con la circuncisión en el Islam se hace a los 13 años, en la pubertad del varón, donde no se contempla el ciclo sagrado sino la iniciación de adolescente a adulto.
El 13 para
la masonería es un número benéfico ya que está asociado a la transformación y
este es el fin que buscan, el de transformarse de simples mortales a hombres
iluminados que conocen los secretos. Uno de los ejemplos más conocidos de la
simbología masónica del número 13 es el billete de 1 dólar: Trece son los
estados fundadores de los Estados Unidos y el “gran sello” de los billetes de
un dólar nos muestra un águila que sujeta 13 flechas con garras en su pata
izquierda y una rama con 13 hojas con la pata derecha. Sobre su cabeza brillan
13 estrellas en forma de pentagrama, su escudo tiene trece rayas y la pirámide
que aparece en el reverso del billete tiene 13 escalones.
El número 13 en estos casos es la unidad, la expresión de la palabra uno en otro nivel, el 13 es el número que tiene lugar después de completar un ciclo, el del 12, número sobre el cual otro día nos extenderemos.
El número 13 en estos casos es la unidad, la expresión de la palabra uno en otro nivel, el 13 es el número que tiene lugar después de completar un ciclo, el del 12, número sobre el cual otro día nos extenderemos.
Patricia Kesselman
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