Al labrar y sembrar la tierra con el fin de obtener una cosecha, se requiere de
paciencia para destruir todas las malezas inútiles; y es necesario esperar, aun
cuando la tierra entonces parezca estéril, hasta que las buenas semillas
ocultas germinen y se transformen en plantas. Ahora bien, se precisa de una
paciencia aún mayor para despejar el campo de la conciencia, que se halla invadido
por las malezas de los inútiles apegos a los placeres sensoriales, las cuales son sumamente difíciles de arrancar. No
obstante, una vez que el campo de la conciencia está despejado y ha sido
sembrado con las semillas de las buenas cualidades, brotan las plantas de las
nobles actividades, produciendo una abundante cosecha de frutos de felicidad
verdadera. Por encima de todo, sé paciente al buscar la comunión con Dios a
través de la meditación profunda y al tratar de conocer tu alma indestructible,
oculta en el interior de tu perecedero cuerpo terrenal.
Paramahansa
Yogananda
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