Hay una historia en el Midrash sobre un hombre que vivió en el tiempo de Rav Pinjás ben Yair, el suegro de Rav Shimón bar Yójai. Dice que este hombre era una persona amable cuyo trabajo de vida era excavar pozos para la gente. Él tenía mucha sabiduría y conocimiento sobre los lugares en los que había que excavar y encontrar agua; por lo tanto, si había una ciudad o pueblo en donde no había agua, él iba allí y, con su sabiduría, creaba pozos que le permitían beber a mucha gente.
Un día, mientras su hija caminaba, se encontró un
río embravecido, cayó en él y allí se ahogó. Mucha gente se dirigió a Rav
Pinjás ben Yair para decirle lo que le había ocurrido a la hija del excavador
de pozos. Rav Pinjás ben Yair respondió con las siguientes palabras: “y efshar”,
lo cual significa: “No puede ser, imposible”; no puede ser que la hija de este
hombre, cuyo trabajo de vida es proveer agua para los demás, muera en el agua.
Cuando dijo estas palabras, de repente la gente del pueblo comenzó a gritar
diciendo que la hija del excavador de pozos había aparecido. ¿Por qué? El
Midrash nos dice que cuando Rav Pinjás ben Yair dijo “y efshar”,
un ángel descendió y revivió a la hija del excavador de pozos.
"Es un milagro y una historia maravillosa."
Es un milagro y una historia maravillosa; una
historia en la que los kabbalistas nos explican qué pasa cuando no nos
aferramos a nuestras acciones o a nuestra Luz. Al no aferrarnos a nuestra Luz,
permitimos que crezca de manera exponencial y entonces habremos creado una gran
reserva de Luz, protección y, más importante aún, milagros.
La razón por la que este milagro ocurrió a través
de las palabras de Rav Pinjás ben Yair es porque el hombre que excavaba pozos
para la gente nunca se aferró a sus acciones, y esa reserva de Luz que creó es
a lo que Rav Pinjás ben Yair recurrió para crear el milagro de revivir a la
hija de aquel hombre.
Muchos de nosotros realizamos acciones de
compartir, pero eso no basta para crear una reserva de milagros. Al igual que
el excavador de pozos, tenemos que desprendernos de nuestras acciones. Si
queremos crear la reserva de Luz que Rav Pinjás ben Yair usó, la que el
excavador de pozos creó, tenemos que soltar nuestras acciones, no aferrarnos a
todo el bien que hicimos. Luego tendremos el poder para crear increíbles
milagros.
Asimismo, esta historia se refiere a cómo los
kabbalistas explican que si Rav Pinjás ben Yair no hubiese dicho las palabras
“no puede ser”, las cuales permitieron la resurrección de la hija del excavador,
habría habido un gran vacío en su interior por no haber creado ese milagro.
¿Cómo se explica esto? Si fue la hija del excavador la que murió, ¿por qué era
responsabilidad de Rav Pinjás ben Yair crear el milagro? Aquí aprendemos una
lección muy importante: somos responsables de lo que podemos hacer
potencialmente. Rav Pinjás ben Yair tenía la capacidad de crear este milagro.
Dentro de su potencial, sabía cómo acceder a esa reserva de Luz que este hombre
creó y luego hacer el milagro de revivir a su hija.
"Tenemos mucho más poder para traer Luz y
crear milagros para los demás de lo que pensamos."
Somos responsables de lo que tenemos el potencial
de hacer. Y cada uno de nosotros tiene, en una u otra medida, el potencial y,
en consecuencia, la responsabilidad, para poder crear estos milagros para
nosotros y los demás.
En la porción Ékev, Moshé les dice a los
israelitas, que están en el lado este del río Jordán, que ellos lo cruzarán,
pero él no. Los kabbalistas dicen que la razón por la que Moshé usa una terminología
tan interesante en la frase: “Ustedes cruzarán, yo no cruzaré” es porque él
quería despertar en ellos un deseo de pedir y orar para que él pudiera
cruzarlo. Él quería despertar ese deseo en ellos para que cuando lo escucharan,
dijeran: “No. Digámosle y efshar (no puede ser) al Creador.
Moshé tiene que cruzar también”. Y los kabbalistas enseñan que si los
israelitas lo hubiesen pedido en ese momento, Moshé habría cruzado el río. En
la porción anterior de Vaetjanán, Moshé oró 515 veces para crear este milagro,
pero ni siquiera él pudo crearlo para sí mismo. No obstante, los israelitas
podían haberlo hecho por él. Y como tenían la capacidad de hacerlo, se les
sugirió, pero no lo hicieron; crearon carencia en ellos.
Tenemos mucho más poder para traer Luz y crear
milagros para los demás de lo que pensamos. Una de las cosas que aprendemos de
la historia de Rav Pinjás ben Yair es que cuando tenemos el potencial, tenemos
la responsabilidad, y uno de los grandes regalos que Moshé nos da en Shabat
Ékev es la capacidad para crear estos milagros con nuestras palabras. En Shabat
Ékev recibimos el poder para crear milagros para los demás con nuestras
palabras. Y una vez que comencemos a entender que tenemos el potencial para
hacerlo, comprenderemos que también tenemos una enorme responsabilidad.
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