Sr. Gurdjieff.
Lo llamaban Katusilia, término que deriva de la antigua lengua asiria,
si no me equivoco, y que sin duda mi padre había tomado de una leyenda. He aquí
en qué consistía: Uno de ellos hacía bruscamente al otro una pregunta, a
primera vista por completo fuera de lugar.
El otro, sin darse prisa, daba con la mayor calma y gran serenidad una respuesta lógica y
plausible. Por ejemplo, una noche en que yo estaba en el taller, mi futuro maestro entró de pronto y sin tomarse ni siquiera el tiempo de sentarse, preguntó a mi padre: «¿Dónde está Dios en este momento?”. Mi padre le contestó con gravedad: —Dios está en este momento en Sarykamish.Sarykamish es una región arbolada, situada en la frontera de la antigua
Rusia y de Turquía, famosa en toda Transcaucasia y Asia Menor por la
extraordinaria altura de sus pinos. El viejo sacerdote preguntó: —Pues, ¿qué
hace Dios allá?
Contestó mi padre que Dios construía allí unas escaleras dobles en cuya
cúspide había puesto la felicidad, con el fin de que individuos y naciones
enteras pudieran subir y bajar por esas escaleras.
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