Pablo
Sender
Artículo
traducido al castellano por la Revista El Teósofo de The Theosophist.
Vol.
141 – nº 11 – Agosto 2020
Una
visión esotérica de las pandemias
En este artículo, exploraremos el tema de las epidemias desde el punto de vista de la filosofía esotérica. La primera idea fundamental a tener en cuenta es que la Tierra y la humanidad están íntimamente relacionadas, de modo que la actividad humana y planetaria están constantemente reaccionando una a otra, ya sean epidemias, PANDEMIAS o desastres naturales. Franz Hartmann expresó este principio, de la siguiente manera:
“El
hombre no es un ser cuya existencia está separada de la naturaleza… las fuerzas
elementales de la naturaleza actúan sobre su alma, y la influencia del espíritu
universal irradia a su centro. Igualmente el hombre reacciona sobre el todo…
Sus emociones producen corrientes en el alma del mundo, dando lugar a nuevas
causas en el Reino invisible, que de nuevo reaccionan sobre el plano físico
(Magia Blanca y Negra)”
Hoy,
somos conscientes de la interconexión entre la actividad humana y la del
planeta a nivel físico, pero las enseñanzas Teosóficas extienden esto a los
planos internos. Nuestra actividad psicológica (pensamientos, emociones,
motivaciones, etc.) pueden producir efectos físicos insospechados. Como
Hartmann continúa explicando:
Su
imaginación puede crear gérmenes de pensamiento que en el transcurso del tiempo
pueden encontrar expresión en forma física, sus pasiones pueden dar lugar a
enfermedades epidémicas, sus colectivas y acumuladas energías conducen a
convulsiones en la naturaleza, y si la armonía es restaurada en el Hombre
Universal, la Naturaleza aquí restaurará su armonía. Las discordias en la
naturaleza son producidas por humanos imperfectos. (Magia Blanca y Negra)”
¿Cómo
puede nuestra actividad psicológica producir fenómenos planetarios que afectan
a la humanidad colectivamente, tales como las epidemias y desastres naturales?
Para comprender los fundamentos ocultos de esto, necesitamos examinar el
concepto de “luz astral”.
Luz
astral
HPB
escribió sobre una correlación observada por videntes, entre epidemias y la
actividad de la “luz astral”.
¿Cuán
a menudo poderosos clarividentes y adeptos en mesmerismo, han descripto las
epidemias y (enfermedades)…. como sus lúcidas visiones (clarividentes),
observadas en la luz astral? Ellos afirman que las “ondas eléctricas” estaban
en violenta perturbación y podían discernir una relación directa entre esta
perturbación etérea y la epidemia mental o física, que estaba en pleno apogeo
(Isis sin Velo Vol.1)
En
consonancia con la declaración de Hartmann, de que nuestra actividad
psicológica genera “corrientes en el alma del mundo”, HPB describe cómo los
clarividentes observan una clase de “tormenta astral” en el planeta, siempre
que haya una epidemia activa en el mundo. Entonces, ¿qué es esto de la “luz
astral”?
Blavatsky
la define como:
“La
región invisible que rodea nuestro globo, como lo hace con cualquier otro
planeta, y se corresponde con el linga sarira, o doble astral en el hombre. Una
esencia sutil, visible sólo al ojo clarividente. (Glosario Teosófico)”
Las
enseñanzas Teosóficas postulan que hay siete aspectos o “Principios”, en cada
sistema en el Cosmos, tanto si es una galaxia, un planeta o un ser humano. El
segundo principio, llamado Linga sarira, es un campo etéreo que rodea al cuerpo
físico. Cambios en el campo etérico, afectan nuestra organización física.
Similarmente, la luz astral es el linga sarira del planeta, y su actividad
puede afectar el plano físico.
HPB
continúa su definición de la luz astral, citando a Eliphas Levi, quien fue un
sacerdote y ocultista, anterior a su tiempo:
“Eliphas
Levi la denomina (a la luz astral), la Gran Serpiente y el Dragón, del cual
irradian sobre la humanidad todas las influencias malignas. Esto es así, pero
¿por qué no agregar que la luz astral no emite nada más que lo que ha recibido,
que es el gran crisol terrestre, en el que las viles emanaciones de la tierra
(moral y física), de las cuales la luz astral se nutre y se convierten todas
ellas en su esencia más sutil, y las devuelve intensificadas, convirtiéndose
así en epidemias morales, psíquicas y físicas? (Glosario Teosófico) ‘
La
luz astral es fuente de epidemias, accidentes y desastres naturales. Por eso
Eliphas Levi identifica la luz astral con Satanás. Sin embargo, esta es sólo la mitad de la
historia. Como hemos visto, estas influencias malignas son alimentadas dentro
de la luz astral, en primer lugar por la actividad mental, emocional y física
de los seres humanos. Así, la luz astral actúa como un vehículo de expresión
del karma colectivo, generado por nosotros.
En
sus “Instrucciones Esotéricas N° IV”,
HPB identificó el subplano específico, dentro del plano astral (o luz
astral), en el que ocurren las impresiones malignas:
(El
cuarto subplano)… es el peor de los subplanos astrales, kámico (atado al deseo)
y terrible. Aquí se esparcen las semillas de epidemias de vicio, de ciclos de
desastres y catástrofes generales de todo tipo, que suceden en grupos -una
serie de asesinatos, terremotos, naufragios (HPB – CW Vol 12)”
Formas
de pensamiento
La
próxima cuestión a examinar es cómo la actividad psicológica humana puede
afectar esta luz astral. El Maestro
K.H., uno de los Maestros de HPB, explicó allá por 1880, que los pensamientos
no son simplemente imágenes subjetivas en nuestras mentes, sino fuerzas reales,
que pueden comportarse como una entidad:
“Pensamientos
son cosas que tienen tenacidad, coherencia y vida… son entidades reales.” (CM
#18)
Las
enseñanzas Teosóficas postulan que hay más tipos de materia que las variedades
físicas que nos son familiares. Por lo tanto, tenemos formas más sutiles de
materia, como “la astral” (o “emocional”), “mental” y otras, que sólo puede ver
un clarividente. CWL dijo:
“Nuestros
sentimientos y pensamientos generan definidas formas en la materia que ellos
afectan, respectivamente; y….. estas formas siguen los pensamientos y
sentimientos de quien los crea. Cuando estos pensamientos y sentimientos se
dirigen hacia otra persona, las formas realmente se mueven a través del
espacio, hacia esa persona. (El lado oculto de las cosas)”
Nuestra actividad psicológica “privada”,
produce formas externas de pensamiento, que son libres para influir personas o
lugares, viajando por los planos astral o mental, pero pueden también actuar de
modo diferente, como A. Besant estableció:
“Cuando
una persona envía una forma de pensamiento, no sólo mantiene un lazo magnético
con ella, sino que es atraída por otras formas de pensamiento de tipo similar,
y estas se congregan agrupadas en el plano astral, formando una fuerza benéfica
o maléfica, según sea el caso, una especie de entidad colectiva. (Karma)”
Formas
de pensamiento de tipo similar, tienden a juntarse, atraídas por afinidad
magnética. La agregación de estas formas pueden transformarse en una poderosa
influencia -para bien o mal:
“Cuando
las personas generan un gran número de pensamientos malignos de un carácter
destructivo, y cuando se congregan en grandes masas, en el plano astral, su
energía puede ser, y es, precipitada al plano físico, provocando guerras,
revoluciones, disturbios y trastornos sociales de todo tipo, cayendo como un
karma colectivo sobre sus progenitores y efectuando ruina generalizada…
Epidemias de delincuencia y enfermedades, ciclos de accidentes, tienen una
explicación similar. (Karma)”
Podemos
ver ahora cómo, por la generación de pensamientos y sentimientos, como odio,
ira, intolerancia, etc., estamos sembrando las semillas de futuras epidemias,
accidentes y desastres naturales. (Es importante mantener en mente que no todos
los desastres naturales son producto de la actividad humana. Algunos de ellos
son parte de los ciclos de la Naturaleza).
Elementales
Hay
una pieza más del rompecabezas, que necesitamos considerar, a fin de entender
los mecanismos de cómo nuestra actividad psicológica genera efectos físicos.
Hemos visto que los pensamientos crean formas, y estas formas, si son de
carácter negativo, son acumuladas en la luz astral. Afortunadamente, esto
también ocurre en el caso de buenos pensamientos, y si animamos sentimientos de
amor y compasión, esta energía benéfica se acumula también en los planos más
sutiles, en lo que nosotros llamamos un “repositorio de bondad”, que actúa de
forma benéfica para ayudar a la evolución humana.
Pero,
¿cómo estas formas no físicas producen efecto en el plano físico? Para
describir esto, necesitamos introducir la idea de “elementales”. El Maestro
K.H. explica:
“Todo
pensamiento humano, al desarrollarse,
pasa al mundo interno, y se convierte en una entidad activa, asociándose
o ligándose, por decirlo así, con un elemental, esto es, con una de las fuerzas
semi-inteligentes de los reinos (de la Naturaleza). Este sobrevive como una
inteligencia activa, como una criatura engendrada por la mente, durante un
periodo más corto o más largo, proporcional a la intensidad original de la
acción cerebral (o mental) que la creó. Así, un pensamiento bueno se perpetúa
como poder activo benéfico, y uno malo, como un demonio maléfico. (Cartas de
los Mahatmas – Apéndice I)”
Los
pensamientos que generamos no crean meramente una forma vacía -ellos atraen una
fuerza elemental de la Naturaleza. Los elementales poseen una forma de
conciencia muy rudimentaria, además de falta de inteligencia, como nosotros
entendemos ese término. W.Q. Judge los describió como sigue:
“Un
elemental es un centro de fuerza, sin inteligencia, sin carácter o tendencias
morales, pero capaz de ser dirigido en sus movimientos por pensamientos
humanos, que pueden, conscientemente o no, darles alguna forma, y, hasta cierto
punto, inteligencia. (BCW Vol.9)”
Cuando
actuamos, sentimos y pensamos, atraemos elementales, cuyas energías tienen una
afinidad con la actividad particular que estamos realizando. Por tanto, la
forma de pensamiento que generamos está “animada” por los elementales, que la
utilizan como un ”cuerpo” para la
expresión de su energía. Es importante darse cuenta de que los elementales
involucrados en esto, no tienen la capacidad de elegir una acción o la otra -es
la calidad de nuestros pensamientos que los atraen y les dan la dirección para
su actividad. El número de elementales atraídos, depende de la intensidad de
nuestros pensamientos y sentimientos. HPB declaró:
“(El
mundo elemental)…. es automático y como una placa fotográfica, todos los átomos
llegando y saliendo continuamente del “sistema humano”, están asumiendo
constantemente la impresión que trasmiten los actos y pensamientos de esa
persona y, por lo tanto, si (una persona)….
establece una fuerte corriente de pensamiento, atrae elementales en
aumento. (BCW Vol.9)”
Ahora
podemos entender el proceso completo de cómo nuestros pensamientos generan
epidemias y otros desastres naturales. En una cita previa, A. Besant declaró
que formas de pensamiento similares tienden a agruparse, formando un tipo de
entidad colectiva. Ella continuó su descripción como sigue:
“Cuando
esta entidad colectiva, como la he llamado, se compone de formas de pensamiento
de tipo destructivo, los elementales que la animan actúan como una energía
disruptiva y a menudo causan estragos en el plano físico. Un vórtice de
energías desintegradoras, son fuentes fructíferas de “accidentes”, convulsiones
naturales, tormentas, ciclones, huracanes, terremotos, inundaciones. (Karma)”
En
la visión teosófica, toda actividad natural en el plano físico (desde el
florecimiento de una flor a la erupción de un volcán) es guiada desde los
planos internos por inteligencia de seres celestiales, o devas, que utilizan a los elementales como fuerzas
para producir los resultados deseados. Cuando los pensamientos se agrupan para
crear esta ‘entidad colectiva’, mencionada por A. Besant, las fuerzas de muchos
elementales se agregan y se vuelven capaces de crear efectos globales, como
epidemias y desastres naturales.
Este
conocimiento es muy importante, porque nos da los medios para abordar las
epidemias y otras fuentes de sufrimiento colectivo, en sus mismas raíces, en
lugar de estar condenados a tratar de hacer frente a los efectos, como lo hace
la ciencia moderna.
“Las
lecciones que la Teosofía nos enseña son importantes, el ser humano es su
hermano guardián, y la única protección permanente contra plagas y calamidades,
radica en la purificación del plano mental. Es un simple problema de causa y
efecto. Si cada uno purifica su propia esfera mental, la luz astral,
eventualmente, se limpiará. (PM Johns . El Teósofo – ene 1893)”
El
mensaje teosófico, entonces, es que hay una ecología de la Mente, como la hay
de la Naturaleza. Con cada pensamiento y emoción con que nos entretenemos,
estamos contaminando o purificando las atmósferas mental y emocional. Por
supuesto, no podemos súbitamente decidir no albergar negatividades -reducir la
‘contaminación psicológica’ que producimos; es un esfuerzo de toda la vida, y
la tradición Teosofica ofrece una riqueza de enseñanzas teóricas y prácticas,
para aprender a purificar y dominar nuestra mente. De hecho, esta es una parte
central de la vida teosófica.
Nuestra
actitud
Vamos
a terminar, dando un vistazo a la parte que nuestra actividad juega cuando
estamos tratando con una epidemia. A. Besant indicó:
“Las
enfermedades se esparcen, y los pensamientos de miedo que siguen su progreso,
actúan directamente fortaleciendo el poder de la enfermedad; se crean y
propagan perturbaciones magnéticas, que reaccionan sobre las esferas magnéticas
(y en el aura) de personas dentro de la zona afectada (Karma)”
Como
hemos visto, enfermedades colectivas son más que una manifestación física, y
tienen sus raíces en el plano astral. El miedo generado por personas que están
atravesando una epidemia, se esparce por todo el plano, haciéndolas más
susceptibles de enfermarse. Por esta razón, es muy importante tratar de estar
en calma y mantener un sentido de confianza y aplomo, mientras se está pasando
por estas dificultades. En estas ocasiones, los gobiernos y las organizaciones
de salud tienden a inculcar miedo, porque mucha gente no puede actuar
correctamente de otro modo. Aquellos interesados en estas enseñanzas, por lo
tanto, deben ser capaces de actuar de una manera responsable, sin necesidad de
ser empujados por el miedo. Recordemos que estamos constantemente expresando lo
que somos. Trabajando en nuestra purificación y enviando buena voluntad al
medio ambiente y a otros, podemos convertirnos en ayudantes invisibles en las
distintas crisis que enfrentemos. Esta actitud, por cierto, nos hará más
fuertes contra la enfermedad. Como C.W.L. dijo:
“La
persona que no teme contagiarse de una enfermedad, está menos propensa a ser
infectada por ella, que el que siempre tiene terror. Cualquier clarividente que
observe las condiciones producidas, tanto en el cuerpo astral como en la parte
etérica del cuerpo físico, por el nerviosismo y el miedo, comprenderá
fácilmente por qué esto es así y verá que la inmunidad de la persona sin miedo
es explicable por motivos puramente científicos. (Algunos destellos de
ocultismo)”
La
ciencia ha descubierto que el miedo afecta el sistema inmunológico, pero no
sabe del efecto sobre la contrapartida etérica del cuerpo físico (linga sarira)
y sobre el cuerpo emocional. Una confiada calma genera una radiación constante,
que actúa como escudo. Esto, por supuesto, no quiere decir que si no tenemos
miedo estamos completamente inmunes a la enfermedad. Siempre hay elementos
kármicos involucrados en todo esto, pero una actitud confiada, ciertamente nos
ayuda a ser mas fuertes y estar mejor preparados para lidiar con lo que el
karma puede traer. Ciertamente que estar en calma en tiempos de crisis no es
fácil, especialmente para personas inclinadas a la vida espiritual, porque
ellas están creciendo en sensibilidad a las influencias que provienen de los
planos internos. En palabras de A. Besant:
“A
medida que nuestro cuerpo emocional evoluciona, no sólo recibe más impresiones
del plano astral, que al pasar al cuerpo físico producen estados de ánimo de
depresión que nos sobrevienen y de los cuales no podemos, de ninguna manera dar
cuenta. Ahora, muy a menudo, ese estado de ánimo es simplemente una sombra
desde el plano astral, con la cual no tenemos nada que ver, ya que la
corriente, que es ensombrecida por la nube, tiene que ver directamente con
ella. Personas, por ejemplo, que sienten fuertemente sobre asuntos públicos,
que están profundamente interesadas en el bienestar de gran número de sus
semejantes, sentirían una depresión muy grande, a veces, por las calamidades
públicas que son inminentes o que están sucediendo en el presente.” (Sobre estados
de ánimo)
Esto
es cierto en cualquier momento, y especialmente en tiempos de crisis. Nuestro
cuerpo astral responde al malestar en el plano astral y estas impresiones se envían al cuerpo físico y así
sentimos la tristeza, el miedo, ira o cualquier otra emoción que pueda ser
predominante allí. Personas que se preocupan por la humanidad, tienden a ser
mucho más susceptibles a esto, por lo que estos tiempos son más desafiantes
para ellas. Es importante que los que son compasivos sean conscientes de esto,
y que usen su fuerza de voluntad, amor y calma, para que no sean víctimas de la
atmósfera lúgubre general. ¿Cómo podemos hacer esto? A. Besant nos da algunas
herramientas:
“Entonces,
¿qué puede hacer una persona cuando un estado de ánimo de este tipo le viene?
La única forma que conozco, al encontrarlos, es por el claro reconocimiento de
la ley (de karma); la sensación de que nada nos puede llegar a nosotros o a
otros, que no esté dentro de la ley, el sentimiento de que todo lo que viene lo
está haciendo con un buen propósito y para un buen fin, la intensa convicción
interior….(a) deliberadamente entregarnos para aceptarlo y vivir a través de
ello.”
Para
esto es de ayuda meditar en el hecho de que todas estas calamidades -desde el
punto de vista del plano físico- que parece tan malas, están realmente
trabajando para la evolución de las almas. Es lo mejor mantener en la Mente
esto: aún si los cuerpos mueren, las almas son eternas. Hemos muerto muchas
veces en el pasado y moriremos muchas más en el futuro, pero cada cosa que
sucede, tiene el propósito de ayudar al alma a realizar su naturaleza divina.
Así, el sufrimiento es una bendición disfrazada. Esto no significa, por
supuesto, que debamos ser indiferentes al sufrimiento de las personas, o que no
deberíamos intentar ayudar. Como dijo A. Besant, una clara comprensión de esto
nos ayuda a mantener el equilibrio y así ser más efectivos en cualquier asistencia
que podamos prestar, ya sea a nivel físico o en los planos internos. Esto es
por lo que el estudio de las enseñanzas Teosóficas es tan importante -la
comprensión ganada en tiempos de paz se convierte en una fuente de apoyo en
tiempos de crisis.-
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