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8 de agosto de 2025

Una visión esotérica de las pandemias

Pablo Sender
Artículo traducido al castellano por la Revista El Teósofo de The Theosophist.
Vol. 141 – nº 11 – Agosto 2020
Una visión esotérica de las pandemias

En este artículo, exploraremos el tema de las epidemias desde el punto de vista de la filosofía esotérica. La primera idea fundamental a tener en cuenta es que la Tierra y la humanidad están íntimamente relacionadas, de modo que la actividad humana y planetaria están constantemente reaccionando una a otra, ya sean epidemias, PANDEMIAS o desastres naturales. Franz Hartmann expresó este principio, de la siguiente manera:

“El hombre no es un ser cuya existencia está separada de la naturaleza… las fuerzas elementales de la naturaleza actúan sobre su alma, y la influencia del espíritu universal irradia a su centro. Igualmente el hombre reacciona sobre el todo… Sus emociones producen corrientes en el alma del mundo, dando lugar a nuevas causas en el Reino invisible, que de nuevo reaccionan sobre el plano físico (Magia Blanca y Negra)”

Hoy, somos conscientes de la interconexión entre la actividad humana y la del planeta a nivel físico, pero las enseñanzas Teosóficas extienden esto a los planos internos. Nuestra actividad psicológica (pensamientos, emociones, motivaciones, etc.) pueden producir efectos físicos insospechados. Como Hartmann continúa explicando:

Su imaginación puede crear gérmenes de pensamiento que en el transcurso del tiempo pueden encontrar expresión en forma física, sus pasiones pueden dar lugar a enfermedades epidémicas, sus colectivas y acumuladas energías conducen a convulsiones en la naturaleza, y si la armonía es restaurada en el Hombre Universal, la Naturaleza aquí restaurará su armonía. Las discordias en la naturaleza son producidas por humanos imperfectos. (Magia Blanca y Negra)”

¿Cómo puede nuestra actividad psicológica producir fenómenos planetarios que afectan a la humanidad colectivamente, tales como las epidemias y desastres naturales? Para comprender los fundamentos ocultos de esto, necesitamos examinar el concepto de “luz astral”.

Luz astral

HPB escribió sobre una correlación observada por videntes, entre epidemias y la actividad de la “luz astral”.

¿Cuán a menudo poderosos clarividentes y adeptos en mesmerismo, han descripto las epidemias y (enfermedades)…. como sus lúcidas visiones (clarividentes), observadas en la luz astral? Ellos afirman que las “ondas eléctricas” estaban en violenta perturbación y podían discernir una relación directa entre esta perturbación etérea y la epidemia mental o física, que estaba en pleno apogeo (Isis sin Velo Vol.1)

En consonancia con la declaración de Hartmann, de que nuestra actividad psicológica genera “corrientes en el alma del mundo”, HPB describe cómo los clarividentes observan una clase de “tormenta astral” en el planeta, siempre que haya una epidemia activa en el mundo. Entonces, ¿qué es esto de la “luz astral”?

Blavatsky la define como:

“La región invisible que rodea nuestro globo, como lo hace con cualquier otro planeta, y se corresponde con el linga sarira, o doble astral en el hombre. Una esencia sutil, visible sólo al ojo clarividente. (Glosario Teosófico)”

Las enseñanzas Teosóficas postulan que hay siete aspectos o “Principios”, en cada sistema en el Cosmos, tanto si es una galaxia, un planeta o un ser humano. El segundo principio, llamado Linga sarira, es un campo etéreo que rodea al cuerpo físico. Cambios en el campo etérico, afectan nuestra organización física. Similarmente, la luz astral es el linga sarira del planeta, y su actividad puede afectar el plano físico.

HPB continúa su definición de la luz astral, citando a Eliphas Levi, quien fue un sacerdote y ocultista, anterior a su tiempo:

“Eliphas Levi la denomina (a la luz astral), la Gran Serpiente y el Dragón, del cual irradian sobre la humanidad todas las influencias malignas. Esto es así, pero ¿por qué no agregar que la luz astral no emite nada más que lo que ha recibido, que es el gran crisol terrestre, en el que las viles emanaciones de la tierra (moral y física), de las cuales la luz astral se nutre y se convierten todas ellas en su esencia más sutil, y las devuelve intensificadas, convirtiéndose así en epidemias morales, psíquicas y físicas? (Glosario Teosófico) ‘

La luz astral es fuente de epidemias, accidentes y desastres naturales. Por eso Eliphas Levi identifica la luz astral con Satanás.  Sin embargo, esta es sólo la mitad de la historia. Como hemos visto, estas influencias malignas son alimentadas dentro de la luz astral, en primer lugar por la actividad mental, emocional y física de los seres humanos. Así, la luz astral actúa como un vehículo de expresión del karma colectivo, generado por nosotros.

En sus “Instrucciones Esotéricas N° IV”,  HPB identificó el subplano específico, dentro del plano astral (o luz astral), en el que ocurren las impresiones malignas:

(El cuarto subplano)… es el peor de los subplanos astrales, kámico (atado al deseo) y terrible. Aquí se esparcen las semillas de epidemias de vicio, de ciclos de desastres y catástrofes generales de todo tipo, que suceden en grupos -una serie de asesinatos, terremotos, naufragios (HPB – CW Vol 12)”

Formas de pensamiento

La próxima cuestión a examinar es cómo la actividad psicológica humana puede afectar esta luz astral.  El Maestro K.H., uno de los Maestros de HPB, explicó allá por 1880, que los pensamientos no son simplemente imágenes subjetivas en nuestras mentes, sino fuerzas reales, que pueden comportarse como una entidad:

“Pensamientos son cosas que tienen tenacidad, coherencia y vida… son entidades reales.” (CM #18)

Las enseñanzas Teosóficas postulan que hay más tipos de materia que las variedades físicas que nos son familiares. Por lo tanto, tenemos formas más sutiles de materia, como “la astral” (o “emocional”), “mental” y otras, que sólo puede ver un clarividente. CWL dijo:

“Nuestros sentimientos y pensamientos generan definidas formas en la materia que ellos afectan, respectivamente; y….. estas formas siguen los pensamientos y sentimientos de quien los crea. Cuando estos pensamientos y sentimientos se dirigen hacia otra persona, las formas realmente se mueven a través del espacio, hacia esa persona. (El lado oculto de las cosas)”

 Nuestra actividad psicológica “privada”, produce formas externas de pensamiento, que son libres para influir personas o lugares, viajando por los planos astral o mental, pero pueden también actuar de modo diferente, como A. Besant estableció:

“Cuando una persona envía una forma de pensamiento, no sólo mantiene un lazo magnético con ella, sino que es atraída por otras formas de pensamiento de tipo similar, y estas se congregan agrupadas en el plano astral, formando una fuerza benéfica o maléfica, según sea el caso, una especie de entidad colectiva. (Karma)”

Formas de pensamiento de tipo similar, tienden a juntarse, atraídas por afinidad magnética. La agregación de estas formas pueden transformarse en una poderosa influencia -para bien o mal:

“Cuando las personas generan un gran número de pensamientos malignos de un carácter destructivo, y cuando se congregan en grandes masas, en el plano astral, su energía puede ser, y es, precipitada al plano físico, provocando guerras, revoluciones, disturbios y trastornos sociales de todo tipo, cayendo como un karma colectivo sobre sus progenitores y efectuando ruina generalizada… Epidemias de delincuencia y enfermedades, ciclos de accidentes, tienen una explicación similar. (Karma)”

Podemos ver ahora cómo, por la generación de pensamientos y sentimientos, como odio, ira, intolerancia, etc., estamos sembrando las semillas de futuras epidemias, accidentes y desastres naturales. (Es importante mantener en mente que no todos los desastres naturales son producto de la actividad humana. Algunos de ellos son parte de los ciclos de la Naturaleza).

Elementales

Hay una pieza más del rompecabezas, que necesitamos considerar, a fin de entender los mecanismos de cómo nuestra actividad psicológica genera efectos físicos. Hemos visto que los pensamientos crean formas, y estas formas, si son de carácter negativo, son acumuladas en la luz astral. Afortunadamente, esto también ocurre en el caso de buenos pensamientos, y si animamos sentimientos de amor y compasión, esta energía benéfica se acumula también en los planos más sutiles, en lo que nosotros llamamos un “repositorio de bondad”, que actúa de forma benéfica para ayudar a la evolución humana.

Pero, ¿cómo estas formas no físicas producen efecto en el plano físico? Para describir esto, necesitamos introducir la idea de “elementales”. El Maestro K.H. explica:

“Todo pensamiento humano, al desarrollarse,  pasa al mundo interno, y se convierte en una entidad activa, asociándose o ligándose, por decirlo así, con un elemental, esto es, con una de las fuerzas semi-inteligentes de los reinos (de la Naturaleza). Este sobrevive como una inteligencia activa, como una criatura engendrada por la mente, durante un periodo más corto o más largo, proporcional a la intensidad original de la acción cerebral (o mental) que la creó. Así, un pensamiento bueno se perpetúa como poder activo benéfico, y uno malo, como un demonio maléfico. (Cartas de los Mahatmas – Apéndice I)”

Los pensamientos que generamos no crean meramente una forma vacía -ellos atraen una fuerza elemental de la Naturaleza. Los elementales poseen una forma de conciencia muy rudimentaria, además de falta de inteligencia, como nosotros entendemos ese término. W.Q. Judge los describió como sigue:

“Un elemental es un centro de fuerza, sin inteligencia, sin carácter o tendencias morales, pero capaz de ser dirigido en sus movimientos por pensamientos humanos, que pueden, conscientemente o no, darles alguna forma, y, hasta cierto punto, inteligencia. (BCW Vol.9)”

Cuando actuamos, sentimos y pensamos, atraemos elementales, cuyas energías tienen una afinidad con la actividad particular que estamos realizando. Por tanto, la forma de pensamiento que generamos está “animada” por los elementales, que la utilizan como un ”cuerpo”  para la expresión de su energía. Es importante darse cuenta de que los elementales involucrados en esto, no tienen la capacidad de elegir una acción o la otra -es la calidad de nuestros pensamientos que los atraen y les dan la dirección para su actividad. El número de elementales atraídos, depende de la intensidad de nuestros pensamientos y sentimientos. HPB declaró:

“(El mundo elemental)…. es automático y como una placa fotográfica, todos los átomos llegando y saliendo continuamente del “sistema humano”, están asumiendo constantemente la impresión que trasmiten los actos y pensamientos de esa persona y, por lo tanto, si (una persona)….  establece una fuerte corriente de pensamiento, atrae elementales en aumento. (BCW Vol.9)”

Ahora podemos entender el proceso completo de cómo nuestros pensamientos generan epidemias y otros desastres naturales. En una cita previa, A. Besant declaró que formas de pensamiento similares tienden a agruparse, formando un tipo de entidad colectiva. Ella continuó su descripción como sigue:

“Cuando esta entidad colectiva, como la he llamado, se compone de formas de pensamiento de tipo destructivo, los elementales que la animan actúan como una energía disruptiva y a menudo causan estragos en el plano físico. Un vórtice de energías desintegradoras, son fuentes fructíferas de “accidentes”, convulsiones naturales, tormentas, ciclones, huracanes, terremotos, inundaciones. (Karma)”

En la visión teosófica, toda actividad natural en el plano físico (desde el florecimiento de una flor a la erupción de un volcán) es guiada desde los planos internos por inteligencia de seres celestiales, o devas,  que utilizan a los elementales como fuerzas para producir los resultados deseados. Cuando los pensamientos se agrupan para crear esta ‘entidad colectiva’, mencionada por A. Besant, las fuerzas de muchos elementales se agregan y se vuelven capaces de crear efectos globales, como epidemias y desastres naturales.

Este conocimiento es muy importante, porque nos da los medios para abordar las epidemias y otras fuentes de sufrimiento colectivo, en sus mismas raíces, en lugar de estar condenados a tratar de hacer frente a los efectos, como lo hace la ciencia moderna.

“Las lecciones que la Teosofía nos enseña son importantes, el ser humano es su hermano guardián, y la única protección permanente contra plagas y calamidades, radica en la purificación del plano mental. Es un simple problema de causa y efecto. Si cada uno purifica su propia esfera mental, la luz astral, eventualmente, se limpiará. (PM Johns . El Teósofo – ene 1893)”

El mensaje teosófico, entonces, es que hay una ecología de la Mente, como la hay de la Naturaleza. Con cada pensamiento y emoción con que nos entretenemos, estamos contaminando o purificando las atmósferas mental y emocional. Por supuesto, no podemos súbitamente decidir no albergar negatividades -reducir la ‘contaminación psicológica’ que producimos; es un esfuerzo de toda la vida, y la tradición Teosofica ofrece una riqueza de enseñanzas teóricas y prácticas, para aprender a purificar y dominar nuestra mente. De hecho, esta es una parte central de la vida teosófica.

Nuestra actitud

Vamos a terminar, dando un vistazo a la parte que nuestra actividad juega cuando estamos tratando con una epidemia. A. Besant indicó:

“Las enfermedades se esparcen, y los pensamientos de miedo que siguen su progreso, actúan directamente fortaleciendo el poder de la enfermedad; se crean y propagan perturbaciones magnéticas, que reaccionan sobre las esferas magnéticas (y en el aura) de personas dentro de la zona afectada (Karma)”

Como hemos visto, enfermedades colectivas son más que una manifestación física, y tienen sus raíces en el plano astral. El miedo generado por personas que están atravesando una epidemia, se esparce por todo el plano, haciéndolas más susceptibles de enfermarse. Por esta razón, es muy importante tratar de estar en calma y mantener un sentido de confianza y aplomo, mientras se está pasando por estas dificultades. En estas ocasiones, los gobiernos y las organizaciones de salud tienden a inculcar miedo, porque mucha gente no puede actuar correctamente de otro modo. Aquellos interesados en estas enseñanzas, por lo tanto, deben ser capaces de actuar de una manera responsable, sin necesidad de ser empujados por el miedo. Recordemos que estamos constantemente expresando lo que somos. Trabajando en nuestra purificación y enviando buena voluntad al medio ambiente y a otros, podemos convertirnos en ayudantes invisibles en las distintas crisis que enfrentemos. Esta actitud, por cierto, nos hará más fuertes contra la enfermedad. Como C.W.L. dijo:

“La persona que no teme contagiarse de una enfermedad, está menos propensa a ser infectada por ella, que el que siempre tiene terror. Cualquier clarividente que observe las condiciones producidas, tanto en el cuerpo astral como en la parte etérica del cuerpo físico, por el nerviosismo y el miedo, comprenderá fácilmente por qué esto es así y verá que la inmunidad de la persona sin miedo es explicable por motivos puramente científicos. (Algunos destellos de ocultismo)”

La ciencia ha descubierto que el miedo afecta el sistema inmunológico, pero no sabe del efecto sobre la contrapartida etérica del cuerpo físico (linga sarira) y sobre el cuerpo emocional. Una confiada calma genera una radiación constante, que actúa como escudo. Esto, por supuesto, no quiere decir que si no tenemos miedo estamos completamente inmunes a la enfermedad. Siempre hay elementos kármicos involucrados en todo esto, pero una actitud confiada, ciertamente nos ayuda a ser mas fuertes y estar mejor preparados para lidiar con lo que el karma puede traer. Ciertamente que estar en calma en tiempos de crisis no es fácil, especialmente para personas inclinadas a la vida espiritual, porque ellas están creciendo en sensibilidad a las influencias que provienen de los planos internos. En palabras de A. Besant:

“A medida que nuestro cuerpo emocional evoluciona, no sólo recibe más impresiones del plano astral, que al pasar al cuerpo físico producen estados de ánimo de depresión que nos sobrevienen y de los cuales no podemos, de ninguna manera dar cuenta. Ahora, muy a menudo, ese estado de ánimo es simplemente una sombra desde el plano astral, con la cual no tenemos nada que ver, ya que la corriente, que es ensombrecida por la nube, tiene que ver directamente con ella. Personas, por ejemplo, que sienten fuertemente sobre asuntos públicos, que están profundamente interesadas en el bienestar de gran número de sus semejantes, sentirían una depresión muy grande, a veces, por las calamidades públicas que son inminentes o que están sucediendo en el presente.” (Sobre estados de ánimo)

Esto es cierto en cualquier momento, y especialmente en tiempos de crisis. Nuestro cuerpo astral responde al malestar en el plano astral y estas  impresiones se envían al cuerpo físico y así sentimos la tristeza, el miedo, ira o cualquier otra emoción que pueda ser predominante allí. Personas que se preocupan por la humanidad, tienden a ser mucho más susceptibles a esto, por lo que estos tiempos son más desafiantes para ellas. Es importante que los que son compasivos sean conscientes de esto, y que usen su fuerza de voluntad, amor y calma, para que no sean víctimas de la atmósfera lúgubre general. ¿Cómo podemos hacer esto? A. Besant nos da algunas herramientas:

“Entonces, ¿qué puede hacer una persona cuando un estado de ánimo de este tipo le viene? La única forma que conozco, al encontrarlos, es por el claro reconocimiento de la ley (de karma); la sensación de que nada nos puede llegar a nosotros o a otros, que no esté dentro de la ley, el sentimiento de que todo lo que viene lo está haciendo con un buen propósito y para un buen fin, la intensa convicción interior….(a) deliberadamente entregarnos para aceptarlo y vivir a través de ello.”

Para esto es de ayuda meditar en el hecho de que todas estas calamidades -desde el punto de vista del plano físico- que parece tan malas, están realmente trabajando para la evolución de las almas. Es lo mejor mantener en la Mente esto: aún si los cuerpos mueren, las almas son eternas. Hemos muerto muchas veces en el pasado y moriremos muchas más en el futuro, pero cada cosa que sucede, tiene el propósito de ayudar al alma a realizar su naturaleza divina. Así, el sufrimiento es una bendición disfrazada. Esto no significa, por supuesto, que debamos ser indiferentes al sufrimiento de las personas, o que no deberíamos intentar ayudar. Como dijo A. Besant, una clara comprensión de esto nos ayuda a mantener el equilibrio y así ser más efectivos en cualquier asistencia que podamos prestar, ya sea a nivel físico o en los planos internos. Esto es por lo que el estudio de las enseñanzas Teosóficas es tan importante -la comprensión ganada en tiempos de paz se convierte en una fuente de apoyo en tiempos de crisis.-

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