Mientras estudiaba el
Zóhar esta semana, empecé a pensar en los milagros que los Israelitas habían presenciado: la división del Mar Rojo, las plagas, el maná que cayó del Cielo.
¿Cómo es posible que siguieran sintiendo desconfianza e incertidumbre en la Luz? Una y otra vez, el pueblo tuvo la oportunidad de poner final a la oscuridad, y sin embargo cada vez su ego les impedía revelar la Luz.
Parece completamente ilógico, ¿verdad? Pero lo cierto es que nosotros hacemos lo mismo.
Si el mismo Moisés viniera a nosotros y nos dijera exactamente lo que debemos cambiar, a la mayoría de nosotros no tardaríamos más de cinco segundos en empezar a preguntar: ¿Cómo sé si esto es real? ¿Puede ser que haya un camino más fácil? ¿Puedo empezar la semana que viene? ¿Y cómo sé que este tipo mayor es realmente Moisés?
Por muchos milagros que veamos en nuestra vida, si buscamos razones para no hacer nuestro trabajo espiritual, las encontraremos.
Siempre podemos encontrar la razón de que estamos demasiado ocupados para cambiar. Siempre podemos justificar posponer hasta mañana el trabajo que sabemos que debe hacerse hoy. Siempre podemos juzgar que esa persona no se merece nuestros esfuerzos.
O siempre podemos elegir cambiar.
Esta semana aprovechemos cada oportunidad para ayudarnos los unos a los otros, para hacer un esfuerzo extra, para estar dispuestos a ensuciarnos las manos y hacer el trabajo difícil.
Cuanto más aprovechemos cada oportunidad que se nos da para revelar la Luz, menos oscuridad tendremos en nuestra vida. Quizá juntos podamos inclinar la balanza un poco más hacia lo bueno para el mundo.
Todo lo mejor, Yehuda
Secuencia de los 72 Nombres
Estoy dotado con el poder para concluir todo lo que comienzo, en especial las tareas y metas de naturaleza espiritual.
Namaskar
Mayo 2012,
